“En mi cáncer no puedo decidir, pero quiero liderar sus consecuencias”

Hace casi un año le tocó la lotería, dice. Fue la noche del sorteo, el 22 de diciembre de 2018, cuando se empezó a encontrar mal en un bar (de Triana, claro) y a doler fuertemente el pecho. Aquella noche llevaba encima, sin saberlo, un mísero termómetro. Tramposa coincidencia. En el hospital le diagnosticaron una pericarditis que, paralelemente, hizo descubrir a los médicos una mancha en su pulmón. Desde entonces convive con un cáncer al que se trata de “resistir”, no luchar, con un optimismo que desborda. Cuatro metástasis y un sinfín de tratamientos después, Valentín García se agarra al #yomecuro que inventó para las redes sociales, retransmite su cáncer en su “terapéutico” blog que acaba de ser premiado y le echa una energía que contagia. “Esto es muy difícil y es mi forma de sobrevivir. Porque en hundirte tardas un cuarto de hora”.

El periodista de Canal Sur charla con eldiario.es Andalucía en un bar de la calle Castilla como “trianero kosovar” que se siente pese a haber nacido en Madrid hace 51 años. Un vistazo a su atuendo resume su actitud. El 'Kncer Survivor' de su sudadera, diseñada por él mismo, es el lema que responde a toda una declaración de intenciones. “Yo quiero vivir. Me viene fatal morirme. Tengo muchas cosas que hacer. Me encanta la vida y disfruto con ella. Quiero estar con la gente que quiero y que me quiere. El cáncer me ha traido muchas cosas buenas. ¿Cómo me voy a quejar con toda la suerte que tengo?”.

La aparente incoherencia de su discurso la justifica y defiende a capa y espada. “En mi cáncer no puedo decidir, pero quiero liderar sus consecuencias. No quiero esperar a ver qué pasa. No soy ni un gurú ni psicólogo ni mucho menos médico. Soy periodista, mi oficio es contar cosas y ahora estoy contando mi cáncer. Dormir no me interesa. Si el cáncer está para ti, te va a llevar igual. Mejor verlo así. Hay sólo dos caminos: irte a la mierda o tirar. Veo la suerte que tengo. ¿Cómo me voy a quejar? Sería un cretino”.

“A la gente le reconforta”

Suerte también porque, sin aquella dolorosa pericarditis, el cáncer le hubiera “comido” si no llega a detectarse a tiempo. La suerte y el tiempo, el tiempo y la suerte. Esa fortuna de la que presume la argumenta también en la red familiar, laboral y de amistad que tiene. “Eso hace que te agarres a ello. Todo es actitud y creo que se contagia”. Su veintena de entradas en el blog desde que tiene cáncer están “muy pensadas” para explicar “cómo se siente, de la forma más positiva posible, pero sin molestar a nadie, sin frivolidades, porque es un tema muy serio y me exijo responsabiidad en lo que digo”. “Cuando salgo del hospital hago de jefe de prensa de mí mismo. ¿Cómo comunico lo que me ha dicho el oncólogo? Trato de crear un clima de optimismo en torno a mi cáncer. No lo quiero ver con un sentimiento de derrota. Por eso he procurado no quedarme en el sillón viendo Telecinco”.

Valentín García desprende el cansancio y el desgaste físico lógico de un cáncer con el humor y el coraje como forma de afrontarlo. Su optmismo ante la enfermedad es “completamente premeditado”, insiste. “Cuando me lo dijeron, me reuní conmigo mismo y me propuse afrontarlo de la mejor manera. Pero también me sale de forma natural. Soy una persona alegre. Quería reírme de esto, aunque puta gracia tiene. No podía ni puedo contagiar mi tristeza. A la gente le reconforta, de algún modo, aunque hay días buenos y días malos, muy malos. Pero ahí sigo, feliz con mis parches de opiaceos”, bromea, aclarando que su forma de afrontar el cáncer es la que es pero queriendo trasladar el “respeto absoluto a los que no tienen el ánimo que yo tengo, porque esto es muy duro”.

Aunque su #yomecuro le obligó a ser coherente cuando se dio cuenta de que le importaba a mucha gente lo que contaba, el cambio personal que sufrió al principio, más allá del dolor de la primera intervención cuando le quitaron un trozo de pulmón, tampoco fue fácil. Su primer post, de febrero de 2018, es la muestra. “No sé lo que quiero”, escribía. El cáncer también necesita “un cursillo de aprendizaje” y no soportaba bien ser el centro de atención. Estaba agobiado por la sobreprotección de su entorno más cercano. “Para mí era importante saber que algunas cosas las podía hacer solo. Cuando pude, opté por resistir al cáncer”, explica ahora.

Un ejercicio de aceptación

“El #yomecuro no puede ser una afirmación pero sí un propósito, una actitud, un horizonte de solución. Sé que mi vida ha cambiado. Hay que hacer un ejercicio de aceptación porque sufres un cambio súbito, pero quiero ser yo quien lo maneje y lo lidere para tener la mejor vida de las posibles. No sé cuál será mi vida, pero sé que mi vida ha cambiado. Soy un tío con mucha suerte y no voy a tener tiempo para agradecer todos los apoyos que tengo. Con el #yomecuro intento compensar de alguna manera la deuda permanente que tendré con mi familia, amigos y esos 'conocidos' que ahora te dan un abrazo porque han recorrido, sin yo saberlo, una distancia de proximidad hacia mí con el cáncer”, relata.

El periodista no ha olvidado ni mucho menos sus dotes comunicativas de las que ha hecho gala durante 17 años en la radio pública andaluza. Tampoco pierde el tiempo. “No me sé aburrir”, confiesa. García pertenece a esa generación de 'nuevos sevillanos' del 92 que llegaron con la Expo, en este caso con una beca para la Cadena SER. En 2001 pasó a la RTVA, donde ha guiado durante muchos años el matinal. “Soy un zumbao de la radio”, asegura. “No sabría qué hacer si no es algo relacionado con la comunicación o el periodismo”. Y el cáncer y su blog, también en positivo, le sirve para seguir dando “guerra” desde este 'lado oscuro'.

El mundo despareció debajo de sus pies cuando le informaron de ese cáncer “muy bestia” que padece, recuerda el periodista. “¿Quién cuida de mí?”, se preguntó entonces. Con cinco hermanos, divorciado y con dos hijos con discapacidad intelectual, actualmente recibe “una quimio light y sine die”, a la espera de que remita la enfermedad. Las localizaciones de las metástasis están “retrocediendo o paradas”, explica sin ocultar satisfacción. Esa ha sido la última moneda lanzada al aire. “Y salió cara; la siguiente no lo sé”. Valentín García lo ha puesto todo de su parte contra el cáncer, esa miserable enfermedad. El tiempo y la suerte, otra vez el tiempo y la suerte, serán quienes escriban el resto de esta historia.