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No sé cuántas veces me han dicho estos días “qué bien vivís los políticos, que tenéis fiesta en enero”. Es uno de esos bulos que no se sabe muy bien cuándo nacieron (como el de los sueldos vitalicios de los diputados, que no existe) y que echan un poco de leña al fuego del descontento de los ciudadanos con sus representantes.
En cada caso, he hecho un poco de pedagogía y mi interlocutor ha entendido que lo que había oído mil veces no era cierto, o no del todo. Por eso quiero aprovechar esta primera columna del año para desmontar ese bulo.
El Estatuto de Autonomía de de Aragón dice lo siguiente: Artículo 40.2: “Los períodos ordinarios de sesiones tendrán lugar entre septiembre y diciembre, el primero, y entre febrero y junio, el segundo”.
Esto significa que durante esos meses hay comisiones y plenos, lo que más sale en los medios de comunicación. Debates a veces de 10 horas sobre muy diferentes temas, en los que las Cortes de Aragón impulsan al Gobierno mediante proposiciones no de ley o realizan su tarea de control, mediante comparecencias, preguntas o interpelaciones. Son los conocidos “rifirrafes” que salen en los informativos.
Pero el trabajo de un diputado es mucho más que esos debates. De hecho, en mi opinión, este sistema de debates es anacrónico y no sirve para dar soluciones a las necesidades del siglo XXI. Un parlamento debe controlar al Gobierno, por supuesto, pero tiene poco sentido que cada semana se presenten en comisión una decena de proposiciones no de ley que el Gobierno casi nunca aplica; sirven, eso sí, para saber cuál es la postura de cada grupo político en un tema.
En cambio, existe un trabajo invisible, que no sale en los medios, que no es “espectáculo”. Y ése es el trabajo importante. Hablo de la primera tarea de un parlamento: legislar.
En esta recta final de la legislatura tenemos pendientes la tramitación y aprobación de varias leyes importantes. Sin querer ser exhaustivo, ahora mismo están sobre la mesa:
Estos son trabajos invisibles: una persona de cada partido se sienta en una mesa a puerta cerrada y se votan enmiendas. Pero que no salga en los medios no significa que no exista, o que no sea importante. De hecho, para la gente de Aragón es mucho más importante cualquiera de estas tres leyes que las discusiones que se ven en televisión a la hora de comer.
Además de estas leyes, comienza la Comisión para transición energética en Aragón, creada tras el anuncio de Endesa-Enel de cerrar la central térmica de Andorra. Una comisión que llega 20 años tarde (pues todo el mundo sabía que este momento llegaría) pero que debe servir para dar a la población de las comarcas mineras una solución viable a largo plazo
Y mientras, prosiguen las comisiones de investigación sobre el ICA o sobre el mal llamado accidente de la helitransportada en Alcorisa, en el que murieron 6 brigadistas forestales.
¿Vacaciones? Las de todos y todas las trabajadoras, los días de Navidad y basta. Queda mucho por hacer, la legislatura no ha terminado y el hecho de que en enero no haya plenos ni comisiones nos permite avanzar en un trabajo que, a mi modo de ver, es igual o más importante.
No sé cuántas veces me han dicho estos días “qué bien vivís los políticos, que tenéis fiesta en enero”. Es uno de esos bulos que no se sabe muy bien cuándo nacieron (como el de los sueldos vitalicios de los diputados, que no existe) y que echan un poco de leña al fuego del descontento de los ciudadanos con sus representantes.
En cada caso, he hecho un poco de pedagogía y mi interlocutor ha entendido que lo que había oído mil veces no era cierto, o no del todo. Por eso quiero aprovechar esta primera columna del año para desmontar ese bulo.