“Soy negra y por supuesto que soy asturiana”: el reto viral de dos amigas se convierte en una campaña antirracista
Daniella y Maguette son amigas desde hace algo más de un año y viven en La Felguera, distrito del concejo asturiano de Langreo. Acostumbradas a grabar vídeos en TikTok para divertirse y compartir un buen rato con sus amigas y amigos, de ninguna manera esperaban lo que estaba a punto de sucederles cuando decidieron sumarse al reto viral 'Soy Asturiano' que se popularizó en la red social hace unos meses.
Como una más de tantas grabaciones que habían compartido “sin ninguna repercusión”, tal y como explica Daniella, hace unos días decidieron hacer gala de su orgullosa asturianía y subieron un vídeo explicando, sonrientes, que por ser asturianas nunca llaman a la puerta, sino que pican; no comen sanjacobos, sino cachopos; no salen de fiesta, sino que van de folixia; nunca dicen que están llenas después de comer, sino “estoy fartuca”; ellas nunca dicen “estoy flipando”, sino “calla, ho”.
Cuál no sería su sorpresa cuando, tras el paso de las horas, se percatan de que su vídeo está generando un aluvión de visualizaciones, superando ya los dos millones y medio, debido a los comentarios racistas que están recibiendo por el color de piel de Maguette. “Fue un choque descomunal”, dice Danielle, quien también reconoce que en un primer momento se asustaron y pensaron en eliminar el vídeo.
Comentarios racistas como “soy asturiana y todavía tengo la lanza de cazar elefantes”, “soy asturiana y me apellido ongombo” o “soy asturiana desde que llegué en patera”, comenzaron a llenar la publicación de Daniella y Maguette.
Sin embargo, otros muchos usuarios de esta red social decidieron reaccionar frente a lo que estaba sucediendo, así también se podían leer comentarios como “soy madrileña y vosotros unos racistas”, “soy asturiano y digo vaya cuántos comentarios de babayos” o “qué tendrá que ver el color de la piel para ser de un sitio o de otro, pedazo de racistas”. Hasta la propia Maguette intervino para zanjar el acoso “soy negra y por supuesto que soy asturiana”.
De la sorpresa y el choque pasaron al disgusto y preocupación, de hecho, Maguette reconoce que lo primero que pensó fue cómo era posible que algo que habían hecho para pasárselo bien, les acababa haciendo tanto daño.
Preocupada por su amiga, Danielle propuso eliminar el vídeo, pero lejos de ello, estas langreanas de 20 años decidieron que era el momento de enfrentarse al racismo y al acoso en redes sociales, denunciándolo públicamente y utilizando el mismo canal que les había llevado a esta situación. Así, fue Danielle quien grabó un vídeo para defender a su amiga y en respuesta a todos los comentarios racistas recibidos.
Lo que ha pasado con estas jóvenes asturianas no es la primera vez que sucede ni, lamentablemente, será la última, debido al espacio de hostilidad en el que se han convertido las redes sociales como amplificadoras de mensajes de odio, ya sean racistas, machistas, homófobos o xenófobos.
“No alimentes al troll”
Existe preocupación entre profesionales de la educación y la psicología por la propagación de los discursos de odio a través de las redes sociales, y no solo entre jóvenes y adolescentes, ya que son comportamientos que también sufren personas adultas.
De hecho, Soraya Calvo, profesora de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo, asegura que cada vez son más las investigaciones que señalan como principales causas de este tipo de comportamientos, la sensación de impunidad que ofrece el anonimato y el desahogo de la rabia contenida por problemas personales que nada tienen que ver con las situaciones abordadas en las redes.
Rabia derivada de la frustración, fracaso o insatisfacción, que nos lleva indefectiblemente, dice esta profesora universitaria, a pensar en el tipo de salud mental y emocional de la población.
Han conseguido normalizar los discursos violentos del ámbito político y que éstos calen en la sociedad
Sin embargo, no pasa por alto el momento de crispación política que está viviendo la sociedad en estos momentos con un movimiento reaccionario que creíamos ya superado, afirma Calvo, pero que ha vuelto a instalarse en nuestro día a día con e desembarco de Vox en la esfera pública. “Han conseguido normalizar los discursos violentos en las instituciones y que éstos calen en la sociedad”, lamenta.
Tiene claro que las dos jóvenes langreanas han sido claramente acosadas en las redes sociales y que su comportamiento ha sido el correcto a la hora de enfrentarse a este tipo de situaciones.
Es importante no alimentar al troll, es decir, huir de la confrontación directa y en los mismos términos en los que se produce el acoso porque, en la mayor parte de los casos, la persona acosada se está enfrentando a perfiles falsos.
Asimismo también es importante, siempre y cuando emocionalmente se pueda soportar, no borrar los contenidos por los que se está produciendo el acoso, ya que es una forma de no dejarse amedrentar ni coaccionar por este tipo de comportamientos.
Por último, con calma y serenidad, es recomendable realizar un posicionamiento claro respecto a la situación de acoso, “lanzar un mensaje claro y tajante con el que evidenciar que no han conseguido coartar tu libertad de expresión”, ha concluido.
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