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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

El peligro de la abstención

Debo confesar que me había hecho el firme propósito de no perder ni un segundo en hablar de la opción política nacida del escozor de un perdedor.

Iñigo Errejón se balanceó como un elefante en la tela de una araña y como vio que Pablo no la rompía decidió dar otra balanceada. Así fue meciéndose plácidamente hasta la patraña final.

Con las lisonjas de los medios de adulteración que competían entre ellos alabando la inteligencia política del repelente niño Vicente, el muchacho había conseguido convertirse en el misterioso núcleo irradiador ¿irradiador de qué?

Parece que algunas opciones hasta ahora cercanas a Podemos van a unirse al proyecto del repelente niño Vicente. Ellos sabrán.

Tampoco importará mucho, si como se especula debilita a Pablo Iglesias, no será fortaleciendo al lindo Pedro. Lo hará concediendo al repelente la venganza lerda que acostumbran a utilizar los mediocres como él y Bescansa: si no juego de delantero me llevo la pelotita.

Pero es que no sabes jugar de delantero –pataleta- ¡que sí, que la abuelita me dice que soy más listo que faraón!

Calla niño, a la abuela la pusimos ahí para que no molestara y nos ha salido con un Chamartín que “consorte y filias de arquitectura” va a costar un huevo.

Tener un marido y un hijo arquitectos obliga a saltarse algunos principios. Sobre todo, cuando sus empresas están pasando dificultades.

El “repelente” pretende vendernos el “legado Carmena” mientras Sánchez Mato se retuerce ante tanta estupidez. Tranquilo Carlos todos sabemos quién fue el responsable del milagro económico del Ayuntamiento de Madrid mientras Manuela hacia magdalenas.

Pablo Iglesias ha seguido al pie de la letra el manual usado por los políticos de tertulia intelectual: debatir hasta aburrir en tanto el listillo ocupa los sillones. A Pablo le han salido muchos más listillos de los humanamente controlables y parece desbordado, tranquilos ¡A veces las apariencias engañan!

Tal vez sea una oportunidad única para separar el trigo de la paja. Una vez que sabe a quién tiene en frente se le está presentando la oportunidad de descubrir los puñales que le acechan por la espalda.

Ahora sabrá que la integración del perdedor pasa inexcusablemente por su sumisión al proyecto. Si no se produce palmariamente, mucho mejor defenestrarlo antes que se revuelva. La operación urdida con Bescansa fue un desliz que Iñigo negó vehementemente esperando una mejor oportunidad para dar salida a sus ambiciones. Pablo y su equipo se equivocaron dando crédito a sus palabras.

En prevención del cataclismo que se avecina, los protagonistas empiezan a alertar de que el verdadero enemigo de la izquierda es la abstención.

¿De qué izquierda se habla? ¿De la que es incapaz de apoyar unos presupuestos generales - con marcado carácter social - aunque se vaya a elecciones si son rechazados? O tal vez ¿de la que apuntala a la derecha más liberal (Convergencia Democrática de Cataluña) porque viven en el mismo pueblo? O quizás hablamos de la izquierda ¿que no duerme si tiene por compañeros de Gobierno a los mismos que le hicieron presidente de Gobierno? O ¿puede ser la izquierda que exige estar en el Gobierno porque no se fía del Gobierno?

En realidad, son todas esas izquierdas y ninguna. Son todas las que aún no han entendido que el bien común debe primar sobre el deseo individual, aunque tienen que respetar el anhelo personal.

Ser de izquierdas no es una denominación de origen, es una actitud ante la vida, otra cosa es una POSE.

Modificar la Constitución (Artículo 135) escuchando a los poderes económicos no es de izquierdas. Es propio de vendidos a los amos.

Continuar con la desproporción de subvenciones a la enseñanza concertada en detrimento de la pública no es de izquierdas. Es de especuladores.

Recortar en Sanidad y servicios sociales no es de izquierdas. Es de ladrones.

Tener un Estado más débil y de rodillas ante las multinacionales, no es de izquierdas. Es de cobardes.

Congelar las pensiones y retribuciones de los trabajadores de la función pública no es de izquierdas. Es de bandidos.

Condonar la deuda a la banca y multinacionales no es de izquierdas. Es de cómplices.

Mantener un sistema fiscal injusto con la clase media y trabajadores no es de izquierdas. Es de sinvergüenzas.

Sostener a la Iglesia Católica con los presupuestos generales del Estado no es de izquierdas. Es de hipócritas.

Mantener los privilegios y exenciones fiscales de entidades privadas – Iglesia Católica – no es de izquierdas. Es de atracadores.

Subvencionar con dinero público la realización de espectáculos con maltrato animal no es de izquierdas. Es de bestias.

Nombrar alcaldesas y regidores perpetuos a vírgenes y santos varios del imaginario colectivo, no es de izquierdas. Es de farsantes.

Acudir a actos religiosos a título de cargo institucional no es de izquierdas. Es de lameculos.

Aprobar leyes sociales sin partida presupuestaria no es de izquierdas. Es de bobos.

La lista sería interminable, para acabar diremos que ser de izquierdas no es aceptar sin debate una Jefatura de Estado heredada de un rebelde, criminal y genocida.

La falta de propuestas para anteponer lo común a lo particular será lo que lleve al hastío y a la abstención.

*José Antonio Luque, Movimiento Hacia Un Estado Laico (Mhuel)

Debo confesar que me había hecho el firme propósito de no perder ni un segundo en hablar de la opción política nacida del escozor de un perdedor.

Iñigo Errejón se balanceó como un elefante en la tela de una araña y como vio que Pablo no la rompía decidió dar otra balanceada. Así fue meciéndose plácidamente hasta la patraña final.