Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.
Sosiego contra populismos
La batalla electoral de Madrid se atisba dura, intensa, quizás cruenta. Seis partidos son los principales contendientes, y llegan a las urnas con un muy diferente tono muscular y de estado de ánimo. Perfiles muy distintos también entre las diferentes cabezas de lista. Desde la convocatoria electoral, van a ser casi ocho las semanas de pugna, de las que ya solo quedan seis.
Todas las formaciones se juegan mucho. Algunas, como Ciudadanos, pueden pasar por muy pocos votos, los que permiten alcanzar el 5% de los emitidos, de no ser nadie a tener la potestad de determinar hacia qué lado se inclina el resultado final, el que da o quita gobierno a la derecha o a la izquierda. Y si se juegan mucho los partidos, muchísimo más se juegan los ciudadanos (con minúscula), y no solo los madrileños; también el conjunto de los españoles. El color (o, mejor dicho, la mezcla de colores) y el modelo de gobierno que logre la investidura en la Comunidad de Madrid influirá mucho en las alianzas, las estrategias y los liderazgos de los diferentes partidos en el futuro inmediato; y no solo en otras Comunidades Autónomas, también para el Gobierno de España.
El “o yo o el comunismo que te quitará tu casa” de Isabel Díaz Ayuso y el correspondiente “o yo o el fascismo corrupto” de Pablo Iglesias replicándole han intentado convertir la pugna en un duelo de dos. Ha durado poco. Era evidente que ni Mónica García (Más Madrid) ni Ángel Gabilondo (PSOE), que ya fue el más votado en las anteriores autonómicas, hace dos años, iban a cederle graciosamente el liderazgo de la izquierda a Iglesias, por muy vicepresidente saliente del Gobierno central que sea, ni que Vox fuera a conformarse con ser un simple satélite de Ayuso.
Seis semanas son muchas, las encuestas de estos días se pueden quedar en papel mojado en breve. Pero algunas líneas generales ya se van perfilando. El PP, principal favorecido por la sangría de Ciudadanos y que con Díaz Ayuso ha invadido territorios de Santiago Abascal, es probable que resulte el partido más votado el 4 de mayo, pero es difícil que le baste con sumar los escaños de Vox para garantizarse la investidura. Necesitará una tercera pata. ¿Se la dará Ciudadanos, después de que Ayuso les haya ninguneado al romper su pacto, disolver la Asamblea, convocar elecciones y expulsarlos del Gobierno? Iglesias salvará a su formación de caer por debajo del 5%, pero tiene difícil superar a Más Madrid -puede lograrlo o puede no hacerlo- y prácticamente imposible acercarse a los niveles de apoyos del PSOE (más de 800.000 votos en la región, salvo hecatombe; en 2019, más de 880.000), con lo que esa pretensión de liderar un hipotético Ejecutivo de izquierdas se antoja remota para el dirigente morado.
En cuanto al PSOE, la precampaña de Gabilondo (72 años), con ese “soso, serio y formal” del vídeo del sábado pasado, augura que su oferta al electorado será de sosiego, moderación, experiencia, diálogo, gestión... que contrapondrá -dicen en su entorno- a las locuacidades, el frentismo, las descalificaciones y el populismo tanto de Isabel Díaz Ayuso (42 años) como de Pablo Iglesias (42 años también; curiosamente ambos nacieron el mismo día: el 17 de octubre de 1978).
Catedrático de Metafísica, ex rector universitario, ex ministro de Educación, a Gabilondo se le reforzará esa imagen que evoca unas veces a Enrique Tierno -antiguo caso de éxito de viejo profesor- y otras a Salvador Illa -reciente caso de semiéxito de sosiego- con una lista electoral que será una especie de proyecto de equipo de Gobierno, con nombres del socialismo y de su entorno ideológico que se consideran muy atractivos para el votante de centro y centro izquierda madrileño y estatal. ¿Le funcionará la fórmula al PSOE, en una sociedad tan polarizada y crispada como es la española actual, y especialmente la madrileña? Paciencia: seis semanas.
La batalla electoral de Madrid se atisba dura, intensa, quizás cruenta. Seis partidos son los principales contendientes, y llegan a las urnas con un muy diferente tono muscular y de estado de ánimo. Perfiles muy distintos también entre las diferentes cabezas de lista. Desde la convocatoria electoral, van a ser casi ocho las semanas de pugna, de las que ya solo quedan seis.
Todas las formaciones se juegan mucho. Algunas, como Ciudadanos, pueden pasar por muy pocos votos, los que permiten alcanzar el 5% de los emitidos, de no ser nadie a tener la potestad de determinar hacia qué lado se inclina el resultado final, el que da o quita gobierno a la derecha o a la izquierda. Y si se juegan mucho los partidos, muchísimo más se juegan los ciudadanos (con minúscula), y no solo los madrileños; también el conjunto de los españoles. El color (o, mejor dicho, la mezcla de colores) y el modelo de gobierno que logre la investidura en la Comunidad de Madrid influirá mucho en las alianzas, las estrategias y los liderazgos de los diferentes partidos en el futuro inmediato; y no solo en otras Comunidades Autónomas, también para el Gobierno de España.