Ada Byron, Marie Curie, Jane Godall, Irena Sendler, Valentina Tereshkova, Hipatia de Alejandría… Son algunas de las protagonistas de las 16 ilustraciones de Isabel Ruiz Ruiz (Úbeda, Jaen, 1977) reunidas en la exposición “Mujeres de Ciencia”. La muestra estará en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza hasta el 11 de marzo.
¿Cómo fue crear las ilustraciones de la exposición “Mujeres de Ciencia”?
Las ilustraciones forman parte de un proyecto de libros sobre mujeres de todos los ámbitos. El primero apareció en 2015, en un momento en el que todavía no teníamos el boom actual; no había apenas recopilaciones de este tipo. Yo soy madre, tengo una hija y un hijo y, de alguna forma, me apetecía darles unos referentes de mujer alejados de la imagen que nos solía llegar entonces, por ejemplo, por la publicidad; es una imagen que, afortunadamente, estamos eliminando. Comencé a hacer ilustraciones de mujeres de distintos ámbitos y fui publicando los libros a través de campañas de crowfunding. La librería La Pantera Rossa ha sido una de mis mecenas, han colaborado con todo el proyecto desde el principio. Cuando surgió la iniciativa del 11 de febrero, me propusieron imprimir las mujeres científicas de mis libros para hacer una exposición.
¿Cómo selecciona las mujeres para sus libros?
Es bastante complicado. Para el primer libro fue más fácil porque mi idea inicial era mostrar a mi hija y a mi hijo un abanico de mujeres que para mí eran importantes, que me habían marcado de alguna forma. Empecé a tirar de los referentes que yo tenía, de mujeres que son más conocidas: Frida Khalo, Virginia Woolf, Marie Curie... A medida que fui investigando, he ido descubriendo a mujeres que no conocía. El proyecto fue creciendo; ahora ya va dirigido a todos los públicos porque me di cuenta de que era una carencia que teníamos casi todos. A la hora de seleccionar a las mujeres, traté de que fuera una selección bastante heterogénea, que abarcara el mayor número de ámbitos posibles, para que cualquier persona que mirara el libro se pudiera sentir reflejada. Pero conforme iba investigando, cada vez que cerraba un libro, se me quedaban en el tintero un montón de mujeres a las que también me apetecía ilustrar. Lo que empezó siendo un libro ha acabado siendo una colección. Después, la selección también es de corazón: hay historias que me llegan y que me hacen pensar que esa mujer tiene que estar en el libro. Son historias que te atrapan.
Entre esas historias, ¿Cuáles le han sorprendido o le han marcado más?
Ya en el primer libro, tuve algunas sorpresas importantes. Una fue descubrir a Alice Guy Blaché, que fue la primera persona en dirigir una película de ficción. En mi formación, he estudiado Bellas Artes y Cine, nunca me habían hablado de ella. Entonces, que te hablen de la historia del cine, de los pioneros, de los hermanos Lumière, de Méliès... y que no te hablen de esta mujer, que fue la primera persona que cogió el invento del cinematógrafo y pensó que con eso se podía contar una historia... me pareció bastante fuerte. También me impactó mucho la historia de Irena Sendler, que es una enfermera polaca que durante la Segunda Guerra Mundial salvó a más de 2.500 niños y niñas judías del gueto de Varsovia. Es muy común tener la idea de un héroe de guerra, todos hemos visto “La lista de Schindler” y, sin embargo, esta mujer que estuvo nominada al premio Nobel de la Paz es bastante desconocida.
En muchos casos, desconocemos también cómo eran físicamente esas mujeres, ¿Cómo se inspira para imaginarlas?
Mis ilustraciones no son realistas, pero sí intento que tengan rasgos que nos recuerden a ellas en el caso de las personas de las que hay documentación o fotografías. En las mujeres de épocas más antiguas, como Hipatia de Alejandría, soy bastante más libre. Intento buscar si hay alguna referencia en pintura; si se les ha representado ya de alguna forma, trabajo con el imaginario colectivo. Cuando no hay nada, me puedo dejar llevar más. Intento representar la época y también suelo representar a mujeres fuertes, de mirada profunda; trato de reflejar la sensación de fuerza que me transmiten.
¿Por qué le gustó la idea de una exposición sobre “Mujeres de Ciencia”?
Desde que empecé a trabajar en los libros, el principal objetivo era visibilizar a las mujeres, recuperar la historia que no hemos conocido, al menos, en mi generación. Entonces, todo lo que suponga dar a conocer a estas mujeres me parece positivo. Y, especialmente, en ciencia, que es una rama en la que conocemos a pocas mujeres. Además, todo lo que sea motivar a las nuevas generaciones a inclinarse hacia la ciencia me parece interesante.
¿Es necesario también visibilizar a mujeres ilustradoras?
Afortunadamente, sí se conoce a bastantes ilustradoras. Ahora también tenemos las redes sociales, que son muy positivas porque no tenemos que pasar por una criba exterior, no tienes un galerista que diga quién puede exponer y quién no. Tu galería es tu muro en redes y tienes un contacto directo con el público. En ese sentido, el trabajo de las mujeres que trabajamos con imagen sí se puede visualizar más.
¿Les acabaron gustando los libros a sus hijos?
Sí, están encantados. Cuando empecé con el primer libro mi hijo tenía 5 años y mi hija, 7. Cuando lo terminé, mi hijo me preguntó si iba a hacer después uno de hombres... (risas). Pero no, de hombres no hace tanta falta, que ya están en todos los libros.