Lo que le ha pasado a Willy Toledo ya le pasó a José Domínguez 'El Cabrero'... en 1982

El cantaor José Domínguez Muñoz, más conocido como El Cabrero, no sale estos días de su asombro cuando sigue las noticias en torno a la detención del actor Willy Toledo, después de haber plantado en dos ocasiones a los juzgados tras la denuncia de la Asociación Española de Abogados Cristianos, por haberse cagado en dios. Él vivió en 1982 una situación parecida “por un mecagoendios”, como expresa, pero le parece insólito que siga pasando casi 40 años después. 

“Pensé que tantos gobiernos demócratas lo habrían resuelto ya: hoy, me hubiera tragado los dos meses de cárcel”, dice el flamenco, quien ha mostrado su solidaridad con Willy Toledo en redes sociales. En realidad, él se tragó 22 días de calabozo en Dos Hermanas (Sevilla), su pueblo, y fue tal el revuelo que se organizó con su condena, en un país que superaba la transición y estrenaba la primera victoria de Felipe González en las urnas, que finalmente fue indultado. 

Los hechos los relataba, con ese inevitable estilo, el desaparecido periodista José Guzmán en El Correo de Andalucía, el decano de la prensa en Sevilla y precisamente sometido estos días a un aviso de despido colectivo que puede acabar con su cierre tras casi 120 años de historia. 

Contaba cómo El Cabrero “soltó unos tacos durante una actuación en Alcolea de Córdoba, a los que siguió una blasfemia, producto de la irritación del momento, desencadenada por un problema familiar y subida de tono por la bronca del público”. El público manifestó su cabreo, literalmente, porque empezó a imitar el sonido de las cabras cuando no le gustó la actuación. Eso fue en 1980. Y explicaba también José Guzmán cómo, en 1982, con la sentencia ya dictada por el Juzgado número 3 de Córdoba condenándole a cinco meses de cárcel reducidos luego a dos, el artista sólo acertaba a contarle que “estaba muerto de sueño porque su problema no le dejaba ni respirar”.

La condena entonces tuvo un gran impacto en un país donde ya no se aceptaban este tipo de hechos, y finalmente fue indultado después de que familiares, amigos, vecinos y otros artistas elevaran el caso hasta el Ministerio de Justicia. En el mismo diario, fundado por el cardenal Marcelo Spínola, Juan Teba firmaba un editorial donde se leía: “Si todo sigue igual, cualquier día nos desayunaremos con la noticia de la restauración del Santo Oficio y la subsiguiente primera quema de infieles”.

Era el primer condenado por blasfemia, aunque luego ha habido alguna denuncia más, en función del artículo 525 del Código Penal: “Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican”.

El propio arzobispo de Sevilla, entonces Carlos Amigo Vallejo, pidió el indulto para él con un telegrama a Pío Cabanillas, entonces ministro en funciones de Justicia, aludiendo a la desproporcionada condena por una expresión muy habitual en el campo, especialmente entre pastores, que era su oficio más allá del cante.

Sin embargo, hoy asistimos a una situación que le recuerda a El Cabrero la suya. La Asociación Española de Abogados Cristianos ya ha avisado: “Vamos a ampliar la denuncia contra Willy Toledo por incitar presuntamente al odio y a la discriminación. Lo hacemos en referencia a las declaraciones que el actor ha hecho en diferentes medios de comunicación que atacan directamente a los cristianos”.