Los resultados de las últimas elecciones municipales en Benasque han dejado en el aire uno de los proyectos más curiosos, extravagantes incluso vistas sus características, que se han promovido en los últimos años en el Pirineo: instalar a una altitud de entre 1.100 y 1.500 metros un tobogán y una tirolina que discurrieran, como trayecto de bajada, en paralelo al del funicular proyectado para enlazar el pueblo con Cerler.
Sin embargo, el autor intelectual del proyecto, el Par, formación que en Benasque lidera el actual alcalde, José Ignacio Abadía, perderá el 17 de junio su condición de fuerza principal en el ayuntamiento para caer a la tercera posición.
Tampoco puede descartarse todavía que acabe formando parte del equipo de gobierno con el PP, que requeriría de sus votos para desbancar al PSOE, ni que llegara a hacerlo con los socialistas si estos optan por buscar una alianza estable, aunque su posición como lista más votada les otorga una ventaja de salida para gobernar en minoría si no hay un acuerdo entre aragonesistas y conservadores.
El proyecto, vinculado al funicular que dentro del proyecto Aragón Ski Circus pretende financiar el Gobierno autonómico (en funciones) con diez millones de euros de los Fondos Next Generation, era una de las propuestas que el Par había incluido en su programa para las elecciones municipales.
Un elevado impacto ambiental
“Se instalarán dos sistemas que unirán Benasque y Cerler mediante un tobogán de montaña que saliendo desde Cerler enlazará con una tirolina que llegará a la salida del telecabina”, señala el documento, que sostiene que “estos sistemas impulsarán y dinamizarán el uso del telecabina durante todo el año y aumentarán el flujo de visitantes entre ambos núcleos”.
El proyecto, que se enmarca en la misma lógica de ‘primera línea de pista’ que el telesilla, concebido como un medio para revitalizar el mercado inmobiliario benasqués y no solo como medio de transporte alternativo al coche en la campaña invernal, resulta cuando menos llamativo, ya que de materializarse enlazaría el núcleo de población más elevado del Pirineo oscense, a 1.540 metros de altitud, con un pueblo situado a 1.138.
Se trataría de que una parte de los usuarios realicen el descenso de Cerler a Benasque por esas instalaciones y, también, de que estas se conviertan por sí solas en un atractivo turístico complementario a la práctica del esquí y para visitantes ajenos a esa última actividad.
Otra cosa es que las condiciones meteorológicas del invierno benasqués vayan a permitir que el tobogán y la tirolina alcancen una magnitud notable como imán para visitantes o que esa función vaya a tener una influencia perceptible en la desestacionalización de la actividad turística en el valle.
Rechazo ecologista y científico
El programa del Par indica, en referencia al telecabina, que “ya tenemos los fondos europeos para su ejecución y puesta en marcha” y que su entrada en servicio está prevista para el próximo año.
Este proyecto cuenta con la oposición de los grupos ecologistas, que tienen dudas sobre su viabilidad técnica, consideran inasumible el impacto que provocará sobre el paisaje de la montaña ribagorzana y ven excesivo su coste.
De hecho, sostienen que un servicio de lanzaderas con autobuses o con vehículos de tamaño medio permitiría gestionar con holgura la demanda de un servicio de ese tipo con un menor impacto ambiental y económico.
“El incremento térmico previsto para las próximas décadas acarrea una problemática añadida para la gestión viable del turismo invernal tal como se concibe en la actualidad”, advierte el Manifiesto por el turismo pirenaico sostenible que hace unas semanas suscribieron varios científicos aragoneses, y que se mostraba crítico con ese proyecto, con la ampliación de Cerler por Castanesa y con la instalación del telesilla de Canal Roya.