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Pirómanos y pirómanos

No me cabe duda, este es un país de pirómanos. Solo hay que ver la impunidad con que prenden fuego a nuestro territorio esos canallas, terroristas incendiarios a los que no les tiembla la mano cuando los instrumentos de destrucción masiva que manejan se llevan por delante no solo nuestros montes, sino también el patrimonio, las vidas o la preciada y siempre tan difícil de mantener biodiversidad.

Son estos los clásicos, los de toda la vida, los que carbonizando territorios y patrimonios, resuelven enemistades, ayudan al mafioso de turno o simplemente salen a pasar la tarde, a quemar el monte, como quien se va a tomar unas copas.

Junto a estos ha surgido una nueva especie, más especializada y que actúa con la misma impunidad que los anteriores. Son los pirómanos profesionales, bien pagados y con el respaldo de aquellos a quienes interesa que el fuego dialéctico este siempre vivo y mejor si arrasa a su paso todo lo que encuentra.

La de pirómano se está convirtiendo en una de las profesiones con más futuro y mejor pagada de este país. Esto de carbonizar se ha puesto de moda. Antes se trataba solo de los montes, principalmente los gallegos, pero ahora y con la profesionalización te los encuentras en ámbitos impensables. Tanto, tanto que actualmente cualquier partido político que se precie de su hooliganismo patriotero tiene uno o varios en nómina. Y no hablemos de la calle, la calle se ha llenado de voluntariosos incendiarios que igual te queman un monte, que atizan por las redes vertiendo, como si fueran gasolina, insultos y amenazas de esas que deberían estar castigadas con la cárcel.

Los pirómanos, como cualquier profesión en auge, han ampliado fronteras y escenarios. Algunos se mantienen amateurs por aquello del amor a la profesión, pero los nuevos vienen resabiados y no estan dispuestos a trabajar por la cara. Es aquello de renovarse o morir, que quemar el monte cada vez esta peor visto y mal pagado.

Ya lo decía aquel viejo anuncio: “Cuando el monte se quema, algo tuyo, tambien de los pirómanos, se quema. Por eso mientras unos pocos se siguen tirando al monte, donde verdaderamente esta el negocio y donde se puede ascender en el escalafón de ”calcina que algo queda“, es en las tribunas políticas, las redes sociales o los medios de comunicación.

Que hay que ver como han progresado estos amigos del fuego y la gasolina dialéctica gracias al apoyo de quienes en los partidos políticos y en los medios de comunicación hacen del odio bandera achicharradora. La furia abrasadora de la que hacen gala pirómanos como Albiol, Casado, Martínez Maillo, Marhuenda, Inda o nuestros simpares Azcón y Gustavo Alcalde, dejan a los dragones escupe fuego sin trabajo. Cada vez que abren la boca se incendia este país. ¿Son o no son pirómanos?

Pero la competencia es dura, y ahí los chicos y chicas de Ciudadanos se entregan a fondo. Los del partido naranja vienen arrasando, son los nuevos tiempos y los nuevos modos. Y en vez de utilizar el lenguaje patibulario que tanto gusta a los señores de orden del PP, ellos son más de la línea Inda o Marhuenda, del discurso calmo del napalm y de sonrisas de esas que ponen la piel de gallina en la mejor escuela de la nueva ultraderecha europea.

No nos engañemos, ellos también son pirómanos capaces de incendiar redes, medios e instituciones. O de soltar su retahíla de frases chamuscadoras -a ver si le ganamos al PP con la más bestia- de esas que incitan al odio.

Buscando ese espacio politico que le disputan a los de Rajoy and company nada como echar mano de la gasolina que alimente ese fuego que se ha instalado en nuestro pais, ¡que no se apague!

¡Ay amigas! cuánto bombero se necesita en este país, cuánta gente de bien metida a apaga fuegos que sofoque con diálogo, empatía y entendimiento mutuo tanto incendio que nos acecha, cerca y nos quema hasta las entrañas.

Ya lo veis, no hace falta ir a Galicia, donde los piromanos crecen a la sombra de los eucaliptos. Campan a sus anchas por el país, tea en mano o dedo a la que salta, mientras son alimentados, pagados y animados por los “simpáticos chicos de esa derecha pirómana que se sienta en las instituciones o lanza gasolina desde los periódicos ”amigos“

Galicia, Asturias, León, el país entero y también nuestras instituciones, los medios decentes, las redes sociales, no nos merecemos tanto pirómano que aspira a arrasar este país napalm en mano.

No me cabe duda, este es un país de pirómanos. Solo hay que ver la impunidad con que prenden fuego a nuestro territorio esos canallas, terroristas incendiarios a los que no les tiembla la mano cuando los instrumentos de destrucción masiva que manejan se llevan por delante no solo nuestros montes, sino también el patrimonio, las vidas o la preciada y siempre tan difícil de mantener biodiversidad.

Son estos los clásicos, los de toda la vida, los que carbonizando territorios y patrimonios, resuelven enemistades, ayudan al mafioso de turno o simplemente salen a pasar la tarde, a quemar el monte, como quien se va a tomar unas copas.