Las semillas que han surgido en un proceso de mejora a través de los métodos tradicionales. Estas son las que pretenden conservar desde la Red de Semillas de Aragón: las variedades locales o tradicionales. Gracias a este proceso de mejora, están adaptadas a las condiciones de clima y suelo y presentan una mayor resistencia a plagas y enfermedades. Además, el cultivo de variedades tradicionales permite la autogestión de la producción: “de esta manera no estamos en manos de grandes multinacionales, tenemos más autonomía”, explica Alberto Ruiz, agricultor ecológico de la cooperativa La Sazón y miembro de la Red de Semillas de Aragón.
En 2011 un grupo de personas interesadas en la agricultura responsable para preservar la biodiversidad agrícola crearon la Red de Semillas de Aragón, en el seno del Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional. Trabajan para conservar las variedades tradicionales de las semillas que se han utilizado en nuestros campos durante generaciones.
El trabajo principal se enfoca en las variedades tradicionales, que son las que se han diferenciado a través de un proceso histórico de selección por parte de los agricultores y agricultoras: “han sobrevivido al paso del tiempo a base de traspasar las semillas de padres y madres a hijos”, según explican desde la Red de Semillas.
Estas variedades se seleccionan porque están adaptadas a las condiciones concretas de la zona y las técnicas de agricultura tradicional, se tienen en cuenta los factores locales, usos y cualidades específicas, no solo los criterios comerciales. Además, otro de los objetivos es recuperar la cultura agrícola tradicional, que se encuentra en riesgo ya que: “normalmente la gente que conserva estas variedades son gente mayor que sigue cultivando tradicionalmente y muchas de las que hemos rescatado el donante ya ha fallecido, por lo tanto, muchas variedades se encuentran en riesgo de desaparición”, explica Alberto Ruiz.
La conservación de estas semillas sería una de los recursos más adecuados para “afrontar la crisis alimentaria actual, el control hegemónico que ejercen las multinacionales de las semillas sobre nuestro sistema agroalimentario y los cambios climáticos globales previstos en un futuro próximo” según expone en sus informes la Red de Semillas Estatal.
Para llevar a cabo su labor y facilitar la conservación de las semillas tradicionales se organizan en un proceso participativo en el que se implican desde agricultores profesionales, pasando por hortelanos aficionados, el Banco de Germoplasma de Especies Hortícolas de Zaragoza, consumidores finales, socios y voluntarios, hasta expertos en análisis sensorial para evaluar las cualidades de las plantas seleccionadas.