El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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Se ha hablado mucho acerca de la manera en la que actual situación pandémica ha influido en el día a día de la población, sobre cómo será la denominada “nueva normalidad” y si realmente habrá servido para reflexionar sobre aspectos que permitan seguir edificando una sociedad mejor. La transición hacia ese nuevo escenario ya está en marcha, y lo que está claro es que habrá cambios a todos los niveles, aunque también hábitos, costumbres y rituales que, por su inherencia a la propia naturaleza del ser humano, permanecerán impasibles ante las circunstancias.
Uno de ellos es la necesidad de reunirnos, compartir con nuestros semejantes experiencias en común vinculadas con el ocio, disfrute y aprendizaje. Una actividad que, precisamente por las limitaciones propias del contexto sanitario experimentado, ha adquirido un valor especial en los últimos meses. El modo en el que se desarrolla es distinto al de antes, sin embargo, los beneficios que genera continúan siendo los mismos. Se ha modificado la interacción personal, pero también se han tenido que adecuar los espacios en los que se llevaba a cabo. En este sentido han ganado protagonismo las zonas al aire libre, áreas diáfanas que aseguraran un ambiente limpio y ausente de organismos nocivos. Muchas ya existían, otras se reinventaron y, en un tercer grupo, estarían aquellas que han aparecido cumpliendo todos estos requisitos. La Cúpula Geodésica ubicada en el en el parque de La Granja (barrio de San José, Zaragoza) pertenece a estas últimas.
Con un aforo de 2.500 personas, 15 metros de altura y 30 de diámetro, la inauguración del complejo tuvo lugar el pasado sábado 17 de julio con el espectáculo Los disparates de Goya, de Sergio Muro y Joan Pascual. Un homenaje a Francisco de Goya que forma parte de la extensa nómina de actividades que en 2021 se están desarrollando con motivo del 275 aniversario de su nacimiento. Incluido dentro de la programación municipal “Cultura al Raso”, la apuesta abarca un abanico multidisciplinar de manifestaciones artísticas, desde el teatro y la danza hasta la poesía y la pintura, todo ello aderezado con un toque especial de performance. Humor, locura, arte y creatividad ofrecidos por el dúo musical Binoceronte (Alejandro Güerri y Carlos Marta), la soprano Pilar Marqués, la bailarina Raquel Loren, el guitarrista Lucio Cruces, el poeta Josema Carrasco y el artista Sergio Muro, la compañía de teatro Zona Zalata y el Aula Experimenta Teatro de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona).
La prematura ausencia de entradas para el evento vaticinaba el éxito en el que se convirtió esta particular propuesta por honrar el pintor de Fuendetodos, que continuará celebrándose en otros puntos de la geografía aragonesa y nacional, como Gallur, Cariñena o Tarragona. Y es que, más allá de las infraestructuras que irán emergiendo a lo largo de los años en la ciudad, lo que realmente seguirá perenne será la necesidad de fomentar una cultura que nos entretenga, nos enseñe y, lo más importante de todo, nos haga libres.
Se ha hablado mucho acerca de la manera en la que actual situación pandémica ha influido en el día a día de la población, sobre cómo será la denominada “nueva normalidad” y si realmente habrá servido para reflexionar sobre aspectos que permitan seguir edificando una sociedad mejor. La transición hacia ese nuevo escenario ya está en marcha, y lo que está claro es que habrá cambios a todos los niveles, aunque también hábitos, costumbres y rituales que, por su inherencia a la propia naturaleza del ser humano, permanecerán impasibles ante las circunstancias.
Uno de ellos es la necesidad de reunirnos, compartir con nuestros semejantes experiencias en común vinculadas con el ocio, disfrute y aprendizaje. Una actividad que, precisamente por las limitaciones propias del contexto sanitario experimentado, ha adquirido un valor especial en los últimos meses. El modo en el que se desarrolla es distinto al de antes, sin embargo, los beneficios que genera continúan siendo los mismos. Se ha modificado la interacción personal, pero también se han tenido que adecuar los espacios en los que se llevaba a cabo. En este sentido han ganado protagonismo las zonas al aire libre, áreas diáfanas que aseguraran un ambiente limpio y ausente de organismos nocivos. Muchas ya existían, otras se reinventaron y, en un tercer grupo, estarían aquellas que han aparecido cumpliendo todos estos requisitos. La Cúpula Geodésica ubicada en el en el parque de La Granja (barrio de San José, Zaragoza) pertenece a estas últimas.