En Teruel hay otra Andorra en la que no se afincan los 'youtubers' ni los deportistas de élite en busca de ventajas fiscales. Es una Andorra árida, símbolo de la historia minera, como también lo son Aliaga, Utrillas o Ariño. Aunque a estas dos andorras las separan casi 300 kilómetros, los vecinos cuentan divertidos que no sería la primera ni la segunda vez que algún turista despistado llega al municipio turolense en busca de las pistas de esquí o de un hotel que realmente está en el Principado.
Las dos Andorras no podrían ser más diferentes. Mientras la del norte tiene una población de unos 77.500 habitantes, la del sur no supera los 7.500 –y aún así es el tercer municipio más poblado de la provincia–. La primera vive eminentemente del turismo –recibe cada año a millones de personas– y de sus ventajas fiscales; la segunda está inmersa en una fase de incertidumbre total por el cierre de su central térmica.
En junio de 2020 la central echó el cierre definitivo después de 40 años de producción eléctrica. Los trabajadores llevaban años escuchando la letanía del fin del carbón y de la clausura de las minas, pero hasta el verano pasado ese final parecía algo casi imposible. El proceso para cerrar las centrales térmicas de carbón en España, que todavía no ha concluido, comenzó en el año 2010. El apagado de Andorra ha coincidido además con el año de la pandemia, por lo que encontrar trabajo y nuevas oportunidades no está siendo muy sencillo para los extrabajadores directos e indirectos que deja esta planta, en la que su propietaria, Endesa, ha ofrecido una inversión de cerca de 1.500 millones de euros basada en renovables.
Andorra, que en las últimas décadas ha sido uno de los municipios más florecientes de la provincia, se enfrenta ahora a una reconversión que tiene como objetivo crear puestos de trabajo para retener a su población, para que no se vacíe.
“Con lo del cierre la cosa cambiará. Lo que me han comentado mis compañeros en el instituto es que se nota el cierre de la térmica porque muchas familias se han ido del pueblo a vivir a Zaragoza [a poco más de una hora en coche] para intentar buscar trabajo”, cuenta Beatriz, profesora interina del instituto de Andorra. “Piensan que para el curso que viene habrá bastantes bajas de alumnos porque se mudarán a otra ciudad”, comenta esta docente, que es de Teruel y espera poder ir acercándose a la capital si le sale plaza.
“De momento, mucha gente no se ha ido porque están esperando a ver qué medidas toman con el desmantelamiento [de la central] y a ver si se crean más puestos de trabajo. Al final, todo esto repercute en el número de alumnos del instituto y del colegio. Al final se va vaciando todo, poco a poco”, relata.
Una de las cosas que más le sorprendió nada más llegar al pueblo fue la variedad de bares, restaurantes y comercios que había en la localidad. “También nos sorprendió mucho la cantidad de casas unifamiliares y con jardín que hay. Digamos que se nota que aquí ha habido poder adquisitivo”, comenta Beatriz desde el otro lado del teléfono.
Una hipoteca en Andorra y un piso compartido fuera
José Alberto López García es uno de los exempleados de la central que ya ha tenido que irse fuera de Andorra en diversas ocasiones para trabajar aun teniendo casa en el pueblo. “Voy cogiendo trabajos por donde salen. Ayer me llamaron para trabajar en Zaragoza, para un puesto de mantenimiento mecánico”. López García tiene 37 años, una hipoteca y preferiría seguir trabajando en su tierra, pero para ello es necesario que nuevas empresas se instalen en la zona.
“En mi caso, tengo una hipoteca aquí. O cobras mucho dinero o está la cosa muy difícil. Cuando estuve trabajando en Zaragoza estuve compartiendo piso con mucha gente porque si no, es imposible. Además, los sueldos de hoy en día no son los de antes”, lamenta.
“Vemos que no hay nada en firme, que lo que están vendiendo es pan para hoy y hambre para mañana”, critica sobre el proceso de transición. “Con la central térmica se necesitaban 1.000 trabajadores para generar 1.050 MW. Con las placas y los molinos se van a necesitar 100 trabajadores para generar 1.700 MW”, compara.
López García asegura que, desde hace unos años, “la gente empezó a comprarse pisos por Zaragoza y se empezó a marchar”.
Salvar la chimenea y apostar por el turismo
El desmantelamiento de la térmica de Andorra está a punto de comenzar y dará empleo durante cuatro o cinco años a un centenar de trabajadores. El Movimiento Ciudadano Teruel Existe reivindica una verdadera transición justa hacia las renovables y también que se conserven las tres torres y la chimenea para mantener viva la historia del carbón en la provincia y para activar propuestas turísticas para el pueblo.
“No se tiene prevista la conservación de patrimonio concreto [durante el desmantelamiento]. En Alemania y Reino Unido se está conservando, ¿por qué nosotros no? Es algo que no comprendemos”, explica Luis Bernal, miembro del Movimiento Ciudadano y nacido en Andorra.
Durante una rueda de prensa celebrada el pasado miércoles en Andorra, el diputado y los dos senadores de Teruel Existe mostraron su “preocupación” y su “oposición” al “derrumbe de la central térmica, tanto por la pérdida de un patrimonio industrial excepcional como por la desaparición de oportunidades para el desarrollo de Teruel”, explican en una nota de prensa.
Tomás Guitarte dijo durante la comparecencia que la torre de la central “es la Torre Eiffel de la provincia de Teruel” y que consideran que un patrimonio industrial como este puede ofrecer oportunidades de futuro para parte de la provincia.
Desde la agrupación de electores recuerdan que, hasta el momento de su cierre, la central ha supuesto el 9% del PIB de la provincia y que, según los números que manejan, con la clausura definitiva se han perdido unos 500 puestos de trabajo directos, sin contar los puestos indirectos.
Endesa calcula que se crearán más de cien empleos fijos una vez que el parque se ponga en marcha. “El plan para Andorra cuenta con una inversión de más de 1.487 millones de euros y tiene como objetivo final la construcción de 1.725 MW de potencia renovable, de los cuales 1.585 MW corresponderán a la que será la mayor planta solar en construcción en Europa y 139 MW tendrán origen eólico. El proyecto contará además con un sistema de almacenamiento energético a gran escala de hasta 159,3 MW”, explica Endesa en su web. El desmantelamiento, según indican, generará 130 empleos, con picos de hasta 200. Para las tareas de operación y mantenimiento, calculan que se crearán 138 puestos de trabajo durante 25 años.
“Que vengan los youtubers”
Andorra vive ahora “un momento crucial”, en palabras de Antonio Amador (PSOE), alcalde del municipio. “Aquí estábamos acostumbrados a oír que se iba a cerrar y al final llegó. Lo que hay que hacer es reinventarse. Intentar diversificar el tejido económico de Andorra”, explica Amador. Para ello, comenta, necesitan tiempo porque hay proyectos que se están gestando.
El regidor no cree que se vaya a ir mucha gente el próximo año. Admite que hay trabajadores de Endesa que se han ido porque les han dado un nuevo destino, pero cree que en 2021 revertirán esta dinámica. “Necesitamos un poco de oxígeno con el desmantelamiento de la central y la construcción del parque fotovoltaico”, apunta. Desde el Ayuntamiento quieren que la construcción de los parques sea escalonada, para ganar más tiempo, y que mientras tanto se conviertan en realidad los proyectos en los que están trabajando.
“En Andorra solo hay una cosa que no tenemos. Tenemos sol, playa no, pero tenemos un río subterráneo. No somos el pueblo más bonito, pero la gente es la mejor. Tenemos de todo, excepto tiempo”, dice Amador.
Algunos han llegado a confundir esta Andorra, la de Teruel, con la de los Pirineos. “Recuerdo que un día estaba en la gasolinera y llegaron unos chicos preguntando por las pistas de esquí. Y el gasolinero les respondió: '¿las de Valdelinares [Teruel tiene dos estaciones de esquí: Valdelinares y Javalambre]? Y los chicos les dijeron que no, las de Andorra'. Entonces el trabajador dijo todo serio: 'Ah, vale. Sigue por esta carretera, sal por la primera rotonda, llegarás a otra rotonda. Ahí coges dirección Alcañiz, sigue hasta que llegues a Alcañiz [el visitante estaba todo atento] y allí, lo mejor es que preguntes, y a unos 300 kilómetros tienes las pistas de Andorra'.
Sobre si le gustaría que unos cuantos youtubers despistados se afincasen en Andorra, lo tiene claro, le parecería estupendo. “Que vengan. Que venga gente joven, con o sin estudios, que quiera vivir en un sitio tranquilo como Andorra. Lo veo magnífico”, comenta divertido con la idea. “Eso sí, en Andorra solo pedimos una cosa: solidaridad. Y a mí me parece que muchos empresarios, en este caso los youtubers, no buscan buena gente o un sitio tranquilo sino pagar menos impuestos”, protesta. “Si quieren venir aquí, establecer su sede y desarrollar su proyecto empresarial […], les pondremos alfombra roja, eso sí, el IBI o el impuesto de vehículos lo pagarán como cualquier vecino de Andorra, la de Teruel, no de la otra Andorra”, zanja.