Una investigación periodística desvela la vida de Constantino Suárez, el fotógrafo de la Guerra Civil en Asturias

Leticia Quintanal

Gijón —

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Constantino Suárez murió en Gijón en 1983, a los 84 años. Por aquel entonces, su ciudad y su región ya habían olvidado, injustamente, que Suárez era el fotógrafo que había retratado la Guerra Civil en Asturias, principalmente el bando republicano, confeccionando, seguro que sin pretenderlo, el archivo más importante que existe en Asturias sobre la contienda.

Pero Suárez, iniciado en la fotografía cuando era adolescente, no retrató solamente el Gijón de la Guerra Civil, ya que su cámara Leica también era el ojo que dibujó la etapa prebélica. Así, durante los años 20 y 30 fue un intenso colaborador de los periódicos de la época, como Avance, El Comercio, Blanco y Negro, Ahora o Madrid.

La pérdida de la guerra por parte del bando republicano y la etapa de la posguerra truncaron su vida y también su futuro. Pasó en la cárcel más de 15 años y el franquismo le retiró la licencia para seguir ejerciendo la fotografía. Comenzaba entonces para Suárez una cuesta arriba muy pronunciada de miseria económica y personal, comenzaba su borrado de la historia.

Una historia singular: De fotógrafo comercial a fotoperiodista de guerra

Constantino Suárez nació en Gijón en 1899. Hijo de Constantino y Genoveva, propietarios de una tienda de ultramarinos. Al inicio de los años 20 comienza su carrera como corresponsal gráfico y fotógrafo comercial de retratos, de hecho, en 1922 el periódico ABC empieza a publicar sus primeros trabajos.

Sin embargo, el 18 de julio de 1936, con el Golpe de Estado, comienza la guerra y él se convierte en un fotoperiodista que viaja por toda Asturias, incluso también a Cantabria, para retratar el frente y retaguardia republicanos. Sus fotos se publican en los periódicos Ahora y ABC.

En 1940 llega la primera de sus dos condenas de cárcel “por rojo”. En la primera de ellas, por publicar fotografías de la retaguardia republicana en el diario Ahora, lo que es considerado “un delito de auxilio a la rebelión militar” pasó cinco meses en la cárcel. Sin embargo, la segunda condena, que sería la más larga y llegó en 1945, le tuvo 15 años en la cárcel más otros cinco años de libertad condicional. Le acusaban de rebelión militar por haber participado en una conspiración para hacer caer al régimen franquista.

La mayor parte de esta condena la cumple en la cárcel gijonesa de El Coto, donde ocupa la mayor parte de su tiempo dibujando y escribiendo en sus cuadernos a cerca de todo lo que le rodea.

Salida de la cárcel y retirada de la licencia de fotógrafo

En 1959 Suárez logra la libertad condicional y sale de la cárcel, pero como en tantos y tantos casos de republicanos en el régimen franquista, le es denegada la licencia para seguir ejerciendo la fotografía, lo que le obliga a volver a su oficio pero de manera ilegal y ambulante. No conseguiría la licencia de fotógrafo ambulante hasta 1965.

En ese punto exacto de su historia se le pierde la pista y comienza el borrado de Constantino Suárez, el fotógrafo de la Guerra Civil española en Asturias, un ejemplo más de cómo el silencio impuesto por el franquismo complicó, y en la mayoría de casos hasta evitó, que se conociese la historia.

Malviviendo de la fotografía ambulante, Suárez tuvo que enfrentarse a ver sus fotografías de jugadores del Sporting o de su estadio, El Molinón, publicadas en diferentes periódicos, sin firmar, día sí y día también. Esto le llevó a entablar una cruenta batalla contra ellos para reclamar el cobro de esas fotos, cuya propiedad intelectual poseía, pero nadie le hizo caso.

“Desenterrar la historia olvidada de su protagonista”

Leonor Suárez comenzó a investigar la vida de Constantino Suárez en 2019 por la curiosidad que había despertado en ella el hecho de que el autor de las fotografías más famosas de la Guerra Civil hubiese acabado sus días como retratista ambulante sin licencia para ejercer.

Proyecto Suárez nació como un proyecto de investigación audiovisual al que su creadora tuvo que añadir la investigación histórica necesaria “para desenterrar la historia olvidada y desconocida del protagonista”, según nos cuenta la propia periodista. Pero por otro lado, Leonor Suárez buscaba contar una historia con las herramientas que tenemos al alcance de la mano y con las que hoy en día nos comunicamos, los dispositivos móviles (MoJo: Mobile Jounalism). El reto era llegar a un público joven con “una vieja historia de la guerra que, a priori, seguro no les interesaría”, explica Leonor.

La serie audiovisual cuenta con dos temporadas. La primera de ellas salió en junio de 2022, mientras que la segunda se tuvo que retrasar pues ese verano la investigación de la periodista “dio muchos frutos”. En cada uno de los veinte capítulos que la conforman se cuenta la vida del fotógrafo a través de la información que ha ido averiguándose, pero también a través de entrevistas y de recreaciones protagonizadas por la asociación cultural Grupo Frente Nalón, dedicada a la recreación histórica de la Guerra Civil española.

Josetxu, un hallazgo inesperado

Poco se sabía de la última etapa de la vida de Constantino Suárez y menos aún sobre su familia. De hecho, pudo constatarse que nunca se casó ni tuvo hijos, y que sus únicos vínculos familiares eran unos primos lejanos.

Hasta que en el verano de 2022 y tras una ardua investigación periodística, Leonor Suárez descubre que una hermana de Suárez había tenido un hijo, José Antonio Garay Suárez, nacido y criado en Bilbao, donde ella residía con su marido, que era de Vizcaya.

'Josetxu' nació poco antes de la segunda entrada en prisión de Constantito, así que los recuerdos que tiene de su tío hasta que cumplió los 15 años son todos a través de los barrotes de una cárcel, la que cada cierto tiempo visitaba junto a su madre para verle.

Garay Suárez cuenta que el tío Constantino, como él le llamaba, y cuyos años como fotoperiodista desconocía, “era la honestidad personificada”. Recuerda que le pareció muy raro el motivo por el que, según le contó su madre de niño, Suárez había entrado en la cárcel, “por hacer una foto a una bandera republicana”, y comprendió todo cuando Leonor le relató la verdadera historia de su tío, tras contactarle. “Era un hombre que había defendido sus ideas”, asegura.

Cuando Constantino Suárez muere en 1983 y Josetxu y su mujer se trasladan a Gijón a recoger sus enseres, encontraron en su casa tal cantidad de material fotográfico, que decidieron dejarlo en la vivienda, llevarse únicamente una cámara y algunas fotos, y volver a Bilbao.

Mientras tanto, en Gijón, revisando el piso que Suárez tenía arrendado, que iba a ser reformado por sus propietarios, un anticuario encontró en una pequeña capilla, frente a la cocina de la vivienda, el “laboratorio personal de Suárez”, con infinidad de material fotográfico que decidió poner a la venta. Entre todos los enseres, una caja llena de negativos en cristal.

Tras ser rechazado por el Museo de Bellas Artes de Asturias y la Consejería de Cultura del Principado, el archivo es finalmente adquirido por el Muséu del Pueblu d'Asturies de Gijón, convirtiéndose así en el primer archivo que adquiere una administración pública. A finales de los 90 el museo publica un catálogo con la obra y semblanza de Constantino Suárez.

Y todo esto sucedía en Asturias sin pasar por Bilbao, donde Josetxu vivía en el desconocimiento más absoluto de quién había sido su tío, hasta que Leonor llamó a su puerta y de una caja, guardada debajo de una cama, el sobrino del fotógrafo gijonés sacó su Leica.

Tras más de 40 años, tío y sobrino han podido darse la mano y saldar de esta forma la cuenta pendiente que la historia tenía con Constantino Suárez, el fotógrafo de la Guerra Civil española, gracias a Proyecto Suárez.

Hasta el momento se han concluido las dos primeras fases de este proyecto, la serie audiovisual y la web como punto de encuentro de la historia, pero se ha llegado a conocer tal cantidad de información que Proyecto Suárez llegará a su término, según las previsiones de su creadora, con un documental, un podcast y un relato.

En las dos temporadas de Proyecto Suárez han intervenido 80 intérpretes, con 153 minutos de grabación en 36 localizaciones diferentes.