“Putas, travestis y lesbianas”, así se definen Amets (bajo), Idoia (guitarra) y Lenna (batería). Maquilladas como si de una invocación satánica se tratase y con los pechos al aire, Idoia da el pistoletazo de salida de unas canciones que ridiculizan la familia, la masculinidad o las relaciones amorosas. Un espectáculo cutre, sucio, y a la vez lleno de energía y rabia plasmada en un público asilvestrado que no para ni aunque acabe de tirar uno de los micrófonos al suelo.
Un asistente del público las comparaba con los súcubos, demonios medievales que seducían a los hombres para luego matarlos, aunque para ellas este no es su objetivo: “no buscamos ser sexys, no buscamos la excitación de un público masculino. Es nuestro cuerpo y lo vamos a enseñar porque sí”. Aunque también lo ven como una protesta contra la hipersexualización de la industria musical, “más bien damos hasta pena” concluye Amets entre risas. Con esto también buscan incidir en la expresión del género no binario: “queremos demostrar que somos todas unas travestis. Samantha Hudson también se puede travestir pero como ha nacido con pene es menos chocante. Nosotras como tenemos vagina enseguida piensan que nos estamos sexualizando”.
Más allá de criaturas mitológicas, quienes vienen a la cabeza son las ‘Vulpes’ y su hit ‘me gusta ser una zorra’, “Aunque la gente piense que hay mucha liberación sexual hablas de masturbación y te siguen mirando raro” explica Amets. No solo es uno de sus referentes por la cuestión empoderante, sino porque “siempre es necesario un grupo de mujeres, y más en Zaragoza en donde no hay prácticamente grupos de chicas, ni grupos mixtos”, añade Idoia.
Música punk en Zaragoza
Y es que el panorama punk zaragozano se ha visto reducido a los conciertos organizados por los centros okupados como el CSO Luis Buñuel o el Kike Mur, donde hoy sábado 21 se celebra el ‘Zarawoza punk fes’t, uno de los pocos festivales underground que se celebran a lo largo del año. “Más le vale que esta ciudad se empiece a mover. En Barcelona se hacen muchos conciertos al año y aquí lo de la semana que viene va a ser una novedad en años”, explican Amets e Idoia. Por su parte Lena describe el panorama como “lleno de señoros”, algo así como una vieja guardia que se resiste a dar el relevo “en el anterior concierto estábamos haciendo un pogo y algunos nos miraban mal, estaban quietos como un mueble y diciendo es que yo soy más de Eskorbuto”.
A pesar de ello, consideran que están surgiendo muchos grupos nuevos y que debería ser una buena época para que vuelva el punk, “Creo que después del confinamiento la gente está bastante cabreada, estamos viviendo muchísima precariedad y creo que va a resurgir. Ya solo la moda lo está anticipando” y lo compara con la época de crisis y descontento que hubo en los años 70 del siglo pasado, “veo muchos adolescentes que cada vez se animan más. Es lo mismo que les pasó a los punkis anteriores, vivieron una crisis y decidieron hacer la música que querían. ¿Qué estamos viviendo ahora? Otra crisis. No lo llames punk si no quieres, llámalo otra cosa. Llámalo la generación de cristal”.
Su falta de experiencia y la precariedad con la que afrontan el proyecto, representa fielmente el espíritu Do it by yourself con el que nació el género. A pesar de ello explican confiadas que consiguen arreglárselas “pidiendo muchos favores. La batería del último concierto nos la prestaron pero sin platillos. También el amplificador, que nos lo dejó un chaval que no nos conocía de nada”.
A pesar de todas las comparaciones con los orígenes del género, algo que resulta novedoso es su manera de dirigir y llenar de contenido sus redes sociales, en especial a través de memes en su cuenta de Instagram. “Lo empecé a ver en el grupo 'Tu madre es puta' y pensé en llevarlo a Atorrak. De repente la gente nos empezó a seguir y muchos nos dicen 'vine porque me caéis bien pero me quedo por los memes'”, explica Amets, quien dirige las redes. Muchas de las imágenes giran entre lo grotesco y reírse de sí mismas, lo que consigue crear un lenguaje cerrado en el que hay que estar dentro para entenderlo: “No hay una explicación, me paso tanto tiempo en las redes que me sale automático”.
Sus canciones expresan las ansiedades del grupo, en especial hacia sus exparejas y la masculinidad tóxica, representada principalmente en la canción ‘Skater de los cojones’ en referencia a los grupos de jóvenes que practican este deporte en la plaza la Seo de Zaragoza. “Hay muchísimo machismo en ese deporte y en verdad todas las canciones van en contra de los hombres básicos, es decir, heteros, homófobos y que desprecian a las mujeres. Pero también buscamos meternos con todos los estereotipos de hombres. Por ejemplo, en el mundo otaku vemos una fetichización de las mujeres asiáticas enorme. Al fin y al cabo la música la llevan toda los hombres y nunca se meten con ellos mismos”, concluye Amets.
Entre sus próximos temas buscan abordar la transfobia, el acoso callejero, la libertad sexual, o las contradicciones morales de la extrema derecha. Su próxima cita tendrá lugar en el Centro Social Okupado Kike Mur el próximo sábado 21 de mayo en el ‘Zarawoza punk fest’, cuyos beneficios van destinados a pagar los gastos judiciales de los seis jóvenes detenidos durante las protestas contra un mitin de Vox en el auditorio de Zaragoza en 2019. Cuatro de estos jóvenes fueron condenados a siete años de prisión y dos de ellos a pagar una multa de 11.000 euros.