Tras meses y meses en los que apenas ha llovido, la sequía ha dejado el pantano del Arquillo en el barrio de San Blas, del que se abastece la ciudad de Teruel, a apenas al 18 % de su capacidad, lo que ha obligado al Ayuntamiento a activar un plan de emergencia, en la fase de prealerta, con la confianza de que el cielo regale en los próximos meses agua. De no ser así, vaticinaba la alcaldesa de la capital hace unos días, Emma Buj (PP), el próximo año habría que afrontarlo con medidas “mucho más restrictivas”.
Se trata de uno de los niveles más bajos registrados en el pantano desde comienzos de siglo, en lo que supone un descenso progresivo desde 2016, sin que la primavera pasada supusiera ningún alivio, periodo en el que suele ser habitual que las reservas aumenten. La alcaldesa reconocía ante los periodistas que la situación actual “no se ha dado en los últimos 20 años”, aunque apelaba a la tranquilidad porque el Plan de Emergencias contempla todos los pasos a seguir en esta situación.
Así, el Ayuntamiento ha adelantado el cierre de todas las fuentes de Teruel, a excepción de la de la plaza del Torico, que se hacía habitualmente dentro de unas semanas para evitar las roturas de tuberías que provoca el agua al helarse. También se ha aprobado la reducción del riego en los parques y se ha limitado el agua para limpieza de las calles.
Estas fueron las primeras medidas aprobadas en la comisión de seguimiento de la sequía reunida hace unos días en el Ayuntamiento de Teruel, en la que resaltaron también la necesidad de poner en marcha campañas de sensibilización, como ya hicieron el pasado verano.
Con esta reunión, se respondía a la decisión de la Confederación Hidrográfica del Júcar, apenas unos días antes, de limitar el suministro de agua a la ciudad, procedente del embalse del Arquillo, al 70 %, mientras que el resto procede ya de los pozos de Caudé y de San Blas. Estos pozos no se utilizan de forma permanente y son los que, en el peor de los casos: que no lloviera este otoño e invierno, permitirían asegurar el abastecimiento para el próximo verano.
Jesús Cachaza, responsable de Aguas de Teruel, que es la empresa encargada del suministro de agua de la ciudad, explicaba que la que procede de los pozos de San Blas es de una “calidad excelente”. Cachaza aseguraba que la situación “es grave pero no es extremadamente grave” y actualmente no hay problemas de suministro.
Tanto el responsable de la empresa como la alcaldesa se mostraban confiados en que llueva este otoño y se solucione la situación antes de que se vean obligados a tomar medidas más drásticas. El pantano de San Blas es un “pantano de laminación” recordaba Buj, así que, “a poco que lloviera se recuperaría”: “Si no fuera así, el verano que viene tendríamos que tomar medidas más restrictivas”.