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Pancarta por obras

Obras C Manifestacion Zaragoza.

Mariano Gistaín

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Obras por doquier. Cada mil pasos taladran. Derriban, sierran baldosas, polvo, sudor y máquinas brrrr. Las obras de la calle Manifestación de Zaragoza han dejado unos pasillos laterales mínimos, son calles estrechas del casco antiguo. Ese paso estrechísimo obliga a ir de lado, si te cruzas con alguien hay que hacerse esbelto, ir de perfil, como egipcios antiguos.

Algunos de los comercios afectados han colocado esta valla en la calle Alfonso, como un cómic, apelan a GODZILLA, y piden clemencia al viandante, que no deje de ir a comprar porque el paso sea angostísimo. El centro ya está asfaltado, hasta le han puesto una tela como un sudario para protegerlo del polvo y las inclemencias. Está liso como el disco de un ordenador nuevo.

Entre la plaza del Justicia y la calle Alfonso. Miles de turistas leen o miran a diario ese póster de Godzilla, algo popular, un rótulo de iniciativa privada, un anuncio colectivo. Si sobrevives a las obras todo queda guay. Si sobrevives.

Al menos en Huesca está Orwell, esculpido por Saura, tomando café en el Parque. Orwell y Ramón Acín, por fin el café. Datos plataformados se disputan los eriales y el agua y la luz con macrogranjas de cerdos. Aragón en marcha.

Cuando acaben las obras quedará el cartel, la pancarta reivindicativa comercial, el recuerdo de las angosturas. Hay vecinos, no comerciantes, que disfrutan de estos días / meses (¡hasta el Pilar!) sin tráfico. Aparte de las máquinas, que pasan y se van, el trasiego horrísono de las furgonas ha cesado, se ha ido por la calle de al lado, Santa Isabel, que tiene un anticuario y tenía cierta paz. Y han dejado de pasar las temibles barredoras.

El pasquín en la valla de las obras quiere abrir la calle clausurada, es el maullido de náufrago de que detrás de esas vallas y esas máquinas hay vida, comercios, bares... y hoteles. Entretanto los carritos de la compra y las sillas de ruedas y las maletas y los carros de reparto se abren paso en los desfiladeros. Es una prueba para practicar la antigua cortesía, ceder el paso, meterse en los huecos para dejar pasar...

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