Tres días después de las elecciones generales, el resultado empieza a provocar turbulencias en Andalucía, el único territorio donde gobierna PP y Ciudadanos apoyado en los 12 diputados de Vox. La derrota de los populares el pasado domingo ha provocado un viraje forzoso de su líder y candidato, Pablo Casado, que horas después redibujó el mapa de las derechas en España, situó a su partido en el centroderecha, a Vox en la “ultraderecha” y a Ciudadanos en la socialdemocracia. Los primeros aludidos que han saltado como un resorte son los diputados de Santiago Abascal en Andalucía, que este miércoles han lanzado un órdago al PP. Al PP nacional, no al andaluz.
Vox exige una rectificación personal de Pablo Casado -no vale Juan Manuel Moreno, líder del PP andaluz y presidente de la Junta- por llamarles “ultraderecha”, de lo contrario ni siquiera se sentarán a negociar los Presupuestos del Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos, que sólo saldrán adelante si tienen el apoyo de este partido. “Primero copian puntos de nuestro programa electoral y ahora nos llaman ultras y extrema derecha, son ganas de molestar e injuriar. Si PP y Cs estaban faltando en letra y espíritu al acuerdo de investidura, tras estas descalificaciones gratuitas, nuestra posición es la de cerrarnos a negociar. Se requiere una explicación clara y contundente respecto de las afirmaciones que se han vertido sobre nosotros”, ha asegurado el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández.
Y así se inaugura la estrategia de Abascal de continuar minando la base política del PP de Casado usando como ariete su herramienta más potente, es decir, el pacto de investidura que tienen con ellos en Andalucía, y sostiene en el poder a Moreno Bonilla. La exigencia va dirigida personalmente al presidente nacional del partido: “La cabeza del PP es Casado y es quien ha hecho esas afirmaciones. Quien lo ha dicho tendrá que rectificar”, subraya Hernández. Vox asegura que esto “no es una rabieta ni una reacción desmesurada”, y advierte: “Hay muchos incumplimientos del acuerdo con el PP, y si a eso le añadimos esta ofensa, estamos echando gasolina a un fuego que tiene dimensiones tan importantes como para que no estemos en disposición de hablar los Presupuestos con el PP ni con Cs”.
Para saber si la amenaza de Vox es un ultimátum real o un órdago estratégico para ganar terreno al PP, no habrá que esperar mucho. El Parlamento andaluz debate este mismo miércoles y debe aprobar el decreto ley del Gobierno de Moreno que incluye una importante rebaja fiscal, pieza clave en los futuros Presupuestos autonómicos. La eliminación de facto del impuesto de sucesiones y donaciones y la minoración del primer tramo del IRPF -que terminará repercutiendo más en las rentas superiores a 60.000 euros y 120.000 euros-.
Vox está de acuerdo con esta medida, de hecho, forma parte de su pacto de investidura con el PP, sin embargo, reniega de otros “muchos incumplimientos” de ese acuerdo que afea a los socios del Gobierno andaluz: Principalmente la gestión de la Ley de Memoria, que la Junta sigue ejecutando como lo hacía el PSOE mientras promete una Ley de Concordia-; y las políticas de igualdad y lucha contra la violencia de género, que Ciudadanos mantiene dentro de sus consejerías, y Vox quiere erradicar de las cuentas andaluzas.
La formación ultraderechista ha sumado 200.000 votos en las generales respecto a los 360.000 que logró en las andaluzas de hace cinco meses, convirtiendo a Andalucía en el territorio que más ha aportado al ascenso de Vox. Hernández ha reconocido que el resultado ha “debilitado” al Gobierno andaluz de PP y Cs, precisamente por el desplome de los populares. “Pueden surgir nuevas tensiones, sobre todo entre PP y Cs, porque el vicepresidente de la Junta [Juan Marín, líder naranja] se siente con más fuerza de la que tenía antaño a la hora de imponer sus criterios. Y eso puede afectar a la estabilidad del Gobierno”.
Vox reniega de la definición de extrema derecha o ultraderecha. “En rigor Vox no es un partido de extrema derecha porque ya ha quedado desfasado hablar de izquierda y de derecha. Nuestra ideología es transversal”, ha dicho Hernández, que minutos antes había afirmado: “Estamos acostumbrados a que la izquierda nos insulte y nos llame ultraderecha y extrema derecha, pero si estás copiando nuestro programa y ahora nos llama esto, es porque hay un ánimo de ofender”.