El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
Desde 1969, las personas trans lideraron las primeras manifestaciones por la igualdad de derechos para la diversidad afectivo-sexual y de género, conocidas como manifestaciones del Orgullo.
La situación de hecho y de derecho en todo el mundo era y es dramáticamante discriminatoria para todas las personas que no se ajustaran al canon cissexista: sexo y género inamovible durante toda la vida y relaciones heterosexuales. No digamos ya si además de fuera de este canon, estaban fuera de la “norma” étnica, si eran pobres o sus capacidades sensoriales, físicas o intelectuales se consideraban “por debajo” del listón dominante.
Queda mucho por caminar para superar tales normas y canones arbitrarios, pero la lucha de tantas personas trans, lesbianas, gais o “fuera de la norma” sexual en una u otra forma, nos ha hecho avanzar exponencialmente como sociedad: nos ha hecho preguntarnos de dónde vienen nuestros miedos y nuestros prejuicios, cuando y porqué se nos impusieron roles y desigualdades que nos hacían una sociedad más injusta, pobre e infeliz.
En ese camino nos encontramos con la lucha de las mujeres, y comprendimos con ellas que los poderosos las habían querido mantener en una determinada posición para mantener sus privilegios.
Nos encontramos con personas que nos enseñaron que las discapacidades eran y son a menudo utilizadas para negar la posibilidad de un acceso universal de todas las personas a la salud, a la movilidad, a la educacion y la cultura. Conocimos a gentes que nacieron lejos de aquí, con variados tonos de piel o cuya belleza venía de rasgos distintos a los que nos habían enseñado como deseables, a quienes se quería expulsar de nuestro lado. Y a gentes pobres de cuya pobreza les hacían culpables quienes les robaban toda oportunidad.
Es y ha sido un camino muy duro para muchas personas, por ejemplo para quienes aún hoy son acosadas en la calle o en sus centros de estudio o trabajo. Pero un camino que ha transformado nuestra sociedad y que nos permite hoy sentirnos fuertes y en muy buena compañía, como no habíamos soñado sentirnos.
Sí, nos sentimos acompañados por una mayoría social porque sí, tenemos y compartimos una ideología: la del respeto a la diversidad de todas las personas, la de la igualdad en el acceso a los recursos, a los derechos, a la felicidad.
Nos sorprendimos gratamente el año pasado al sentirnos acompañados por tanta gente ante los autobuses y avionetas del odio de Hazte Oir. Porque descubrimos que esta sociedad es ahora a ellos a quienes no comprende. No comprende a quienes señalan a unas personas frente a otras por ser o amar libremente, no comprende a quienes quieren volver a una escuela segregadora, a una escuela que enseñe que las relaciones entre las personas son vergonzantes y pecaminosas, a un mundo lleno de odio, tabús, traumas y abusos bajo las alfombras.
Sabemos que nos queda muchísimo por avanzar, pero también sabemos que lo que Hazte Oir llama ideología “de Género” es, cada vez más, percibida como todo lo contrario: ideología de libertad y equidad por encima de los géneros.
Y lo saben. Por eso necesitan azuzar el miedo a “ismos” como si nuestra sociedad viviera bajo el franquismo que añoran. “¡Marxismo, Feminismo, LGTBI!” gritaban en su convocatoria para un acto a celebrar en Zaragoza este miércoles como si estos ogros asustaran a alguien. “¡Quieren manipular la vida de nuestros hijos y que en las aulas se proponga la homosexualidad o la transexualidad como modelo educativo superior, que el Estado sustituya a los padres...!” (sic)
Disparate tras disparate e invención tras invención.
La primera mala noticia es que seguirán intentando colar este mensaje con actos por todas partes. La segunda mala noticia es que alguien aún pueda creerse estos delirios o que alguien ceda espacios para que se transmitan. Y que en el pasado, retóricas igualmente delirantes llevaron al holocausto.
La primera buena noticia es que nuestra sociedad está, globalmente, muy lejos de ello, de modo que cada vez somos más quienes podemos responderles desde nuestra preciada diversidad.
Y la segunda buena noticia es que seguro que tú que nos lees serás parte activa en defenderla, porque sabes que los derechos se defienden ejerciéndolos.
*Pepe Paz, Laura López, Eneko de Blas (participantes en la Asamblea 28J de Zaragoza)
Desde 1969, las personas trans lideraron las primeras manifestaciones por la igualdad de derechos para la diversidad afectivo-sexual y de género, conocidas como manifestaciones del Orgullo.
La situación de hecho y de derecho en todo el mundo era y es dramáticamante discriminatoria para todas las personas que no se ajustaran al canon cissexista: sexo y género inamovible durante toda la vida y relaciones heterosexuales. No digamos ya si además de fuera de este canon, estaban fuera de la “norma” étnica, si eran pobres o sus capacidades sensoriales, físicas o intelectuales se consideraban “por debajo” del listón dominante.