Adquisición y recuperación
Probablemente, La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, en los Monegros, a una hora escasa de Zaragoza, sea uno de los bienes patrimoniales más desconocidos hasta ahora por el público en general. Este “anonimato” está siendo ya sustituido por un conocimiento y puesta en valor de todas aquellas personas que lo visitan. Los trabajos de rehabilitación emprendidos hace un año por la Diputación de Huesca, tras ser adquirida la propiedad de este monasterio, apuntan ya a recuperar el esplendor que tuvo este recinto, sobre todo en el siglo XVIII, gracias a las pinturas de fray Manuel Bayeu.
Guerras, desamortización, inclemencias climatológicas y despoblación han arañado unos muros, sencillos en la mayor parte de las dependencias, pero que guardaban una iglesia, una sacristía y un claustro dignos del barroco más moderado y clasicista. Dejar que cinco nuevos siglos cabalguen sobre su dolida silueta sepultaría definitivamente una página de nuestra historia y nos alejaría, un poco más, de lo que un día fuimos.
Según Elisa Sancho, vicepresidenta de la DPH, “la recuperación de este monasterio supondrá un revulsivo para los habitantes de esta zona de la provincia”. La Diputación Provincial quiso que las reivindicaciones que se venían realizando, y que alertaban del mal estado del monasterio, no cayeran en saco roto. No se podía admitir que un Bien de Interés Cultural, referente del patrimonio altoaragonés como es la Cartuja de las Fuentes, se perdiera y cayera en el abandono por la inacción y desinterés de las administraciones.
“Estamos cumpliendo con el compromiso que manifestamos hace ahora un año”, dice Elisa Sancho, para quien La Cartuja “es el más desconocido de los monumentos altoaragoneses y también estamos comprobando que uno de los que más impacta a quienes lo descubren”.
En el año 2002, el Gobierno de Aragón otorga la distinción de Bien de Interés Cultural a la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes. Sin embargo, no es hasta finales de 2015 cuando, ya como propiedad de la Diputación, comienzan las obras de recuperación.
Será en primavera de 2017, cuando la inversión llevada a cabo por la Diputación Provincial de Huesca comience a recoger su fruto. Un año de restauración rescatará del implacable paso del tiempo, del olvido más injusto, uno de los vestigios de lo que aconteció, hace ahora quinientos años, en nuestra provincia.
En total, la DPH ha consignado un presupuesto de más de 1,2 millones de euros para rescatar y sacar del olvido este importante patrimonio de la provincia altaoragonesa. A su adquisición se destinaron 262.000 euros y los primeros trabajos -los de mayor urgencia y que culminaron pasado este último verano con una inversión de 200.000 euros- han estado centrados en la sustitución de cerca de la mitad de las cubiertas -más de 800 metros cuadrados- de cara a frenar las filtraciones de agua y para lo que ha sido necesario retejar y consolidar los techos de la nave principal y las capillas, además de los dos cimborrios.
Asimismo, se ha intervenido sobre el cimborrio del crucero, el transepto y cabecera de la iglesia, la nave del coro -en la capilla del Santísimo- así como en las laterales. De forma simultánea se han efectuado las obras de recuperación del chapitel de la torre de la iglesia, por el peligro que presentaba para la integridad del conjunto edificado y para la seguridad de las personas en sus inmediaciones. Finalmente hay que añadir los primeros trabajos de mejora en los accesos, limpieza, desbroce, reparación de puertas y la traída de agua y conexión eléctrica.
Gracias a esta primera fase de actuación es posible, en la actualidad, disfrutar la sobria y austera arquitectura cartuja que, sin embargo, esconde ricos lugares como la Iglesia, la sacristía, el claustrillo, las capillas o la fachada.
Ricos murales tras una arquitectura sobria
La segunda fase sobre la que trabaja –lo está haciendo en la actualidad- la Diputación Provincial de Huesca responde a la necesidad de recuperar los elementos clasicistas del barroco tardío y, sobre todo, la profusa decoración mural llevada a cabo entre 1770 y 1780 por el artista cartujo zaragozano fray Manuel Bayeu, a la sazón cuñado de nuestro inmortal Goya.
En total, 238.000 euros para continuar con la rehabilitación en 1.300 metros cuadrados. Concretamente los que afectan a espacios con pinturas y que se encuentran en peor estado. Se está actuando en las galerías norte y oeste, en las capillas y paso o galería del claustrillo, en la sala capitular y aledaños norte y sur, en el priorato y anejo sur y en el ático del prior. El trabajo, como ya ha ocurrido en la primera fase, es muy manual. Así, se desmontarán a mano las cubiertas -de teja árabe- para reponer la estructura. La idea con la que se trabaja es recuperar el 75 % para recolocarlas, tras su limpieza, con aporte de cerámica similar a la actual.
El buen trabajo efectuado en esta fase ha evitado la pérdida de más de 250 composiciones de pintura al fresco, aplicada en brillantes colores, que cubren virtualmente todos los paramentos, bóvedas y cúpulas de la iglesia, las capillas, el claustro menor, la sacristía y la sala capitular. Estos frescos retratan –según la idea de Fray Manuel Bayeu- episodios evangélicos de Jesús y María, santos, apóstoles, dogmas y misterios de la fe, y diversas alegorías de virtudes morales y religiosas.
La Cartuja, un plató de cine
La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes se convirtió en el plató de rodaje de la última película del cineasta Agustí Villaronga, Incierta Gloria. La que dicen que será la primera escena del nuevo trabajo del reconocido cineasta se grabó con la complicidad e ilusión del territorio con este rodaje.
Entre los protagonistas de la película se encuentran Núria Prims, Oriol Pla y Bruna Cusí que afirmaron que a sus personajes “la guerra los ha cambiado” y a la hora de hablar el paisaje donde están grabando dicen que “es un personaje más de la película”.
Además de la colaboración económica de la Diputación Provincial de Huesca, el rodaje, que ha continuado en otros puntos de la provincia de Huesca, cuenta con el respaldo de la Huesca Film Office, la oficina fílmica dependiente de TuHuesca, mientras se teje esta historia de pasiones amorosas y de amistades traicionadas durante la Guerra Civil.
A los escenarios de la Cartuja y su entorno, hay que sumar otros en Angüés, Barluenga, Quicena, Alquézar, Casbas, la ruta de Jubierre, Alcubierre, Leciñena, pero también Belchite, Caminreal, La Garriga, Jafre de Ter, Barcelona o Rubí.
Esta película basada en la obra literaria de Joan Sales sobre el frente de Aragón, se ha considerado la novela sobre la Guerra Civil por excelencia de los cincuenta y de todos los tiempos y ha sido traducida a 20 idiomas. A la productora de esta cinta, Isona Passola, y a su director, Agustí Villaronga, le precede el éxito de Pan Negro, que en 2012 compitió en los Oscar como Mejor película de habla no inglesa y que obtuvo nueve Goyas, entre otros muchos reconocimientos.