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A tormenta perfecta, giro a la izquierda

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Nuevo cúmulo de dificultades estos días, nueva tormenta perfecta para el Gobierno de coalición y para su presidente, Pedro Sánchez. Ha fracasado el último intento por renovar el Consejo General del Poder Judicial, bloqueado por el PP desde hace más de tres años. El Gobierno de coalición está de nuevo dividido y tenso, ahora por el gasto en defensa. Los partidos que forman ese Ejecutivo acaban de recibir un varapalo electoral en las urnas andaluzas. Unos audios demuestran que en 2016 se difundieron a sabiendas noticias falsas contra Podemos y Pablo Iglesias, noticias falsas fabricadas por servicios policiales y que cuestionan la calidad de nuestra democracia. La polarización política llega a extremos récord. Y sobre todo: la galopante inflación empobrece a todos, y la crisis económica llama a las puertas de Europa. La tormenta perfecta. Casi el apocalipsis.

Quienes esperaban -o alentaban- que, ante tal cúmulo de dificultades, Sánchez tirara la toalla, en forma de inacción y resignación o de adelanto electoral, estarán muy contrariados. Las nuevas medidas anunciadas por el presidente del Gobierno este martes en el Congreso de los Diputados, en el Debate del Estado de la Nación, indican sobre todo dos cosas. Una: que el Gobierno acelera en el giro hacia la izquierda, con aún más políticas sociales para proteger a los más vulnerables ante las crecientes dificultades económicas. Dos: que Sánchez sigue en su determinación de agotar los cuatro años de mandato y de no convocar las elecciones hasta cuando toca, a finales de 2023. Por si había alguna duda, lo ha dicho expresamente así Sánchez en la tribuna del Congreso, y ha añadido que él será candidato, saliendo al paso de quienes especulan con que salga de la política nacional para intentar una carrera internacional.   

Está por ver si las nuevas medidas anunciadas este martes y la prórroga de las ya vigentes serán suficientes para proteger a los ciudadanos, y especialmente a los que más lo necesitan, del empobrecimiento súbito que ha traído la inflación y del resto de previsibles dentelladas de la nueva crisis económica que amaga a Europa. Hasta ahora, esas políticas se han financiado gracias a que la recaudación de la hacienda pública va por encima de las previsiones. Ese exceso de recaudación se convertirá en defecto si la nueva crisis económica finalmente se confirma, y es improbable que ese diferencial se colme con los ingresos que generen al Estado los nuevos impuestos a bancos y grandes empresas energéticas.

Los nuevos impuestos anunciados servirán, eso sí, para cerrar grietas entre los socios de Gobierno, incluidas las recientes por los nuevos gastos en defensa. No solo al PSOE y a Sánchez, también a Unidas Podemos le interesa que la legislatura dure los cuatro años que dicen las normas. Yolanda Díaz necesita tiempo para desplegar su proyecto, presentado en público la semana pasada. 

A partir de ahora, veremos cómo cada uno de los dos socios de la coalición va marcando perfil propio, aún más que estas semanas atrás. Y es probable que también veamos que pasado un tiempo, quizás poco antes o poco después de las autonómicas y municipales de mayo de 2023, la coalición se rompa sin mucho drama interno -con una excusa o sin ella- y Sánchez complete la legislatura con un Gobierno monocolor socialista. Aunque con Sánchez, pocas quinielas.  

Nuevo cúmulo de dificultades estos días, nueva tormenta perfecta para el Gobierno de coalición y para su presidente, Pedro Sánchez. Ha fracasado el último intento por renovar el Consejo General del Poder Judicial, bloqueado por el PP desde hace más de tres años. El Gobierno de coalición está de nuevo dividido y tenso, ahora por el gasto en defensa. Los partidos que forman ese Ejecutivo acaban de recibir un varapalo electoral en las urnas andaluzas. Unos audios demuestran que en 2016 se difundieron a sabiendas noticias falsas contra Podemos y Pablo Iglesias, noticias falsas fabricadas por servicios policiales y que cuestionan la calidad de nuestra democracia. La polarización política llega a extremos récord. Y sobre todo: la galopante inflación empobrece a todos, y la crisis económica llama a las puertas de Europa. La tormenta perfecta. Casi el apocalipsis.

Quienes esperaban -o alentaban- que, ante tal cúmulo de dificultades, Sánchez tirara la toalla, en forma de inacción y resignación o de adelanto electoral, estarán muy contrariados. Las nuevas medidas anunciadas por el presidente del Gobierno este martes en el Congreso de los Diputados, en el Debate del Estado de la Nación, indican sobre todo dos cosas. Una: que el Gobierno acelera en el giro hacia la izquierda, con aún más políticas sociales para proteger a los más vulnerables ante las crecientes dificultades económicas. Dos: que Sánchez sigue en su determinación de agotar los cuatro años de mandato y de no convocar las elecciones hasta cuando toca, a finales de 2023. Por si había alguna duda, lo ha dicho expresamente así Sánchez en la tribuna del Congreso, y ha añadido que él será candidato, saliendo al paso de quienes especulan con que salga de la política nacional para intentar una carrera internacional.