El Servicio de Mujer e Igualdad del Ayuntamiento de Zaragoza ha organizado esta semana una charla para conocer la herencia de las docentes y educadoras de los siglos XIX y XX. En ese encuentro participaba la profesora del Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza, Teresa Fernández Turrado (La Bañeza, 1955), que también es representante de Igualdad en la Facultad de Educación.
“La docencia como vocación, decisión, formación, reivindicación. Caminos de evolución, ayer y hoy” era el título de la charla de esta semana. ¿Las docentes marcan el camino de la sociedad?
No diría tanto de la sociedad, sino más bien que van organizando los caminos de los alumnos y a través de ellos, cuando son pequeños, de las familias. Pero sí deberían marcar el camino de la sociedad realmente.
Es una gran responsabilidad…
Mucha otra gente marca el camino, como los influencers, y no sienten que tengan ninguna responsabilidad.
¿En qué momentos han tenido las docentes más posibilidades de influir?
Pienso que históricamente las maestras de la República y las primeras maestras marcaron mucho porque en aquella época había muy poco acceso a modelos distintos a los familiares. Entonces, la llegada de las maestras más jóvenes, que tuvieron que romper muchos hábitos sociales de las mujeres, desde cortarse el pelo para que les diera tiempo a llegar a clase hasta quitarse muchos corsés por lo mismo, para poder ser más funcionales... esos cambios en el atuendo, en el vestuario, en no tener tanta exigencia, marcaron muchos cambios. Fueron muy importantes en aquel momento en que había pocos modelos accesibles a las niñas y a las familias en los pueblos y en las ciudades más pequeñas. A lo mejor en las ciudades más grandes, sí que la gente salía y veía escaparates, revistas... pero en sitios más pequeños apenas había otros modelos. Fueron muy importantes como modelos de decisiones, de conducta, de nivel cultural, de seguridad a la hora de opinar. En realidad, no se apartaban mucho de la norma, de lo que se les pedía, buscaban que las niñas hicieran las cosas lo mejor posible, también que bordaran. Se escribieron muchas obras de cómo mejorar la economía doméstica de una manera inteligente. En esa época y por esas condiciones social tuvieron una influencia muy grande.
¿Hoy la influencia ya no es tan grande?
No. Ahora la influencia va más, sobre todo, en las chavalas más jóvenes, que empiezan y que llevan diferentes vidas... Las maestras ahora tienen un nivel formativo superior. Empieza a haber doctoradas. Siempre han hecho formación continua; no soy maestra, pero he hecho mucho itinerario próximo a las maestras, por impartir docencia en estos grados. Entonces, he visto que mucha formación que he hecho en ámbitos más específicos, de audición y lenguaje, la organizaban maestras cuando no lo organizaba la propia institución. Es decir, dinámicas para organizar formación continuada, lo he vivido en Cataluña, en el país vasco… ahora lo hace más la administración, hay una formación más reglada. El que los niños supieran que sus maestras no sólo se iban a sus casas con sus niños, sino que se iban a formarse también eran modelos del aprendizaje, de dar valor a aprender.
¿Se están introduciendo correctamente los conceptos en torno a la igualdad en el curriculum escolar?
Creo que lo que depende de las maestras y de muchos maestros, sí. De hecho, los manuales y los libros también se revisan. Creo que desigualdad que llega a la escuela viene de la sociedad, no se crea en la escuela. Hay puntos conflictivos; por ejemplo, los patios, que están muy sesgados por género porque los balones de fútbol lo ocupan todo. Hay muchos colegios que ya distribuyen el patio de otra manera: lo organizan por días o por momentos. Persisten elementos que diferencian y sesgan, pero son los que están en la sociedad. Ahora mismo, no es la escuela la que los genera; al margen de que sí haya colegio segregados por sexo o género.
¿Qué otros elementos se podrían mejorar, además de los patios?
Que hubiera mayor presencia de los padres, que no se cargue tanto sobre las madres. Hay un peso muy grande en la relación de las familias con la escuela que recae en las madres. Parece que las cosas en las que no hay acuerdo, es mucho por ellas. Si hubiera más reparto en la sociedad, en las tareas, en el cuidado de los niños, en mantener la agenda, la tarea escolar, la ropa, la mochila... si ambos padres participaran con más equidad, también llegaría a la escuela.
¿Se puede fomentar esto desde la escuela?
Creo que sí, en muchas se hace. Hay colegios que tienen Escuela de padres. Me parece que es una herramienta interesante para trabajar la igualdad, para ver cuándo es conflictiva o difícil.
¿Qué otros proyectos de innovación educativa están funcionando ahora mismo en esa línea?
En todos los proyectos que tienen que ver con visibilizar la labor profesional, científica, artística de las mujeres, los colegios se han volcado. Las ingenieras, las artistas, las científicas, las literatas... en cualquier colegio encontramos exposiciones por los pasillos. Hay muchas prácticas innovadoras, pero dependen más bien de cada centro. Ahora en Aragón, los colegios que no lo tienen que hacer este año el Plan de Igualdad y que forme parte de los documentos del centro.
¿Haría falta más esfuerzo institucional?
Creo que las cosas que sólo se hacen en la escuela y acaban en la escuela no tienen ninguna trascendencia social. El esfuerzo de las instituciones es para que la sociedad sea más igualitaria, los medios de comunicación, las imágenes, lo que van transmitiendo por un sitio. En las jornadas de innovación educativa, un tema que salió fue la alfabetización digital, que no se queden atrás los niños y las mujeres. ¿Por qué las niñas piensan que son peores en matemáticas, cuando eso no es cierto? ¿Por qué no se creen que son tan buenas como los niños? Hacen muchas actividades matemáticas cada día, desde ordenar cosas, secuencian muchísimo mejor muchas actividades, tienen el recuerdo de que tienen que hacer tareas, en qué orden y las hacen… eso también es ordenar, es pensamiento matemático. El esfuerzo que hay que hacer es por que toda la sociedad sea más igualitaria. Entre otras cosas, debería haber más maestros chicos. En la mayoría de las profesiones deberíamos estar representados hombres y mujeres entre el 40 y el 60%.
¿La desigualdad de más mujeres maestras que hombres se da especialmente en Infantil?
Sí, revisé cómo estaba en los grados: en Magisterio en Primaria en Aragón, había 39% de chicos y 60% de chicas. Sin embargo, en Infantil hay más de 90 chicas y sólo 3 ó 4 chicos por curso. Las titulaciones siguen estando muy feminizadas. Esto provoca la situación de que hay una proporción más baja de varones en la docencia, en los diferentes niveles educativos y, sin embargo, sí están muy representados en los cargos directivos de los centros.