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La llegada de dos nuevas familias salva la escuela de Riodeva, un pueblo de Teruel con 130 vecinos

Isabel Traver

Teruel —
27 de septiembre de 2021 22:45 h

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La vuelta al colegio es sinónimo de comienzos, ilusión y nuevas experiencias, pero si hay un lugar donde esos sentimientos cobran especial sentido este año, ese es Riodeva. El año escolar ha arrancado con cinco alumnos, a pesar de que el curso anterior terminó con solo dos y la incertidumbre de si la escuela tendría continuidad. 

El curso pasado la escuela de Riodeva cerró sus puertas con solo dos alumnos, número insuficiente para poder empezar este nuevo curso. Con ayuda de Cepaim, el Ayuntamiento ha logrado atraer a dos familias con tres niños en edad escolar, a las que ha ofrecido trabajo y vivienda por un precio simbólico.

“En cuanto vimos que la escuela se quedaba sin alumnos suficientes empezamos a movernos y nos pusimos en contacto con Cepaim, en un mes conseguimos una familia con una niña, con eso ya evitábamos el cierre, y luego aun ha venido otra”, explica el alcalde de la localidad, Alfredo Soriano. 

De los cinco alumnos que comenzaron el curso 2020-2021, dos se marcharon a mitad y una tercera finalizaba ese año su etapa en primaria. La Consejería de Educación pide al menos tres estudiantes para mantener los centros rurales abiertos.

Para hacer más atractiva la oferta a los nuevos pobladores, el Ayuntamiento ofrecía trabajo gracias Plan de Empleo de la Diputación Provincial de Teruel y de la Comarca Comunidad de Teruel y una vivienda municipal por un precio simbólico a quien se instalase en el pueblo.

Los primeros en llegar fueron Eduardo López y Ginna Quintero con su pequeña de solo tres años. Naturales de Venezuela y de Colombia, residían en Valencia cuando se pusieron en contacto con Cepaim para entrar a formar parte del programa Nuevos Senderos. “Vivir aquí tiene muchas ventajas, es más económico. En Valencia el alquiler superaba los 500 euros, pero mis ingresos a penas llegaban a los 1.000, se hacía muy difícil vivir así”, comenta López. Ahora trabaja a jornada completa en labores de mantenimiento y acondicionamiento del pueblo. 

Aunque reconoce que al principio les costó adaptarse, ahora están “encantados” con su vida en el pueblo, también con el colegio de su pequeña. “Mi hija está muy contenta con la escuela y sus compañeros y nosotros igual. Al ser solo cinco alumnos tienen un trato más personalizado y eso nos gusta mucho, además aquí hacen actividades fuera y aprenden del entorno, algo que en la ciudad no ocurriría”. Asegura que la calidad de vida que tienen en Riodeva “es muy buena” y su idea es asentarse en el pueblo e incluso no descartan comprar su propia casa.

También con previsiones de futuro llegaron Edgardo Muñoz y Jessenia Iwanowski con sus tres hijos, un chico de 12 años, una niña de 6 y otra pequeña de dos años. Provenientes de Maracay vivían en Castellón, pero su deseo era vivir en un pueblo y hace dos semanas que se mudaron a Riodeva gracias al programa de Cepaim, justo para comenzar el curso. “La verdad es que se han acoplado muy bien, están muy contentos en la escuela y encantados con las actividades que hacen en la naturaleza y con poder correr y jugar sin miedo”, explica Edgardo. 

También él y su mujer se están adaptando bien y subrayan el buen trato que están recibiendo por parte de los vecinos del pueblo, “la verdad que por el momento todo el mundo se ha portado muy bien con nosotros”. Jessenia ya ha comenzado a trabajar como alguacil a media jornada y Edgardo comenzará en octubre con otra media jornada en labores de mantenimiento.

Desde el Ayuntamiento todo son buenas palabras hacia los nuevos vecinos. “Hablan con todo el mundo, son sociables y amables, son uno más del pueblo ya”, apunta el alcalde. Señala que su intención es seguir buscando formas de atraer a gente joven aunque reconoce que el mayor problema está en el empleo. “Por desgracia el Ayuntamiento ya no puede asumir a más trabajadores a su cargo, quien venga deberá buscarse un trabajo, aunque nosotros le ayudaremos en todo lo que podamos”, apunta.

En Riodeva a penas saltan de los 130 empadronados y su población es eminentemente mayor, sin embargo su escuela funciona de manera ininterrumpida desde hace más de ochenta años. También cuentan con todo tipo de servicios, desde farmacia, albergue, restaurante, atención sanitaria dos días a la semana, etc. Como tantos pequeños pueblos están dispuestos a recibir con los brazos abiertos a quien esté dispuesto a llegar y quedarse.