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“Pulverizar el speed” o “aspirar agua tibia tras consumir cocaína”: así es la guía del Ayuntamiento de Zaragoza sobre los efectos de las drogas

El Ayuntamiento de Zaragoza ha desarrollado una guía informativa sobre los efectos de las drogas y de reducción de riesgos. Se ha elaborado en colaboración con diversas organizaciones especialistas en la materia y profesional sanitario del Centro de Salud San Pablo. En total, han editado 650 folletos y 112 carteles, cuyo coste (1.966,90 euros) ha sido abonado con los presupuestos participativos de la Junta Municipal del Casco Histórico.

En la guía se hace un repaso por distintas sustancias –cannabis, tabaco, MDMA, speed, cocaína y alcohol–; y, en cada una de ellas, se informa acerca de su composición, presentación, propiedades, posología, contraindicaciones, precauciones, efectos secundarios, otros efectos secundarios, interacciones e intoxicación.

En el apartado de “Precauciones”, por ejemplo, en el caso del cannabis, se advierte de que el “consumo continuado lleva a un aumento de la tolerancia del organismo. Por tanto, cada vez se necesitará más dosis (…). Es preferible reservar el consumo para las ocasiones especiales y tratar de evitar, en la medida de lo posible, un consumo frecuente”. Se añade que “la mezcla con tabaco agrava los problemas que generan ambas sustancias por separado. Es mucho más recomendable consumirlo sin mezclar y vaporizado; es decir, sin combustión”.

En el caso del tabaco, se recomienda “restringir el uso a situaciones concretas y especiales, pero teniendo en cuenta que el uso ocasional tiene bastantes probabilidades de desembocar en uso continuado”. También se aconseja “utilizar filtros especiales, no fumar el cigarrillo hasta el filtro, hacer ejercicio regularmente o fumar en exterior o en estancias grandes y bien ventiladas”.

Sobre el alcohol, se advierte de que sus efectos dependen de la velocidad de consumo. También, señala, “es importante el peso corporal de la persona: a menor peso, mayor efecto”. Culmina el apartado alertando de que “beber alcohol con el estómago vacío hace que este pase mucho antes al torrente sanguíneo y con más intensidad, por lo que las probabilidades de que siente mal se incrementan”.

Para el MDMA, se recuerda que afecta a la regulación de la temperatura corporal y que pueden presentarse episodios graves de hipertermia (golpe de calor). Lo que es más probable, se explica en el folleto, “en ambientes cerrados y si se realiza una intensa actividad física (por ejemplo, bailar durante muchas horas”. Por ello, “se recomienda realizar pausas en el baile y reponer líquidos (con agua, zumos o bebidas isotónicas, sin excederse, a razón de aproximadamente medio litro cada hora si se realiza una actividad física intensa)”.

Speed y cocaína

Son las precauciones a colación del consumo de speed y cocaína, las que más polvareda han levantado. Al respecto de la primera de las sustancias, se repiten los consejos ya dados para el MDMA acerca de la necesaria hidratación y se dice que “para evitar hemorragias nasales conviene pulverizarlo bien. Cuando el speed se ha hecho una pasta, puede ser útil calentarlo un poco hasta convertirlo en polvo. Otra opción es consumirlo en ‘bombitas’”. Se deben espaciar –continúan las recomendaciones– “más las tomas que si se consume cocaína, puesto que la potencia y la duración de los efectos es mayor”. Para terminar, se apunta que, “tras su uso, es recomendable aspirar agua tibia, preferentemente salina, para limpiar las fosas nasales y evitar acumulaciones de sustancia que pudieran dañarlas”.

En el apartado dedicado a la cocaína, se explica que “para fabricar un rulo que no dañe los epitelios nasales es preferible utilizar un papel o cartón enrollado, que tubos o cañas de materiales duros”. Indica, por añadidura, que “pulverizar bien la cocaína (machacando bien los cristalitos previamente a la aspiración) reduce la aparición de hemorragias y ulceraciones en las mucosas de la nariz”. Reitera también las recomendaciones sobre la aspiración de agua tras su uso y, para finalizar, señala que “el ejercicio físico excesivo bajo los efectos de la cocaína puede provocar infartos o graves lesiones cardíacas”.

“Los servicios de emergencia constantemente registran accidentes provocados por el mal consumo”

Desde el Consistorio recuerdan que la distribución de este folleto se hace conjuntamente con otro editado por el Gobierno de Aragón. Explican que, “más allá de la prevención ante el consumo de drogas, la reducción de riesgos es una vía necesaria para la intervención sociocomunitaria, para conseguir evitar daños físicos, psicológicos, contagio de enfermedades, etcétera, derivados del consumo de droga”. Los servicios de emergencia, indican, “constantemente registran accidentes provocados por el mal consumo”.

Dejan claro que “esto no supone, en ningún caso, promover el consumo de ninguna sustancia. Supone ofrecer a la población una herramienta de información con base científica (química y médica) sobre qué efectos adversos supone el consumo de drogas y si se pueden minimizar”.

Visión antagónica tienen en el PP. Su portavoz en el Ayuntamiento, Jorge Azcón, considera que este documento incita al consumo de drogas. En su opinión, el folleto no alerta de los riesgos y resalta la droga “como una fuente de placer y de salud”. En su Twitter, Azcón acusa al Consistorio de “enseñar cómo deben hacerse las rayas de cocaína”. Por ello, su partido ha solicitado la retirada del folleto.

Artículo de dos profesionales sanitarias

En el último apartado del folleto, dos médicas de familia del Centro de Salud San Pablo, firman el artículo Drogas, consumo y salud. Reflexión desde el Centro de Salud de San Pablo. En él explican que lo que pasa en el barrio “no es muy diferente a lo que pasa en otros, lo único es que aquí todo se hace en la calle”. Para ellas, “la primera pregunta que deberíamos resolver es de qué sustancias estaríamos charrando. Drogas también son los medicamentos que prescribimos a diario, los que se dispensan en las farmacias, con o sin receta médica, el tabaco, el alcohol, la cafeína que consumimos a lo largo del día…”

Más allá de los efectos perjudiciales de las drogas (legales e ilegales) en nuestro organismo, escriben, “el consumo de drogas, el trapicheo constante, las redadas policiales, los ruidos… generan malestar en la comunidad y son una fuente preocupante de conflictos intervecinales que perjudican la salud. No solo debemos pensar en el perjuicio individual que puede suponer el consumo abusivo/descontrolado de drogas, sino en cómo las pequeñas historias individuales afectan a la comunidad”.