Peralejos ya vivió un accidente aéreo en 1984 y Juan José también fue el primero en llegar: “He intentado ayudar”

Luis Faci

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Si la casualidad ha querido que la pequeña localidad turolense de Peralejos sea escenario de dos accidentes de F-18 separados por 40 años, aún es más sorprendente que una misma persona fuera la primera en llegar a ambos sucesos. Se trata de Juan José Peiró, agricultor de 72 años ya jubilado, para quien este viernes se mezclaban sentimientos de pésame y de asombro. “He intentado ayudar en lo que he podido, pero no ha servido para nada”, se lamentaba.

El 4 de mayo de 1984, Juan José estaba en el campo con el tractor cuando un hombre le avisó de que se había estrellado un avión. “Yo no me lo creía, pensaba que era una broma. Pero vi cómo estaba ardiendo el monte y entonces me di cuenta”, recuerda. Su primera decisión fue ir a casa a avisar a la Guardia Civil por teléfono (fijo). “Llamamos a Alfambra, pero comunicaban, y entonces avisamos directamente a Teruel”. Y acudieron al lugar para ver, también entonces, si podían localizar al piloto: “Fui corriendo aunque era un kilómetro y medio de subida, pero entonces tenía 32 años y estaba fuerte”. No hubo nada que hacer.

“Resulta que ambos pilotos eran de Teruel”, rememora. Se trataba de José Hernández Ferry, de 33 años, y Gonzalo Gracia, de 26. Ambos capitanes, que pilotaban un Phantom, pertenecían al Ala 12 del 121 Escuadrón de la base de Torrejón de Ardoz, en Madrid. 

Este viernes, la trágica historia se ha repetido a apenas tres kilómetros del suceso de hace 40 años. “Nos ha avisado un joven que lo ha visto de lejos, hemos cogido el todoterreno varios amigos y hemos ido a toda velocidad al lugar”, explica Juan José. A su llegada, pasadas las doce y media de la mañana, se han encontrado todo “desintegrado”. “Nada más llegar, nos hemos repartido y hemos batido el monte por si encontrábamos vivo al piloto. Hemos recorrido un radio de unos 200 metros, pero no hemos visto a nadie. Esperaba encontrar algo, al piloto, la silla, pero nada. Y entonces ha empezado a llegar todo el mundo”. Lamenta que la pieza más grande que han podido encontrar ha sido “los pistones del tren de aterrizaje”.

El lunes estaba previsto celebrar, precisamente, un acto en recuerdo del siniestro mortal de 1984, pero finalmente se ha suspendido, tal y como ha informado el alcalde de Peralejos, Carlos López. Con el accidente de este viernes, las connotaciones iban a ser aún más trágicas. El homenaje se iba a realizar en el lugar en el que el municipio levantó un monumento y dos placas en recuerdo del suceso, con un breve acto militar tras el que se depositaría solemnemente una corona de flores.