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La Medalla de Aragón

Más de cuatro meses después de los comicios de diciembre, unos de los más interesantes de la corta vida de la democracia española, volvemos a sumergirnos en la pre-pre-precampaña. Esta semana Felipe VI celebra la tercera ronda de consultas con los partidos antes de claudicar y disolver las cortes para convocar nuevas elecciones y los partidos ya empiezan a ponerse el traje de faena. Es curioso ver como empiezan a calar los mensajes de la culpa: no hay más remedio que convocar elecciones en junio ya que las nuevas fuerzas no se ponen de acuerdo. La culpa es de los nuevos que no saben de qué va esto de la política, deberíamos dejarles hacer a los buenos del PSOE y del PP que, tras tantos años en el poder, lo bordan en lo de ponerse de acuerdo y entenderse -sobre todo si se trata de obedecer los mandatos exteriores de Merkel y la Troika.

Incluso se llegan a premiar entre ellos, como ocurrió en Aragón este sábado pasado. Se celebraba el Día de Aragón y se montó el pertinente sarao en la Aljafería. Continuando con el modo de hacer de estos eventos, desde el Gobierno autonómico se enarboló un discurso que hablaba de regeneración política, de pasión aplicada a la misma y de reivindicación de Aragón en el plano estatal. Y, por supuesto, Lambán puso su granito de arena en el discurso de la culpa proclamando que la actual situación política atravesaba “el peor momento desde 1978, por la incapacidad para gestionar los resultados de las elecciones del 20 de diciembre”. Hasta ahí todo tan esperable y tedioso como suelen ser estos actos. Pero, para sorpresa de muchos, después de tan apasionadas palabras, el presidente socialista Javier Lambán entregó a su alter ego político, Luisa Fernanda Rudi, la Medalla de Aragón 2016 por su desempeño durante la pasada legislatura.

Este pequeño símbolo de entendimiento no fue visto por todos de la misma manera y la portavoz del grupo parlamentario de Podemos Aragón, Maru Díaz, y la vicepresidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, se retiraron durante la entrega de la medalla. Un gesto de desacuerdo en la escenificación del reconocimiento socialista a la misma presidenta popular que se hizo la cabeza visible de los recortes en Aragón. Las diputadas de Podemos no entendieron que se entregara a la persona que ha representado los recortes en los últimos cuatro años, con el sufrimiento consecuente infligido, una medalla que habla del servicio a los y las aragonesas. La misma persona que dejó una deuda de 700 millones, que recortó en sanidad, en educación y en servicios sociales hasta el escándalo, la misma Rudi que recortó derechos de manera absolutamente partidista no merece más que el olvido por parte de la ciudadanía aragonesa. El olvido de ella y, sobre todo, de sus políticas.

En vísperas de la nueva carrera electoral, este reconocimiento de Lambán hacia Rudi sólo puede ser visto como fruto de una instrumentalización de las instituciones para el rédito partidista y su manera de entender la gestión política, además de un acercamiento sin remilgos hacia la derecha. Si bien también podemos decir que es tradicional desde hace años conceder la Medalla de Aragón a expresidentes, llama la atención que el PSOE no se atreva ni a renovar la tradición más tonta e intrascendente de la política aragonesa. Los mismos que, según dicen, están por el cambio y una nueva forma de hacer política repiten hasta la náusea pequeños y grandes gestos de entendimiento con sus antiguos rivales. Qué cambio, qué renovación y qué pasión por la política van a llevar a cabo estos “socialistas” si no pueden ni plantearse no entregar una medalla a Luisa Fernanda Rudi.

Más de cuatro meses después de los comicios de diciembre, unos de los más interesantes de la corta vida de la democracia española, volvemos a sumergirnos en la pre-pre-precampaña. Esta semana Felipe VI celebra la tercera ronda de consultas con los partidos antes de claudicar y disolver las cortes para convocar nuevas elecciones y los partidos ya empiezan a ponerse el traje de faena. Es curioso ver como empiezan a calar los mensajes de la culpa: no hay más remedio que convocar elecciones en junio ya que las nuevas fuerzas no se ponen de acuerdo. La culpa es de los nuevos que no saben de qué va esto de la política, deberíamos dejarles hacer a los buenos del PSOE y del PP que, tras tantos años en el poder, lo bordan en lo de ponerse de acuerdo y entenderse -sobre todo si se trata de obedecer los mandatos exteriores de Merkel y la Troika.

Incluso se llegan a premiar entre ellos, como ocurrió en Aragón este sábado pasado. Se celebraba el Día de Aragón y se montó el pertinente sarao en la Aljafería. Continuando con el modo de hacer de estos eventos, desde el Gobierno autonómico se enarboló un discurso que hablaba de regeneración política, de pasión aplicada a la misma y de reivindicación de Aragón en el plano estatal. Y, por supuesto, Lambán puso su granito de arena en el discurso de la culpa proclamando que la actual situación política atravesaba “el peor momento desde 1978, por la incapacidad para gestionar los resultados de las elecciones del 20 de diciembre”. Hasta ahí todo tan esperable y tedioso como suelen ser estos actos. Pero, para sorpresa de muchos, después de tan apasionadas palabras, el presidente socialista Javier Lambán entregó a su alter ego político, Luisa Fernanda Rudi, la Medalla de Aragón 2016 por su desempeño durante la pasada legislatura.