La despoblación se combate cada vez desde más frentes. También con el arte. Exposiciones itinerantes recorren la geografía aragonesa para alertar de este problema con propuestas culturales y estéticas que ejercen como una eficaz señal de alerta. Actores, pintores y escultores se vinculan unos con otros a través del hilo invisible de su sensibilidad plasmada en un lienzo, una piedra tallada o sobre un escenario. En algunos casos, de manera permanente. La compañía de teatro oscense Producciones Viridiana se zambulle en la raíz y ha iniciado los trabajos para la puesta en marcha de un centro de producción, exhibición y residencia artística que se llamará Corral de García y que estará a punto a finales de año en la localidad de Santa Eulalia de Gállego, un núcleo de 99 habitantes situado muy cerca de Ayerbe.
Utiliza para ello un terreno que primero fue un pajar y después una granja de cerdos. La elección no es casual puesto que el director, Jesús Arbués, es natural de esta población. El proyecto nace con la filosofía clara de trabajar desde el ámbito rural y abrirse al mundo; a la vez, Producciones Viridiana contará con otro espacio propio desde el que desarrollar y ensayar nuevos textos para sus posteriores giras por España y Europa. Además, Arbués pretende que se convierta en un espacio de acogida para artistas de otras compañías, llevarse a cabo cursos y talleres de formación y representar obras ante el público que se congregue en el Corral de García, que tendrá capacidad para cerca de un centenar de espectadores.
La compañía llevó el pasado mes de marzo a Santa Eulalia de Gállego su obra Mantero y el público local llenó el aforo de la sala de las antiguas escuelas para admirar el talento del actor Pedro Rebollo, que logra trasladar al público la ambivalencia simbólica del Mediterráneo: un espacio de belleza creativa y un territorio de tragedia marítima para los emigrantes. La Comarca de la Hoya de Huesca cuenta con un programa que facilita el acceso del medio rural a la cultura. Es el programa Cosecha de invierno, que asimismo se presenta en Tramaced, Agüero, Antillón, Argavieso, Liesa, Torres de Montes o Tierz.
Otra de las iniciativas desarrolladas por Producciones Viridiana para mostrar sus inquietudes por el futuro de los pueblos es En la cadiera, un espectáculo de actores, títeres y músicos con el que disfrutar de las historias que se contaban al lado del hogar, trasmitidas de generación en generación hasta nuestros días: leyendas de las montañas y del llano, mitos de gigantes y ninfas, cuentos de duendes y brujas y las canciones de ayer.
Además, pretende aportar su granito de arena en la recuperación del riquísimo patrimonio generado en el mundo rural, una cultura muy cercana al mundo natural–y también en ocasiones al sobrenatural– antes de que caiga en el olvido. La compañía oscense ha llevado a cabo más de 2.400 actuaciones teatrales dentro y fuera de España, y ha estado presente en los circuitos y redes de distribución más importantes del país, así como en sus ferias y festivales combinados con pequeñas giras internacionales por Argentina, Bolivia, Bulgaria, Cuba, Francia, Portugal, República Dominicana o México.
Más de la mitad del pueblo en las butacas
Por su parte, la localidad monegrina de Robres se prepara un año más para subir el telón del Festival de la Oralidad, que en 2018 cumple su 30ª edición. En tres décadas, este festival ha logrado llenar un aforo de 300 localidades en una población que supera por poco los 500 habitantes. Contará este año con el estreno de la tragedia griega “Medea” a cargo de la compañía Teatro de Robres, que también celebra su 30 cumpleaños. Suma más de 900 representaciones a sus espaldas y 20 premios nacionales.
Otras manifestaciones artísticas descubren el pasado reciente del Alto Aragón y lo proyectan al futuro. La comarca de Sobrarbe impulsa el programa “Renovarte”, en el que confluyen la cultura y las reivindicaciones sociales. En la exposición Jánovas, un pantano de papel, once artistas y colectivos reflexionan e interpretan la situación de la localidad y de su historia más reciente, con la sombra de un embalse que al final solo existió en el papel. El concepto está tomado del título del libro de Marisancho Menjón “Víctimas de un pantano de papel”.