¿Y si nos volviéramos a bañar en el Ebro? Qué se puede hacer y qué no en el río

“El Ebro está sucio y es peligroso. Aquí no te puedes bañar”. Esta sentencia ha sido mil y una veces repetida a las orillas del río más caudaloso de España a su paso por Zaragoza. Hoy, con las piscinas municipales cerradas, al menos hasta el próximo 4 de julio, debido a la crisis sanitaria por la COVID-19 y la limitación de desplazamientos decretada por el estado de alarma, los ríos Ebro y Gallego reaparecen como una opción cercana y accesible para refrescarse y estar en contacto con la naturaleza.

Aunque la mayoría de las familias aragonesas tengan en sus álbumes de fotos imágenes en blanco y negro de meriendas y chapoteos en las riberas del Ebro, hace décadas que esta estampa pasó a la historia. Mientras otras ciudades del mundo han convertido los márgenes de sus ríos en puntos neurálgicos de ocio, Zaragoza no volvió a mirar y cuidar a este torrente de agua que salpica su mayor polo de atracción turística, la basílica de la Virgen del Pilar, hasta la Exposición Internacional de 2008. En este momento, fue cuando la ciudadanía recuperó el río como un paisaje natural para el paseo y, pese a que la actividad deportiva acuática no deja de crecer, todavía es infrecuente ver a bañistas.

Son muchas las preguntas que surgen hoy sobre la idoneidad o no del uso recreativo de sus aguas. Estas cuestiones se manifiestan en un momento de auge del ecologismo, sobre todo entre las personas más jóvenes, quienes cada día están más preocupadas por la salud y el cuidado del medio ambiente y en una crisis sanitaria sin precedentes. Expertos afirman que la percepción generalizada sobre su contaminación y seguridad no se ajusta a la realidad, pero avisan que el peligro llega cuando se abandona la cultura del agua, por lo que, para volver a disfrutarlo en todo su esplendor, es imprescindible rescatar el conocimiento sobre el río.

¿Está permitido el baño en los ríos?

Sí, porque, aunque no está regulado, no está prohibido. La ley de aguas y el reglamento del dominio público hidráulico consideran el baño como un uso común de las aguas. Por lo que dentro del dominio público hidráulico (ríos, pozas, lagos y embalses) el baño está permitido, a excepción de los lugares donde haya carteles indicativos de su prohibición por motivos concretos, que sí pueden ser regulados por ayuntamientos o por la Confederación Hidrográfica del Ebro. El bañista que haga uso de aguas naturales sin vigilancia, lo hará bajo su propia responsabilidad.

¿Está contaminado el río Ebro?

Según explica Néstor J. Torrecilla, hidrogeólogo que ha realizado estudios de calidad del agua del Ebro a su paso por Zaragoza, tanto en el año 2018 como en el 2019 la concentración de Escherichia coli y Enterococos está habitualmente dentro de los límites permitidos para el baño. Para Torrecilla, creador de ebroNAUTAS, una empresa que realiza descensos interpretativos en piragua desde hace 15 años, “afortunadamente ya no estamos en los años 80, cuando el modelo de progreso imperante provocó elevadas concentraciones de sustancias tóxicas en buena parte de los ríos europeos debido, entre otros factores, a la ausencia de regulación de los vertidos urbanos e industriales y al uso abusivo de pesticidas en la agricultura”.

Hoy, gracias a varias legislaciones europeas, se ha limitado el uso de sustancias tóxicas en todos los procesos productivos y se ha impulsado la construcción de multitud de depuradoras en el eje del Ebro, especialmente en la primera década del siglo XXI. Sus aguas están sin duda mucho más limpias, también gracias al aumento de la transparencia provocada por la recuperación de las condiciones favorables para los bivalvos filtradores. Dicha transparencia, responsable en parte de la proliferación de plantas sumergidas, permite que la radiación ultravioleta penetre en las aguas, reduciendo la presencia de bacterias patógenas y favoreciendo por tanto el baño en el río.

¿Es seguro bañarse en el Ebro?

Óscar Gonzalo, instructor de buceo de Bomberos de Zaragoza, desaconseja bañarse fuera de una piscina o zona vigilada, pero, en el caso de elegir un río o poza, recomienda no bañarse nunca en zonas que no se vea el fondo, haya corrientes y tenga desniveles. El río, recuerda, “es un elemento vivo, que cambia cada día y puede arrastrar ramas o troncos, por lo que hay que extremar la precaución”.

Desde ebroNAUTAS también resaltan que sería deseable hacer muestreos semanales para medir la calidad de agua y advierten de la peligrosidad de bañarse cuando hay tormentas (debido al aumento de las aguas residuales y vertidos urbanos) y cuando el agua está muy turbia, ya que hay más bacterias. La transparencia del agua es, por tanto, uno de los mejores indicadores a la hora de sumergirse.

¿Y qué pasa con la COVID-19?

El Ministerio de Sanidad emitió un informe recientemente en el que desaconsejaba el baño y los usos recreativos para esta temporada 2020 en aguas continentales, como pozas, remansos y cauces de agua dulce con escaso caudal.

Sin embargo, en un estudio publicado por el CSIC, se considera “poco probable” la infección por SARS-CoV-2 por contacto con el agua en condiciones estándar para el baño. Advierten también de que la supervivencia del virus en agua de ríos, lagos, pozas, aguas remansadas de agua dulce y no tratada puede ser superior a la que se produce en piscinas y en el agua salada. Este organismo alerta de que, sobre todo, deben extremarse las medidas de precaución para evitar aglomeraciones.

¿Y con la temida mosca negra?

Después de 40 años, en 2011 apareció en Zaragoza la hoy temida mosca negra. Pese a las molestias que provoca este insecto, su regreso es debido a una mayor transparencia de las aguas que permite el crecimiento de las algas, donde se crían las larvas. Aunque la convivencia con ella es a veces desagradable, su presencia es un indicador de una menor contaminación de las aguas.

Fuentes del Ayuntamiento de Zaragoza añaden que para su proliferación hay que tener en cuenta también otros factores como el bajo nivel del río en verano, las altas temperaturas o que el agua esté más calmada. En años en los que ha habido crecidas extraordinarias y cuando sopla mucho el cierzo, apenas hay mosca negra.

¿Dónde bañarse?

Actualmente no existe en la ciudad de Zaragoza ninguna zona habilitada para el baño, es decir, con controles de calidad de sus aguas, vigilancia y espacios acondicionados. Por lo que, pese a que según se ha explicado el baño está permitido en todo lugar donde no especifique su prohibición, no hay zonas controladas por ninguna administración. ebroNAUTAS “inauguró” recientemente en Google Maps dos espacios que, según sus criterios, son idóneos para el baño: la playa de Ranillas y la playa de Juslibol. Pero donde recordamos, la responsabilidad del baño es individual.

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