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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

¡¡Emergencia, Emergencia!! (o destrucción)

Fernando Rivarés

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Parecíamos estar de acuerdo con la ONU y con la evidencia de que “se acaba el tiempo”; hace treinta años que quedo claro que la especie humana se dirige hacia la catástrofe si no se cortan drásticamente las emisiones de carbono. Tres décadas después, las emisiones se han incrementado en un 60 % y tenemos que responder al actual genocidio ecológico.

En dos siglos, la temperatura media del planeta ha aumentado 1’5 grados por encima de la media preindustrial, puede parecer poco pero, en términos climáticos y planetarios, es un aumento gigantesco y suicida. Pero lo más importante no es el aumento como tal sino su ritmo. Los años más calurosos y desordenados desde que existen registros han sido 2015, 2016, 2017 y 2018. Desde febrero de 1985 todos los meses han sido más calurosos que la media de siglo XX. La Agencia Estatal de Meteorología, (AEMET) confirmó el pasado mes de marzo que los veranos en España son cinco semanas más largos que en los años ochenta. De hecho, apenas somos una comunidad de cuatro estaciones sino de dos y poco de fiar.

La catástrofe climática va por barrios planetarios, hasta en la causas y en quienes la sufren se repite el patrón de la desigualad y esa amarga injusticia poética: quien más daña menos sufre porque tiene los recursos individuales para autoprotegerse (temporal y ficticiamente); quienes sufrirán globalmente mas del 50 % de los efectos del calentamiento global son responsables del 10 % de las emisiones, y quienes menos contribuyen al cambio son quien más lo van a sufrir, las emisiones también son cosa de ricos o pobres. Recordemos: en 1980, la tierra, por vez primera, dejo de poder renovar su capacidad de desgaste.

Los ayuntamientos, como las administraciones más cercanas a la mayoría de la gente, a sus necesidades y en muchas ocasiones a la solución de sus problemas, deben de liderar las luchas contra el cambio climático. Cambiar los paradigmas, las políticas locales, los hábitos y los objetivos con una respuesta ambiciosa en clave de modernización ecológica y justicia social.

En Zaragoza, lo intentamos desde Podemos Equo en julio de 2019 con la abstención de las tres marcas de la derecha. Pero no ha pasado nada. Esta declaración, que considero vital para modificar drásticamente todas las políticas locales, requiere de un decreto de Alcaldía y una estrategia especifica, no de parches o medidas aisladas que ni siquiera hemos visto en ningún área de gobierno. Hemos visto, incluso, lo contrario en las políticas de movilidad, energía y de salud. La declaración de Emergencia Climática y su estrategia práctica es una petición mundial que alerta justamente de esto: no hay tiempo y debemos reconocer la emergencia y sus devastadoras consecuencias provocadas por la mano humana y sus modos y hábitos de vida.

Zaragoza pudo ser la primera en España en hacerlo. Ya no lo es porque el gobierno municipal ha hecho oídos sordos. Pero no importa ser el primero sino serlo a tiempo. Los ayuntamientos deben declarar la Emergencia que condicione todas las políticas municipales bajo este precepto; deben diseñar y aplicar una estrategia global contra el cambio climático en materia de energía, movilidad, alimentación, educación, empleo verde, ecoeficiencia y transición energética con plazos de cumplimiento, y deben generar estructuras de control sobre su cumplimiento y eficiencia.

Y la sociedad civil debe exigir estas medidas como exigía democracia y servicios públicos y como exigía libertad. Una ciudad bajo ese principio puede cambiar el paradigma, y si cambias el paradigma, cambias el mundo. Y espero que sea la gente más joven la que nos impulse a ello y empuje la conciencia mundial que lo logre mañana mismo y que, si no lo hacemos, nos castigue por ello. Porque puedes optar por dejarlo todo como está, puedes optar por aproximarte a las fuerzas oscuras o puedes optar por avanzar al cambio de conciencia universal que necesitamos. Pero las dos primeras opciones son bastante similares y terminan en el mismo sitio. Y no elegir es también elegirlas.

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