Los últimos de Morillo: cuatro pastores de una aldea al borde de la despoblación se convierten en emprendedores

Candela Canales

16 de noviembre de 2023 22:37 h

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Agustín, Sara, Aina y Jesús son los únicos habitantes de Morillo de Sampietro, una aldea situada a mil metros de altitud y perteneciente al municipio de Boltaña, en el Pirineo Oscense. Son pastores y ganaderos y quieren construir una quesería para producir su propio queso con la leche de sus ovejas y cabras. Para ello están llevando a cabo una campaña de crowdfunding que ya ha reunido más del 75% del dinero necesario desde el 6 de noviembre, cuando se puso en marcha.

Agustín y Sara llegaron a este pueblo en 2014, cuando llevaba 14 años deshabitado, “en un intento de frenar su olvido”. Tal y como explica Agustín, a pesar de que no había vivido nadie, una asociación cultural se ha encargado de mantener abierta una casa y de que el pueblo no pierda los servicios mínimos.

“En un emplazamiento espectacular, con sus nueve casas, herrería y una iglesia, Morillo llegó a tener 76 habitantes en 1860, en 1960 eran 35, en 1995 solo quedaban dos personas que finalmente tuvieron que irse en el año 2000”, explican en el texto de la campaña de crowdfunding que están llevando a cabo para montar su quesería.

Agustín y Sara tenían una pequeña explotación familiar con siete ovejas y el año pasado dieron el salto a ser ganaderos, ya cuentan con 60 cabezas de ovejas y cabras lecheras. Este año el pueblo ha duplicado población con la llegada de Aina y Jesús, dos jóvenes pastores que se han formado en la escuela de pastores de San Juan de Plan. “Vienen a instalarse aquí con nosotros para ayudarnos y formar una especie de trabajo en común. A nivel fiscal no somos aún cooperativa pero quizás en un futuro nos planteamos convertirnos en una entidad de grupo”, comenta Agustín.

El pueblo no es el mismo que en 2014, el paisaje ha cambiado y las condiciones de vida “han mejorado mucho. Con mucho esfuerzo, rehabilitamos una cuadra e hicimos de ella un hogar confortable. Contamos al fin con una pista de acceso digna y un sistema de abastecimiento de agua público. Actualmente generamos y consumimos nuestra propia energía solar y producimos gran parte de nuestros alimentos. Hemos logrado recuperar muchas de las antiguas terrazas en piedra seca que conforman este laborioso paisaje, desbrozando, despedregando y regenerando los pastos permanentes con la ayuda de nuestros animales”, explican en el texto.

Durante este año han construido una nueva cuadra para resguardar a los animales y ahora están trabajando en la rehabilitación de una cuadra de piedra en el pueblo que albergaría el futuro obrador y la bodega de maduración. “Los trabajos estructurales están prácticamente terminados. Ahora nos toca habilitarla por dentro en un espacio funcional y reglamentario”, explican.

La importancia de los pastores

Cada día pastorean a sus animales por la zona, en un espacio de unas 200 hectáreas. “Hacemos el máximo pastoreo posible, intentamos guardarnos parcelas en reposo, hacer un pastoreo rotativo con especies arbóreas por el medio”, relata Agustín. La zona se compone de un extenso bosque mediterráneo, con “vestigios de una vida rural pasada, del trabajo de cientos generaciones de personas que ganaron centímetro a centímetro tierra a estas laderas rocosas. El uso de maquinaria agrícola aquí es imposible. En contra partida, es un lugar libre de agrotóxicos donde la naturaleza es la protagonista. La única vía posible de usufructo es un silvopastoreo que combine conocimientos tradicionales y practicas regenerativas para preservar los pastos permanentes”, exponen.

Para poder llevar a cabo esta labor, lo imprescindible son los pastores. Agustín recalca que “para limpiar el monte hace falta una intervención humana siempre y después son las ovejas y las cabras, en general los herbívoros, los que mantienen esa zona que se ha limpiado ya. Que la sociedad no crea que nosotros somos los bomberos, el ganado hace la labor de mantenimiento”.

Agustín quiere recalcar que, a veces, se olvida la figura principal que permite que el ganado recorra el monte y realice esa labor de mantenimiento: el pastor, “que es el protagonista”. Explica que las ovejas, sin pastor, no recorrerían tantas distancias y siempre acudirían a los sitios conocidos. “Hay que apoyar a los pastores, son los que tienen que soportar las malas condiciones y unos salarios no ajustados a la profesionalidad del oficio. El pastor es el que ha conseguido este paisaje que tenemos ahora. Sin la figura del pastor la ganadería va a desaparecer, no es algo folclórico, se tiene que ver como algo útil y realmente importante como cualquier otro oficio”.