Los desiertos de servicios son áreas geográficas donde la población tiene acceso limitado a servicios esenciales o estos no están disponibles. En ocasiones, son zonas con acceso limitado a alimentos saludables y asequibles, o con entornos construidos que dificultan la actividad física. Con el fin de analizar esta situación, la Universidad de Zaragoza coordinará el proyecto europeo de investigación DESERT con investigadores de España, Portugal y Turquía, para identificar, cartografiar y perfilar los desiertos alimentarios y de ejercicio físico en zonas rurales de la provincia de Teruel, en Portugal en la región del Alto Alentejo, y en Turquía en la Anatolia Central.
Finalmente, el proyecto impulsará la creación de un Observatorio Europeo de Desiertos Rurales Alimentarios y de Ejercicio Físico, que ayude a promover la equidad en salud a través del ejercicio saludable y la dieta sana en dichos espacios.
Zaragoza acoge este lunes y martes la reunión de lanzamiento del proyecto DESERT, que se desarrolla hoy en el Centro de Investigación Biomédica de Aragón (CIBA) y mañana, en la Facultad de Ciencias de la Salud, con la asistencia de representantes de las cuatro entidades socias del proyecto: Universidad de Zaragoza (España), Universidad de Évora (Portugal), Universidad Medipol de Estambul (Turquía) y el Centro de Atención Primaria de Monreal del Campo, en colaboración con investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS Aragón).
El objetivo de este proyecto es no solo identificar, cartografiar y perfilar los desiertos alimentarios y de ejercicio físico en zonas rurales, si no también definir el concepto de desierto rural de ejercicio físico, explorar estrategias para mejorar la salud y el bienestar de las personas que viven en zonas rurales, y colaborar con las comunidades, empresas y servicios para abordar las inequidades que sufren las personas que viven en áreas rurales despobladas, desatendidas y, a menudo, desfavorecidas. Los resultados de esta investigación serán publicados a través del Observatorio Europeo de Desiertos Alimentarios y de Ejercicio Físico en Zonas Rurales.
Así, en última instancia, el proyecto DESERT pretende dar visibilidad a las necesidades de las personas que viven en zonas rurales en el sur de Europa. “Esperamos que los resultados de esta colaboración ayuden a colocar las necesidades de quienes viven en desiertos de alimentación y ejercicio físico en la agenda política, atrayendo fondos, servicios e infraestructura para estas áreas y, por tanto, promoviendo la equidad en salud”, destaca la investigadora principal, Isabel Antón. Asimismo, los investigadores del proyecto DESERT desarrollarán indicadores, protocolos y guías que permitirán a otros investigadores replicar este trabajo en otras zonas rurales europeas.
El proyecto DESERT lo integran varios socios españoles: la Universidad de Zaragoza y el Centro de Salud de Monreal del Campo como centro de realización del estudio, liderado por el médico Arturo Aliaga, investigador en el Grupo Aragonés de Investigación en Atención Primaria (GAIAP) del IIS Aragón, además del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón como centro beneficiario y asociado al centro de salud.
Junto con Isabel Antón, el equipo de investigadores de la Universidad de Zaragoza, encabezado por Isabel Iguacel y David Navarrete, ambos profesores e investigadores de la Facultad de Ciencias de la salud, liderarán este proyecto que se va a prolongar durante al menos 3 años. Durante el primer año se definirá el nuevo concepto de desierto rural de ejercicio físico, se identificarán y medirán indicadores de desiertos alimentarios y de ejercicio físico, y se mapearán estos desiertos en zonas rurales del sur de Europa. Posteriormente, a través de la investigación acción participativa, se trabajará conjuntamente con las personas que viven en estas zonas rurales, así como con empresas y servicios relevantes, para explorar sus necesidades e identificar estrategias que permitan mejorar su dieta y ejercicio.
Los desiertos se producen cuando las instituciones y empresas encargadas de proporcionar servicios no están presentes o son inaccesibles para la población debido a cuestiones geográficas, escasez de recursos o discriminación. Vivir en estos desiertos aumenta el riesgo de enfermedades crónicas y cardiovasculares. Las zonas rurales, en particular, a menudo carecen de fondos, servicios e infraestructuras. El COVID-19 expuso algunas de las dificultades que las personas que viven en estas áreas enfrentan diariamente.