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Bielsa recuerda el primer exilio de población a territorio francés durante la Guerra Civil

La bolsa de Bielsa

Pablo Solanas Soriano

13 de junio de 2022 22:44 h

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Las bandera republicana ha ondeado en las calles de Bielsa este fin de semana en honor al episodio bélico ocurrido en el valle hace 84 años. La bolsa de Bielsa supuso el primer exilio de población a territorio francés durante la Guerra Civil: entre el 14 de abril y el 15 de junio de 1938, 6.000 personas cruzaron la frontera huyendo de las tropas franquistas mientras la 43 División, con el llamado “Esquinazau” al frente, trató de resistir aislada y escasa de soldados y armamento. 

Tras la recepción de los participantes el viernes y la proyección del documental “Apátridas, resistir o morir”, las XV jornadas de La Bolsa de Bielsa comenzaron con la subida al Puerto de Biello la mañana del sábado con el objetivo de recrear el paso de los exiliados, civiles y soldados, por los Pirineos hasta Francia. Esa huida a través de las montañas fue el resultado de dos meses de conflicto que terminaron con la caída del norte de Aragón en manos del franquismo, uno de los episodios bélicos menos recordados de la Guerra Civil en la comunidad. 

Resistir es vencer

En marzo de 1938 comenzó la ofensiva del bando sublevado contra Aragón y consiguió que la 31 División se batiera en retirada, dejando libre territorios como Barbastro y Graus y sola a la división la 43, compuesta en su origen por milicias anarquistas, senderistas catalanes y profesores (conocidos como el batallón pluma) para defender el norte de Aragón y con su frente sur desprotegido. A la cabeza de este batallón se encontraba Antonio Beltrán, el “esquinazau”, un hombre que según Benjamín Pérez, presidente de la Asociación Sobrarbense de la Bolsa, “necesita su propia película”, debido a sus grandes dotes estratégicas “que hoy se estudian en academias militares de todo el mundo” y su novelesca vida de soldado.

Cuando llegaron las tropas franquistas en abril, la 43 se vio rodeada salvo por la parte fronteriza y con demasiado terreno que defender. “Estratégicamente, es un territorio muy bien concebido. Van reculando, tomando posiciones más defensivas. Hay que tener en cuenta que estaban aislados del territorio republicano, con lo cual no puedes recibir ni un mendrugo de pan”, explica Pérez.

Desde entonces se inició una guerra de posiciones, con ataques y contrataques, pero en la que poco se pudo hacer. El 14 de abril la 43 contaba solo con 14 obuses de artillería frente a 30 del bando nacional. De los 7.000 combatientes de la bolsa, entre 500 y 700 no tenían armamento. “Beltrán recibe la orden incluso de realizar ofensivas coordinadas. El plan era retomar Aínsa y llegar hasta Graus donde les apoyaría una columna motorizada del ejercito de Cataluña. Pero fue imposible asomar la cabeza”, apunta Pérez. 

Para evitar la represión franquista, una vez tomaban las distintas localidades de la zona, ya sea por la retirada de las tropas republicanas o por el bombardeo sobre la población resistente; la división recogía a todos los civiles que huían, incluso algunos que llegan desde Huesca. En total, 6.000 civiles cruzaron la frontera y se vieron obligados a exiliarse. 

Sin embargo, a pesar de las dificultades, Franco necesitaba reforzar a sus tropas con escuadrones de aviación que bombardean Bielsa, y ampliar tres de sus divisiones con el cuerpo de ejército marroquí y la legión. “Viendo que no conseguían avanzar, necesitaron refuerzos con banderas de la legión y cuerpos marroquíes para crear una nueva agrupación y mandarla a la ofensiva”, dice Pérez. 

Con esta partida reforzada, Franco consiguió romper la Bolsa y la última ofensiva tiene lugar el 9 de junio de 1938.  Una semana después, el último soldado cruzó la frontera con Francia. La retirada fue escalonada, “poco a poco, cubriéndose los unos a los otros consiguieron realizar una retirada impecable, incluidos los 240 heridos. Una vez en Francia, 6.889 soldados deciden volver a Cataluña para luchar contra el fascismo ya que ”sabían lo que venía“, concluye Benjamín. 

“La nueve”, los republicanos que entraron en París

Además de la historia de Bielsa, Enrique Gómez, presidente de la Asociación por la Memoria Histórica de Aragón dirigió una charla sobre los españoles exiliados en Europa tras la guerra y cómo continuaron luchando contra el fascismo. Muchos, considerados apátridas por el régimen, sirvieron de mano de obra para construir el muro Atlántico en Alemania o el ferrocarril transahariano en el norte de África. Precisamente, es en África donde surge el germen de la que será una destacada compañía formada por 144 españoles de un total de 160 soldados. Entre ellos se encuentra un zaragozano de nombre Martín Beltrán, quien acompañaría a la futura compañía y entraría en París montado en un carro de combate.

No es hasta 1943 nace Cuerpo Franco Africano y Martín deserta del ejército de Vichy. Este cuerpo se integra dentro del Ejército de Liberación Francés y reciben apoyo en forma de blindados y carros de combate. Es entonces cuando nace la 9ª compañía de la Segunda División Blindada, mejor conocida como “La nueve”. La compañía será conocida por sus grandes hazañas, entre ellas ser uno de los primeros grupos en entrar en París cuando la ciudad se subleva contra el ejército Nazi. Estos blindados serían los mismos que después desfilarán frente al Arco del Triunfo en el día de la victoria. Pero la guerra no ha acabado y los españoles de “La nueve”, cada vez menos, continúan en dirección a Alemania, hasta llegar al nido del águila, el chalé de Hitler en los Alpes. Todos los españoles pensaron que su próximo objetivo estaría en la dirección opuesta, de vuelta a España. Sin embargo, ninguno de esos carros entraría en Madrid. 

En 2021 Martín Beltrán y otros dos zaragozanos Antonio Navarro y José Borrás fueron nombrados por unanimidad hijos predilectos de la ciudad de Zaragoza. Enrique Gómez atribuye el abandono de España por parte de las de los aliados a la “amenaza que suponía las fuerzas de izquierdas para el sistema capitalista y las élites económicas”. 

La jornada finalizó con la lectura de un manifiesto en la plaza junto al monolito en conmemoración de los fallecidos durante la Bolsa y por los bombardeos. Varios de los asistentes portaron la bandera republicana y se depositaron flores con la franja violeta. Benjamín Pérez fue el primero en intervenir “Sabían que si perdían la batalla también perderían las urnas” en referencia a la conciencia antifascista de los combatientes republicanos.

También intervino Phillipe Guillén, nieto de uno de los civiles que tuvo que cruzar la frontera durante la bolsa, el cual lamentó “la ilusión con la que recibió la nueva ley democrática” aprobada por el gobierno en 2021, “Esperábamos mucho más”. 

Además de las víctimas de la Bolsa, en el monolito se recuerda a Martín Arnal Mur. Quien también tuvo que exiliarse durante la bolsa y que volvió a España como maquis siendo guía pasador en el Sobrarbe. La jornada finalizó con un minuto de silencio por todos los represaliados del franquismo y se lanzaron vivas por la república. 

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