Cabra de Mora pide ayuda ciudadana para restaurar el órgano de su iglesia, una pieza “singular” en Aragón

Nerea Lozano

1 de septiembre de 2024 22:43 h

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El órgano de Cabra de Mora podría volver a sonar después de cerca de 100 años sin hacerlo. Para que se haga realidad, el Ayuntamiento del municipio, la Parroquia de San Miguel y la Asociación Abad Zapater se han unido para pedir ayuda ciudadana mediante un ‘crowdfunding’ y conseguir fondos para restaurar este histórico órgano. Este instrumento forma parte desde junio de 2023 de la Lista Roja de Hispania Nostra, en la que se incluyen los bienes culturales del patrimonio español que están en peligro a causa del mal estado de conservación. 

“¡Quiero respirar otra vez!” es el mensaje que se comparte en esta campaña de captación de fondos y es que el objetivo es “devolver a la vida” a esta pieza histórica para que “deleite con su voz y enseñe su alma”. Además de volver a llenar de sonido a la iglesia de Santa María y San Miguel en la que se ubica -elevado sobre el coro en la entrada a modo de balconada-, daría pie a muchos proyectos para revitalizar la localidad en la que viven unos 70 habitantes. 

La Fundación Abad Zapater, que se fundó en 1997 y reúne a más de 170 socios, enumera que con la restauración se organizarán “actividades culturales, pedagógicas y de divulgación musical relacionadas con el órgano”. Ejemplo de ello son seminarios con especialistas de órganos, celebración de conciertos de música clásica, festivales de música antigua, cursos especializados, visitas guiadas o la inclusión de este órgano en el Ciclo Internacional de Música de Órgano de Teruel. 

El órgano en cuestión fue construido por el reconocido organero, Vicente Sospedra, en el año 1788. Este maestro trabajó especialmente por el levante y la provincia de Teruel, dando como resultado la creación de órganos en poblaciones como Morella, Villafranca del Cid, San Mateo o la Catedral de Teruel. El de Cabra de Mora no sufrió ninguna reparación durante los siglos XIX y XX, a excepción de los fuelles sobre los que se intervino en 1880. 

Este hecho está reafirmado por Jesús Gonzalo López, uno de los mejores especialistas en órganos históricos de España. Además, es el autor del ‘Catálogo de órganos históricos en Teruel’, que recoge todos estos instrumentos históricos que se reparten por la historia de la provincia turolense. Sobre el órgano de Cabra de Mora, indica que en el mismo se mantienen las etiquetas de registro originales correspondientes a 1788. 

Un órgano “singular y representativo” en Aragón

La conservación del órgano es “original prácticamente al 100% en todas las mecánicas” e incluso guarda una cantidad significativa de tubería de metal. El de Cabra de Mora es el último órgano que conserva los tubos iniciales en la comarca Gúdar-Javalambre, según aparece en el Sistema de Información de Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA). Aquí también está el de Mosqueruela, pero de este quedan menos elementos. 

El especialista en órganos, Jesús Gonzalo López, realizó una valoración del estado de conservación. Esta recoge que la “caja se mantiene en estado original al 100%”, al igual que todas las mecánicas y fuellería. Por su parte, las tuberías, considera que hay aproximadamente un 50% de las iniciales. 

Así pues, el órgano de Cabra de Mora se coloca como un instrumento “singular y representativo” para la organería aragonesa. También Gonzalo López señala que el valor patrimonial de esta pieza viene dado por ser el “único bien eclesiástico de la época conservado en la iglesia de Cabra” y por sobrevivir a la Guerra Civil española, pues durante ese periodo se terminó casi por completo con los órganos con tubería en la provincia de Teruel. 

El deterioro actual del órgano se debe al “expolio, abandono, falta de conservación y uso”. Con el paso del tiempo ha acumulado “polvo y suciedad en la caja y las estructuras internas” y las partes de madera están afectadas por “insectos xilófagos”.  

De manera más concreta, la parte de “cañutería” está “chafada” con roturas en los soportes de sujeción. El “secreto y sistemas mecánicos” se encuentran con “problemas estructurales” que dificultan su funcionamiento. Mientras, el “teclado, los tirantes y pedales” muestran “desajustes y falta de movimiento” y el “sistema de aire” cuenta con el “sistema mecánico de movimiento estropeado y desmontado”. 

Campaña de captación de fondos 

No obstante, la buena noticia es que se puede restaurar y recuperar para que pueda volver a emitir sonido. Los trabajos de desmontaje, traslado al taller, vuelta a la iglesia y todos los trabajos de restauración se estima que tiene un coste de 140.000 euros aproximadamente. 

En la campaña de micromecenazgo se ha marcado un objetivo mínimo de 20.000 euros con los que se acometerá la restauración de los tubos de metal y madera. Si se consiguen 30.000 euros, cifra que marcan como “óptima”, se dará un paso más para restaurar los fuelles del órgano. 

En el momento de hacer la donación hay diferentes categorías. Además de la habitual, existe la posibilidad de apadrinar uno de los 1.443 tubos de madera y metal que sustentan al órgano. De escoger una de estas formas de aportación, se disfrutaría de varios beneficios: se incluye el nombre en el “panel de aportantes” de la iglesia, se grabaría en el tubo y se contaría con una visita guiada al templo y la ermita de la Escala Santa. 

Los pedales del órgano, los tirantes, las teclas blancas y negras, el mecanismo del secreto, los fuelles del órgano o la caja del órgano son otras de las partes que se pueden apadrinar. En este caso, se suman nuevos derechos para cada una de las piezas, por ejemplo, entradas gratuitas para el concierto de inauguración del órgano o el V Festival de Música Clásica y Coral de Cabra de Mora 2025.

Con todo ello se quiere volver a dar vida a este órgano que, según Jesús Gonzalo López, presenta un “modelo sonoro evolutivo” para su época y cuyo dibujo -en forma de V- es avanzado para el periodo de construcción. También que deje de ser un espectador para pasar a ser protagonista en el Festival de Música Clásica y Coral que se lleva celebrando cuatro años en el interior de la Iglesia de Santa María y San Miguel.