“En Volkswagen se produjo un fallo multiorgánico”

Javier Sánchez / Javier Sánchez

Huesca —

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC), es decir, el compromiso que adoptan empresas y organizaciones con su entorno más próximo y la sociedad en general, es una de las protagonistas del IV Salón de Innovación y Emprendimiento de Huesca (SIE), que comenzó ayer en la capital altoaragonesa y que finaliza hoy, viernes 23.

Helena Ancos, socia directora de Ansari Responsabilidad Social Corporativa e Innovación Social, fue la encargada de pronunciar en la jornada inaugural una ponencia sobre los retos y la innovación social que afrontan las empresas en este sentido. David Espinar (consultor y creador del bautizado como Método R (R-Method)) impartió un taller sobre la gestión y rentabilidad de este concepto.

Ancos puso el reciente caso de Volkswagen como ejemplo de que “todavía hay muchas fallas y ámbitos en los que mejorar” en el ámbito de la RSC. “Podemos decir, buscando similitudes con un ser vivo, que se ha tratado de un fallo multiorgánico, ya que no solo ha fallado la ética de la cúpula de la compañía, sino también las empresas que certificaban la sostenibilidad en sus respectivos ámbitos o las auditoras, entre otros aspectos”, explicó la ponente.

La RSC es un concepto, añadió Ancos, “en el que todavía se lleva poco camino recorrido y que ha de mejorar a nivel de control y regulación”. Tanto las grandes como las pequeñas empresas deberían aplicarlo, explicó, “aunque no se les puede pedir a todas lo mismo”. “En las grandes, la incidencia de la RSC tiene que ser más a nivel regulatorio, sobre todo en el ámbito de gobierno corporativo, mientras que las pequeñas tienen que incidir en temas de calidad y trato a trabajadores y proveedores”.

Controlar la RSC de los sectores bancario y asegurador resulta, en su opinión, “fundamental”, al tener un “efecto cascada” no solo a nivel interno, sino también sobre los proyectos y empresas que financian.

“La RSC suele beneficiar a las empresas”

Para David Espinar, la RSC “no es algo exótico”, sino “otra forma de gestión y desarrollo de la empresa, que la prepara para su crecimiento”. De este modo, indicó, su aplicación suele tener “una repercusión positiva a corto y medio plazo para las empresas”. Este sistema representa, en su opinión, “una respuesta de las organizaciones a las expectativas que la sociedad tiene depositadas en ellas”.

Coincide con su compañera al afirmar que la RSC puede ser desarrollada por “toda clase de empresas”, sin importar su tamaño o el sector al que pertenezcan, si bien no se pueden pedir las mismas responsabilidades “a una de tres trabajadores que a otra de 20.000”.

Cada firma u organización se encuentra en disposición, aseguró, “para poder desarrollar estas prácticas, beneficiarse de ellas y lo que es más importante, beneficiar a todos los demás grupos de interés”, esto es, las personas o grupos que se relacionan con ella. Uno de los procesos fundamentales a contemplar, comentó, es precisamente, establecer un diálogo con dichos grupos: “Es muy importante su participación, ver qué piensan, qué esperan de la empresa y qué demandas tienen sobre ella”.

Juegan un papel importante herramientas como las páginas web o las redes sociales. Con todo, añadió, la RSC supone un concepto tan amplio que se impone la transversalidad, “ya que afecta a toda la organización y a todo lo que le rodea”.