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Este sábado el cabeza de lista del PP al Congreso de los Diputados por Teruel, Manuel Blasco, aseguraba que “no conviene poner en riesgo las políticas de sentido común” que ha desarrollado el Partido Popular. El PP turolense vuelve a presumir de ser un gestor privilegiado para la provincia, un trabajador infatigable y un salvador del pueblo de Teruel que, sin él, ya habría sido devorado por el olvido.
Aunque ese discurso mesiánico les aportará escalofríos de placer en los mítines y encuentros, ser el héroe de una provincia tiene que dar mucho ánimo, podemos buscar los datos que hay detrás de estas afirmaciones y el escalofrío lo sentimos, ahora, los demás.
Incluso pasando por alto las obvias diferencias ideológicas que pueda tener yo, e imagino que muchos de los lectores, con los candidatos populares, la gestión del PP se muestra bastante chapucera y cara. Así, de primeras, podemos recordar la electrificación de la vía del tren que esperamos desde 2008 (aquí hay responsabilidades para el PSOE también), la falta de voluntad de reformar los estratos de la PAC que claman los agricultores de Teruel, los cerca de 8,5 millones de euros que casi se pierden en el juego de influencias que se ha convertido el FITE y el caso más reciente de la multa de 3,3 millones de euros por el inexistente Hospital de Teruel. La negligencia del PP en esta provincia ya nos ha costado millones entre pleitos, derroches y subvenciones perdidas.
Y a esta negligencia sumamos la negación. Los dirigentes del PP niegan la relación entre el atraso en las infraestructuras y el atraso en marcadores sociales como la desigualdad, la despoblación, el desempleo o la simple y llana pobreza. Cáritas denunciaba hace muy poquito como la atención a diversas personas está subiendo en Teruel, como también está ascendiendo la demanda de ayudas económicas para cubrir primeras necesidades y la desigualdad social.
Mientras ya anuncian la salida de la crisis con datos macroeconómicos, incluso en nuestra provincia, niegan la urgencia social, el saqueo de la hucha de las pensiones y el rechazo de nuestra Ley 25 de Emergencia Social y la creación de un Plan de Renta Garantizada. A la vez que paralizan la Ley de Dependencia y la Ley de Desarrollo Sostenible para el Medio Rural.
Cuatro proyectos que defendemos desde Unidos Podemos con aún más hincapié en la provincia de Teruel para hacer frente a problemas radicales en el medio rural. Empezando por atajar la emergencia social y la pobreza que afecta de igual manera, o incluso más, a urbanos y rurales. Y terminando posibilitar una dependencia digna y la creación de una economía de los cuidados en zonas tan sumamente envejecidas, siguiendo por la creación de un tejido productivo propio y eficaz en los pueblos.
Aunque entiendo que en su discurso de campaña no entran sus negligencias y errores, dejar fuera los asuntos por los que deberían trabajar es, como poco, irresponsable. Negar los muchos, muchísimos, problemas que nos atraviesan gracias al modelo de país en el que aún vivimos no es manera de hacer una campaña digna que defienda a la gente, ni mucho menos manera de conducir un país.
Este sábado el cabeza de lista del PP al Congreso de los Diputados por Teruel, Manuel Blasco, aseguraba que “no conviene poner en riesgo las políticas de sentido común” que ha desarrollado el Partido Popular. El PP turolense vuelve a presumir de ser un gestor privilegiado para la provincia, un trabajador infatigable y un salvador del pueblo de Teruel que, sin él, ya habría sido devorado por el olvido.
Aunque ese discurso mesiánico les aportará escalofríos de placer en los mítines y encuentros, ser el héroe de una provincia tiene que dar mucho ánimo, podemos buscar los datos que hay detrás de estas afirmaciones y el escalofrío lo sentimos, ahora, los demás.