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Es difícil hablar de conciliación sin antes hablar de corresponsabilidad. La corresponsabilidad tiene como objetivo la eliminación de todos los roles de género, profundamente arraigados en nuestra sociedad y que están relacionados con el reparto de responsabilidades y de trabajo existentes entre hombres y mujeres.
Hay que dejar a un lado los estereotipos para poder de ver la realidad que las mujeres vivimos. En una o dos generaciones las mujeres hemos pasado del ámbito del hogar y doméstico al ámbito público y esto lo hemos logrado a través de nuestra incorporación al mercado laboral mientras que los hombres han seguido ocupando los mismos espacios y no se han introducido de la misma forma en el ámbito doméstico. Esta situación ha provocado que las mujeres nos veamos obligadas a sumar más trabajo… el que ya teníamos más el remunerado.
Los datos nos indican que el reparto del tiempo dedicado al cuidado de menores y dependientes y en las tareas domésticas, siguen siendo espacios feminizados y que a día de hoy continúa siendo una asignatura pendiente para poder alcanzar la real igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
No basta con “ayudar” o como coloquialmente decimos “echar una mano”. Debemos trabajar como sociedad y también desde las instituciones para alcanzar un equilibrio entre las responsabilidades y conseguir que la corresponsabilidad se normalice. Para esto es totalmente necesaria una educación desde la infancia por parte de las escuelas y desde dentro de la propia familia, pero no sólo en la parte de las tareas del hogar y domesticas sino también en la responsabilidad de los cuidados hacia nuestras hijas e hijos y nuestras personas mayores o dependientes.
Esta suma de trabajo que las mujeres acarreamos no es sólo física, también supone una carga mental y de trabajo emocional invisible y no reconocida que la sociedad y las instituciones se han aprovechado para solventar la carga de los cuidados.
Desde los movimientos feministas hace ya años que nos ponían en sobre aviso de esta desigualdad. La pandemia lo puso en evidencia dejando a la luz el vacío estructural que existía en las políticas públicas referente a los cuidados y también se evidencio de una forma más visible que las mujeres éramos las que históricamente, de una manera invisibilizada, no remunerada ni valorada, las encargadas de mantener el equilibrio desequilibrado dentro de la sociedad.
Es necesario seguir trabajando en medidas de conciliación hasta lograr que los cuidados sean un derecho. Para ello es necesario unas políticas públicas fuertes y consolidadas para obtener unos servicios públicos que atiendan las necesidades de la sociedad y que se ocupen especialmente de restar carga de los hombros de las mujeres. Desde el Ministerio de Igualdad, a manos de Irene Montero, se ha puesto en marcha el Plan Corresponsables que tiene como objetivo consolidar el cuidado como un derecho en España y contribuir a facilitar la conciliación. Este Plan está dotado con doscientos millones de euros distribuidos para todas las comunidades autónomas. Sabemos que no va a solucionar de golpe la gran deuda que tiene España en estas materias, porque es un problema estructural de décadas lo que tiene que ver con todo lo relacionado con la conciliación, pero es un comienzo y va a ayudar a empezar a realizar políticas públicas en coordinación con las comunidades autónomas y los Ayuntamientos con el objetivo de que las mujeres tengan tiempo para compatibilizar su trabajo con el cuidado, para que los hombres también se hagan corresponsables con esas tareas de cuidado y también para que empecemos a hablar de los usos de tiempos, porque las mujeres también tenemos derecho a dedicarnos tiempo a nosotras mismas, al ocio, al descanso o al cuidado de nuestro propio cuerpo para realizarnos como personas. Porque a día de hoy, esos usos del tiempo son totalmente menores que el de los hombres y hay que empezar a trabajar en ello, ya que es clave para que las personas puedan desarrollar sus proyectos vitales y ser felices.
Es difícil hablar de conciliación sin antes hablar de corresponsabilidad. La corresponsabilidad tiene como objetivo la eliminación de todos los roles de género, profundamente arraigados en nuestra sociedad y que están relacionados con el reparto de responsabilidades y de trabajo existentes entre hombres y mujeres.
Hay que dejar a un lado los estereotipos para poder de ver la realidad que las mujeres vivimos. En una o dos generaciones las mujeres hemos pasado del ámbito del hogar y doméstico al ámbito público y esto lo hemos logrado a través de nuestra incorporación al mercado laboral mientras que los hombres han seguido ocupando los mismos espacios y no se han introducido de la misma forma en el ámbito doméstico. Esta situación ha provocado que las mujeres nos veamos obligadas a sumar más trabajo… el que ya teníamos más el remunerado.