“En Aragón sí da y hay que aprovecharlo”. Ese sería el único titular, más o menos, claro, que emana de la primera reunión de la izquierda parlamentaria aragonesa para articular el previsible relevo de Antonio Cosculluela (PSOE) como presidente de las Cortes de la Comunidad. ¿El problema? Que no todos los partidos envían ese mensaje. Y no lo hacen porque, lejos de empezar a poner nombres y propuestas sobre la mesa, existe un problema de raíz: qué, dónde y cuándo hablar. De momento solo se ha resuelto el último interrogante porque PSOE, Podemos, CHA e IU volverán a verse las caras el próximo jueves.
Por un lado está la proposición, parida por los socialistas, de crear un foro permanente de diálogo entre las cuatro fuerzas progresistas: “Institucionalizar un espacio político de la izquierda”, como lo han denominado Patricia Luquin (IU) y Gregorio Briz (CHA), en el que tratar los temas que “de verdad interesan a la ciudadanía”: presupuestos, emergencia social, renta social, sanidad, educación... “La Presidencia de las Cortes a la ciudadanía le importa lo que le importa”, espetó con intencionada delicadeza la representante de IU.
Y de ese flujo de unión y convivencia debería salir el acuerdo acerca de la composición futura de la Mesa de las Cortes, como repitió en varias ocasiones el portavoz del PSOE, Javier Sada, cuando le preguntaron si permitirían un presidente de Podemos. Con su respuesta, el socialista deja todas las puertas abiertas. Eso sí, espera que se vayan cerrando en la reunión del jueves, ya que el PP está al acecho.
Pero no todos comparten esta idea. No estaban de acuerdo antes de la reunión y siguen sin estarlo tras departir con el resto de fuerzas afines ideológicamente. Por ello, este primer acercamiento oficial se debe calificar de nulo. Y si algo ha conseguido es evidenciar la distancia en este asunto entre socialistas y morados.
Porque los de Pablo Echenique, representados ayer por la actual diputada y vicepresidenta de las Cortes, Violeta Barba, y el diputado Héctor Vicente, se mantienen firmes en su estrategia de separar los temas. No se muestran contrarios a la creación de ese foro de izquierdas, pero sí a que de ahí, y en mezcolanza con otras cuestiones, dimane la solución a la Presidencia del Parlamento. Creen que por un lado hay que hablar de eso y, por otro, del resto de asuntos.
Sostienen que están absolutamente legitimados para proponer un candidato o candidata, porque el PSOE ha renunciado a la Presidencia. Advierten, de igual forma, de que pondrán un nombre sobre la mesa cuando la dimisión se haga efectiva. Hasta que eso no suceda, apuntó Barba, “no tiene sentido”.
No dejan claro si podrían llegar a un acuerdo en el que la Presidencia continuara siendo socialista. La diputada morada señaló que “sería extraño que fuera otra vez del PSOE cuando son ellos los que han renunciado. Entendemos que no quieren seguir ostentando ese cargo”. Respecto a la institucionalización de un espacio de izquierdas, indicó que no es ninguna novedad “porque siempre ha habido diálogo”.
No descartó opciones Patricia Luquin, que explicó que su partido apoyaría al candidato de consenso que surgiera de las reuniones entre las cuatro fuerzas. En la misma línea se expresó Briz, para el que la unión de la izquierda frenaría “el impulso de algunas de las fuerzas para pactar con la derecha determinadas cuestiones”.
“No vamos a regalar la Mesa de las Cortes a la derecha”
Aunque es seguro que en la mente de todos los que departieron ayer está el evidente riesgo de que el PP pueda presidir las Cortes si no son capaces de alcanzar un asenso, solo Patricia Luquin lo mencionó sin ambages: “No vamos a regalar la Mesa de las Cortes a la derecha”.
La lógica empuja a pensar que las cuatro fuerzas estarán de acuerdo en que deben evitar que los populares accedan al sillón. Y sobre ese presunto objetivo común surge la opción de que Antonio Cosculluela pudiera seguir como presidente, al menos, hasta que se lograra ese pacto que, de momento, no parece muy cercano. Sobre esto, el socialista Javier Sada dejó claro que no contempla que no haya entente, porque “sería una irresponsabilidad”.