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Una carretera amenaza la economía de un pueblo pirenaico que depende de los viajeros

Miguel Barluenga

31 de enero de 2022 22:55 h

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La A-21, denominada autovía de los Pirineos, unirá cuando esté concluida Aragón y Navarra a través de la cordillera montañosa. Un proyecto destinado a facilitar las comunicaciones entre las dos comunidades autónomas que no siempre ha tenido en cuenta las localidades a su paso. Es lo que sucede ahora con Puente la Reina de Jaca, de 250 habitantes y que tradicionalmente ha sido parada obligada de viajeros: bares, comercios y otros negocios temen la pérdida de esta pujanza debido a las obras, que plantean un ramal con el que todos estos conductores pasarían de largo y no utilizarían su travesía. La localidad se levanta contra lo que considera una injusticia. El próximo domingo 6 de febrero, sus habitantes cortarán la autovía en señal de protesta por espacio de diez minutos y en hora punta, las 17.30 horas, cuando los esquiadores están regresando a sus casas.

Se ha proyectado la construcción de un enlace entre la A-21 y la carretera N-240 mientras se desarrollan las obras por el que se estiman unas pérdidas que pueden afectar hasta a 40 puestos de trabajo y por valor de cientos de miles de euros. El ayuntamiento aprobó la semana pasada en pleno una declaración institucional en la que muestra su disconformidad con este ramal y pide que se saque a licitación el proyecto del tramo siguiente de autovía entre Puente la Reina y Fago para dar continuidad a la A-21 con una conexión “adecuada”. De esta manera se descartarían alternativas provisionales “que solo servirían para acrecentar el gasto público y ocasionar un gran daño en la economía local, con el cierre de negocios y pérdida de población”.

En la localidad no se comparte el proyecto del Ministerio de Transportes de invertir 6 millones de euros en un enlace 1,4 kilómetros antes de terminar la propia autovía y como una manera de “estrangular” su viabilidad económica debido a que el tráfico rodado dejaría de pasar por Puente la Reina de Jaca. Esto puede acarrear el cierre de negocios: una gasolinera, una panadería, un farmacia y varios restaurantes y bares fían su supervivencia a la parada y fonda de viajeros.

El próximo domingo 6 de febrero, sus habitantes cortarán la autovía en señal de protesta por espacio de diez minutos y en hora punta

El proyecto, denominado de 'Obras complementarias de la autovía A-21 en el tramo Santa Cilia-Puente La Reina de Jaca', se encuentra en fase de exposición pública y prevé construir un nuevo enlace de 1,4 kilómetros con una inversión de algo más de 6 millones de euros entre los trabajos de construcción y las expropiaciones. Se sumarían a los 30 millones que ya costó el tramo inaugurado hace dos años. Según el Ministerio, aunque el proyecto del siguiente tramo, Puente La Reina-Fago, se aprobó en 2016, las obras todavía no se ha sacado a concurso ni hay previsión de fechas de licitación próximas. Para este año, los Presupuestos Generales del Estado solo contemplan una partida de 100.000 euros.

Problemas de seguridad y retenciones

Hasta entonces, la conexión entre la A-21 y la N-240 se lleva a cabo a través del enlace de Puente la Reina de Jaca, para lo que es necesario atravesar tres glorietas en sentido Pamplona y dos si se circula hacia Jaca, lo que obliga en ambos casos a los vehículos a pasar por la travesía y utilizar 500 metros de carretera autonómica. La consecuencia directa, “problemas de seguridad vial y retenciones, ya que las vías son principalmente utilizadas para acceder a las pistas de esquí, por lo cual los tráficos normalmente tienen una dirección predominante, en hora punta, de forma que las glorietas provocan una disminución de velocidad que disminuye la capacidad de la vía”, señala el proyecto que la consultora Prointec ha realizado al respecto.

La asociación 'Jaca sin perder el norte', que se opone desde hace dos décadas a la variante que unirá en esta localidad oscense las todavía inacabadas autovías A-21 y A-23, considera que la cantidad presupuestada por el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana para la construcción de este enlace supone “una ingente e innecesaria cantidad de dinero además de la negativa repercusión socioeconómica en dicha localidad”.

“Por coherencia, extensión y cercanía geográfica la construcción de la variante que unirá la A-21 y la A-23 a su paso por Jaca tendrá similares repercusiones en nuestra ciudad convirtiéndose Jaca en un sitio de paso dejando empobrecimiento local y alcanzando al sector primario y turístico del que buena parte vive nuestra población, sin despreciar las repercusiones de salud de nuestros vecinos del Barrio Norte”, explican.

El futuro de Jaca “no debe estar condicionado por unas obras que limitarán la puerta de nuestra ciudad y su valores turístico, artístico, histórico, cultural y paisajístico que tantos años le ha costado ganar”, añaden, y puntualizan que “la construcción de esta variante tampoco vertebrará el territorio de la Jacetania ni mejorará su calidad de vida ni reactivará al sector terciario, además de quedarse sin resolver los puntuales problemas de tránsito”. Desde la asociación consideran que “existen soluciones sostenibles y acordes con la Agenda 2030 que mejorarán a corto y largo plazo las afecciones sobre nuestro territorio”.