A Ana Angulo (Zaragoza, 1972) no le resulta difícil encontrar un hueco en su agenda para atendernos, aunque antes de confirmar la cita tiene que pedir a los abuelos que atiendan a sus dos hijos durante la entrevista.
Orgullosa de haber antepuesto su faceta de madre a su carrera profesional, le brillan los ojos cuando recuerda su experiencia personal con la lactancia. También le brillan cuando subraya lo agradecidas que están las madres que han recibido el apoyo de Lactaria.
Por primera vez desde que se creó hace cuatro años, las donaciones al Banco de Leche de Aragón han disminuido este año, ¿hay alguna explicación?
Los bancos de leche en España son un oasis en el desierto. Lo sorprendente es que existan esos bancos de madres donantes de leche en un país donde existe un apoyo muy escaso a la lactancia materna. El hecho de que el nivel de donaciones suba o baje no depende de ninguna campaña; más bien, deberían realizarse campañas de fomento de la lactancia y después, crear el banco de leche. En realidad, se ha empezado la casa por el tejado. Aún así, un banco de leche es una idea maravillosa, por supuesto, porque la evidencia científica demuestra todo el valor que tiene la leche materna para los niños, especialmente para los grandes prematuros o los niños que están en las UCI pediátricas.
Sorprende que esas evidencias todavía sean desconocidas para muchas madres…
Sí, hay un desconocimiento profundo, muy profundo. Lo más triste es que el desconocimiento principal viene de quienes deberían dar apoyo a los padres, que es el personal sanitario. Muchas veces, los consejos de los sanitarios no se basan en las evidencias científicas, sino en su experiencia personal. Está claro que no hay ni un solo sanitario que esté en contra de la lactancia materna. El problema es que no tienen preparación suficiente para afrontar cualquier mínimo obstáculo que encuentre la madre. Hay tan poquísimas madres que de verdad no pueden amamantar que lo único que hace falta es formación. Entre las asesoras de Lactaria, por ejemplo, no hay ninguna sanitaria, somos madres con una experiencia de lactancia personal y además, hemos leído, acudimos a congresos,… tenemos una formación continua, aprendemos mucho todos los sábados en los grupos de apoyo. Las madres nos enseñan muchísimo.
¿Cuál es ese porcentaje de madres que realmente no pueden amamantar?
Mínimo. Hablaríamos de entorno a un 3%. Sí hay más casos de madres que se enfrentan a problemas que se pueden salvar. Por ejemplo, el hipotiroidismo provoca baja producción de leche, pero si se detecta el problema, se medica a la madre y la lactancia sube. Tan sencillo como eso.
Sin embargo, el porcentaje de madres que amamantan no alcanza ese 97%...
Claro, se debe a la falta de apoyo. Además del personal sanitario poco formado, la legislación no apoya una crianza natural. Hablamos mucho de igualdad y me encanta la idea de que se amplíe la baja paternal. Pero la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Española de Pediatría recomiendan una lactancia materna exclusiva hasta los seis meses: eso implica que la madre tiene que estar con el niño hasta esa edad, ¿qué hacemos cuando una madre tiene que empezar a trabajar a las dieciséis semanas? Además, muchas madres tienen la suerte de contar con un entorno íntimo que les apoya con la lactancia. Otras, sin embargo, desde el principio parece que se están dando cabezazos contra un muro. Por ejemplo, cuando el niño no engorda, en lugar de recomendarle que le dé más pecho, les dicen que no pasa nada, que se le da un biberón y ya está. Otro problema es lo extraño que puede resultarle a mucha gente que un niño de uno, dos o tres años siga mamando.
¿No se ha avanzado en la formación de los sanitarios?
Nos consta que hay sanitarios que sí se forman, vemos que aumenta el interés, pero no es algo generalizado. En las carreras de Medicina y Enfermería todavía no existe apenas formación sobre lactancia. Probablemente, eso no ocurre con ningún otro aspecto relacionado con la salud.
¿Qué explicación encontráis para esto?
Intervienen muchos factores. Creo que uno de los principales es el económico: en torno a la lactancia artificial, hay empresas multinacionales que tienen mucho poder y ganan mucho dinero gracias a la lactancia artificial. Llevan muchos años fomentándola. Unido a esto, hace 50 o 60 años, cuando una mujer daba a luz siempre tenía en su entorno a alguien que le decía cómo actuar. Esto ha desaparecido por completo. Por eso, han nacido los grupos de apoyo: para apoyar a esas madres que deciden amamantar. Lo más importante es que saben que tienen a alguien a quien acudir, que no están solas. Los grupos de apoyo respetamos enormemente a la madre que decide no amamantar. Pero no podemos estar más en desacuerdo con la idea de que la lactancia es algo antiguo, desfasado, que no va con la mujer moderna...
Una vez superados los primeros días, ¿por qué se suele abandonar la lactancia antes de los dos años?
En primer lugar, porque todavía nos dan estos consejos de que cuando un niño llora, no hay que cogerlo en brazos para no acostumbrarlo. O lo de dar de mamar solo cada tres horas y diez minutos en cada pecho. Esto es una manera muy clara de cargarte la lactancia. Y luego, el momento de la vuelta al trabajo. Si la madre no tiene información adecuada, intenta poco a poco destetar al niño para volver a trabajar.
Sorprende hablar de falta de información o de información errónea en estos tiempos...
Sí. Yo tengo la impresión de que la lactancia es algo sobre lo que no se reflexiona. Las madres piensan mucho antes de decidir si usarán o no la epidural, en qué hospital darán a luz... y nos olvidamos de lo que viene después, del momento en el que te encuentras con tu hijo en brazos y no hay manual de instrucciones. Una parte muy importante de ese manual tendría que ser la lactancia.
¿Cuáles son los beneficios de la lactancia?
No me gusta hablar de los beneficios, porque no deberíamos planteárnoslo sopesando beneficios y perjuicios. En primer lugar, porque no hay contras, son todo ventajas. Últimamente se está trabajando más en la investigación de la leche materna y en cada estudio, se descubren más propiedades beneficiosas para los niños. Para la madre, amamantar protege contra la osteoporosis, contra el cáncer de mama,... Aún así, lo más bonito es el vínculo y la relación tan especial que puedes llegar a tener con tu hijo. Los niños guardan en sus recuerdos esa cantidad de tiempo que han estado tan a gusto con sus mamás; estoy convencida de que se refleja en que son niños más felices. Son familias más unidas.