Las monjas de la Orden de San Juan de Jerusalén, propietarias del Monasterio de Villanueva de Sijena y de sus bienes, habilitaron al Gobierno de Aragón para que emprendiese acciones legales y reclamase las piezas y pinturas que, de momento, se han devuelto en dos tandas, incompletas y con graves desperfectos en algunos casos. Suyo es el tesoro y el lugar donde se va a cuidar y exponer, pero los beneficios económicos relativos a las obras de arte sacro solo repercutirán en las religiosas que ahora lo habitan, y de manera indirecta.
De hecho, la orden sanjuanista no reside en Villanueva de Sijena, a donde no ha regresado desde 1970, cuando se evidenció la necesidad de realizar reformas en un espacio que se encontraba en estado muy deteriorado. Entonces depositaron 44 obras en el Museo de Lleida y 53 en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Después se instalaron en Valldoreix (Barcelona) y en 1983, 1992 y 1994 realizaron las ventas a la Generalitat de Catalunya declaradas nulas por la Justicia y que han dado pie a esta cuestión.
En 1985, las sanjuanistas cedieron el monasterio de Sijena a las religiosas de otra orden, la de Belén, que son las arrendatarias desde entonces. La Orden de Belén y de la Asunción de la Virgen y San Bruno se ha mantenido al margen de este litigio. En torno a una treintena de ellas siguen un modo de vida eremita; es decir, viven de manera individual en unas celdas, en soledad, solo se reúnen para rezar y nunca hablan entre ellas. Incluso tuvieron roces con el Ayuntamiento sijenense cuando, hace unos años, instalaron unas caravanas móviles para utilizarlas como viviendas mientras se reformaba el claustro sin permiso de obras. El Gobierno de Aragón autorizó posteriormente esta medida provisional.
En “rebeldía procesal”
El litigio original impulsado a partir de 1996 por el alcalde de Villanueva de Sijena, Alfonso Salillas, y el Ejecutivo aragonés señalaba como responsables de lo que consideraban un expolio a las monjas de San Juan además de a la Generalitat y al MNAC. Ninguna de las religiosas que realizaron las ventas estaba viva cuando se inició el proceso y, al no presentarse, se las declaró en un primer momento en “rebeldía procesal”.
Sin embargo, la sentencia de 2015 las exculpó de cualquier delito, perdonó los costes y exoneró de devolver el dinero que habían recibido por las ventas ilícitas, más de cien millones de pesetas. Dos años antes habían delegado en el Gobierno de Aragón, presidido entonces por la popular Luisa Fernanda Rudi, la potestad para reclamar la devolución de los bienes. Desde entonces han desaparecido del primer plano y solo adoptan el papel de órgano consultivo; el Ejecutivo aragonés busca siempre un consenso.
Una relación a distancia
Aunque la comunidad de religiosas pasó en 1972 de Sijena a Valldoreix, el monasterio conservó su consideración canónica y su personalidad jurídica. Su uso, usufructo y administración se encomendó entonces al monasterio de la localidad barcelonesa hasta que en 2000 se aprobaron los estatutos de la Confederación de los Monasterios de la Orden de San Juan de Jerusalén. En la actualidad, su presencia en España se limita al monasterio de Salinas de Añana, en Álava. Su priora es Virginia Calatayud, apenas ha visitado Sijena y no tiene vínculos con Aragón. Reconocida por el Vaticano como comisaria pontificia de la Orden desde 2016, en su mano está mantener que sea el Ejecutivo de Javier Lambán el que lleve la iniciativa. Por ello, el Obispado de Huesca no tiene potestad alguna sobre el monasterio de Sijena.
¿Y las hermanas de Belén? Viven de alquiler, han superado pasadas rencillas con el Consistorio de la localidad y han cedido partes de sus espacios, unos dormitorios, para que sirvan como museo de algunas de las piezas. Tampoco reciben un beneficio directo por la exposición de los bienes, pero sí pueden sacar un rédito indirecto a diferencia de las sanjuanistas, que han perdido ya todo vínculo económico.
El recinto está abierto a visitas y las religiosas cobran una entrada de 5 euros. Se pueden pisar de este modo las zonas públicas; pero no las que el Gobierno de Aragón utiliza para los bienes de Sijena; es decir, los antiguos dormitorios y la sala capitular del monasterio. Sí es cierto que la publicidad que ha recaído sobre los bienes ha ayudado a que las hermanas de Belén reciban más turismo del habitual. Abren los sábados de 12:30 a 16:00 horas.
Para eso habrá que pagar otra entrada, que depende de una caja y una contabilidad ajena a las monjas. La entrada cuando, con las nuevas incorporaciones, se reabra la exposición de los bienes de Sijena, en las salas acondicionadas por el Gobierno, será de 3 euros y gratis para menores de 6 años. Desde enero del año pasado y hasta el cierre del recinto en diciembre para el estudio de las obras llegadas de Lleida, más de 5.000 personas han acudido a ver las obras de arte sacro.
Visitas tres días por semana
Las visitas guiadas a Sijena forman parte del convenio firmado entre Gobierno de Aragón, Turismo de Aragón, comarca de Los Monegros y Ayuntamiento de Villanueva de Sijena. Se han desarrollado los viernes, sábados y domingos por espacio de siete horas cada día para preservar en la medida de lo posible la tranquilidad de la Orden de Belén y, claro, con el consentimiento de las sanjuanenses.
El Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón ha invertido, desde el comienzo de legislatura, unos 500.000 euros en Sijena. De ellos, 150.000 euros en el acondicionamiento de la sala de los antiguos dormitorios y 252.700 en la sala capitular para la recepción de las pinturas murales, más 2.000 en el proceso todavía abierto con el que se le pretende dar al monasterio el carácter real de museo. El convenio con el resto de instituciones es de 12.000 euros anuales.
El mal estado de varias de las obras devueltas por el Museo de Lleida el pasado 11 de diciembre hace que todavía no se haya definido la fecha para mostrar las nuevas piezas; aunque las previsiones más optimistas apuntaban al mes de enero, todavía no ha concluido el minucioso examen al que se las está sometiendo.