El “revolucionario” Goya llega al Niemeyer: “Su crítica de la guerra o la tauromaquia siguen vigentes”
María Toral se declara abiertamente como “una fanática” de Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos- Zaragoza, 1746 - Burdeos, 1828), al que considera “el maestro de todos los tiempos y el gran revolucionario en la historia del arte”. Habla con tal entusiasmo sobre su personalidad y su obra que no es extraño que, en su calidad de comisaria, cuidara hasta el más mínimo detalle de la exposición “Goya-Ni más ni menos”, que se inauguró el pasado 20 de junio y que se podrá contemplar hasta el próximo 22 de septiembre en el Centro Internacional Óscar Niemeyer, en Avilés.
Una muestra muy completa donde se abordan temáticas como la religión, la desigualdad social, la educación, la tauromaquia y la guerra, a través de 108 grabados y pinturas procedentes de distintas colecciones como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y el Museo Goya de Zaragoza, así como de múltiples colecciones privadas.
Unas temáticas que a día de hoy “siguen vigentes”, recalca la comisaria, que constata que además del valor artístico de su obra reflejaba una realidad que trasciende a la época que le tocó vivir.
La originalidad de esta exposición es que no se exhiben exclusivamente las obras del maestro aragonés, sino que éstas “dialogan” con las obras de 24 artistas nacionales e internacionales: Pablo Picasso, Fernando Botero, Gutiérrez Solana, Paula Rego, Salvador Dalí, Robert Capa, Julio Romero de Torres, Pablo Serrano, Eduardo Arroyo, Juan Genovés, Luis Fernández, Ignacio Zuloaga, Darío Villalba, Equipo Crónica, Ismael de la Serna, Antoni Clavé, Amalia Avia, Jake Chapman, Cristóbal Toral, Cindy Sherman, Manuel Millares, Antonio Saura, Manuel Rivera y Pablo Genovés.
Sin duda, la 'joya de la Corona' que se podrá ver por primera vez en Asturias es una de las obras más emblemáticas de Goya: 'El dos de mayo de 1808 o La carga de los mamelucos', un óleo sobre papel pegado a tabla, pintado en 1814, del Museo Goya de la Fundación Ibercaja de Zaragoza.
María Toral ha seleccionado cada una de las pinturas y grabados buscando el paralelismo o la reinterpretación que los 24 artistas han realizado de la obra de Goya.
Describe con gran entusiasmo para elDiario.es Asturias algunas de estas obras y en cada palabra transmite la gran admiración que siente hacia el maestro zaragozano del que destaca cómo expresa su opinión libremente e incluso va más allá de la mera concepción artística.
También revela a través de su obra su pesimismo en una clara expresión de condena y rechazo, como se puede apreciar en su crítica: desde la religión a la brutalidad humana en la guerra, la crueldad de la tauromaquia o como pintor de corte en los retratos de Fernando VII donde suele salir “horrible” porque, según comenta la comisaria, “le detestaba”.
Los 108 grabados y pinturas que componen la muestra proceden del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el Museo Goya de Zaragoza, además de múltiples colecciones privadas. La exposición estará abierta en el complejo cultural de Avilés desde este mes de junio hasta septiembre
“Uno de los aspectos que más me atrae de Goya es su vigencia. Su inspiración sigue siendo una temática que está plenamente de actualidad, porque tiene obras que no pasan con el tiempo. He querido traer a Asturias sus obras -afirma- a la vez que las de 24 artistas que se han fijado, han bebido y han reconocido esa influencia de Goya con frases que ellos mismos han dicho y con obras que directamente le han homenajeado”, asegura.
Además de su gran calidad artística, que ella reconoce que es “indudable”, destaca los retratos “casi psicológicos” que realizó a lo largo de su trayectoria: “Es muy divertido ver por ejemplo cómo a Fernando VII le detestaba porque en los retratos que le hizo siempre salió horrible. Esa valentía de decir: 'mira, te pinto como quiero' pero, por otro lado, tenía esa capacidad autocrítica y critica en su tiempo donde no hay que olvidar que, por ejemplo, en 1799 publicaron 80 obras criticando a la iglesia, a la nobleza, la educación o la prostitución. Hay que ser muy valiente estando en aquel momento la Inquisición en España”, resalta.
Los paralelismos con 'el maestro' y su influencia
María Toral recalca especialmente cómo a través del sueño de la razón, de la religión, de la desigualdad social y de las consecuencias de los conflictos bélicos, Goya fue capaz de ser crítico con su tiempo desde su particular lenguaje artístico difundiendo la realidad de la sociedad.
Para la exposición “Goya-Ni más ni menos” se han seleccionado creaciones de las cuatro series que realizó: “Los Caprichos (1799)”, “La Tauromaquia (1814-1816)”, “Los Desastres de la guerra (1810-1820)” y “Los Disparates o Proverbios (1815-1824)” que son una auténtica crónica de su época. En esta muestra que ya está abierta al público en el Centro Internacional Óscar Niemeyer, se han elegido creaciones de estas cuatro series relacionadas entre sí por un elemento común: la presencia femenina.
María Toral reconoce que la selección de las obras que se exhiben ha sido muy laboriosa, pero todo tiene un significado. Así, por ejemplo, explica que Paula Rego, que incluso tenía “Caprichos” en su estudio y en su casa, está representada por su paralelismo con la obra de Goya.
“He incluido una obra muy interesante de Paula Rego que se llama 'Guardianes' y en paralelo con una obra de Goya que se llama 'La lealtad'. El maestro titulaba todas sus obras con un ojo muy preciso, él tenía un ojo clínico. En 'La lealtad' vemos a dos personas que están atravesando algunos problemas. Hay un ser deforme al que la gente le está haciendo bullying. Claro que en época de Goya no existía esa palabra, pero es la definición de lo que está sufriendo. El hecho es que el único ser vivo que está al lado de ese pobre personaje deforme es un perro. En la obra 'Guardianes' de Paula Rego hay una mujer atravesando un río también entre monstruos y el guardián es un perro”, compara.
Toda la muestra está muy cuidada y es muy variada. Algunas obras gráficas no son grandes, pero otras son de gran formato, como por ejemplo las obras de Ignacio Zuloaga, Darío Villalba, Eduardo Arroyo, Cristóbal Toral o Amalia Avia.
En la muestra hay una obra de Ignacio Zuloaga que representa el espíritu de las majas desnudas, mientras que de Gutiérrez Solana se ha seleccionado otra donde critica la prostitución; dos temas que aborda Goya en su trayectoria como artista.
Un adelantado a su época
“Es muy llamativo que Goya fue uno de los grandes críticos del tema de la prostitución e incluso en su tiempo intentó que se legalizara. Eso sí era adelantarse. Lo suyo era modernidad y eso lo he puesto directamente en paralelo con obras de Gutiérrez Solana en las que trata ese tema de la prostitución”, corrobora la comisaria.
El maestro zaragozano también fue un artista absolutamente proto feminista que ensalzó la figura de la mujer, por ejemplo en 'Los desastres de la guerra', donde las define como inconformistas, solidarias, luchadoras y valientes.
“En la exposición he puesto en paralelo la obra sobre 'Agustina de Aragón' de Goya con una fotografía de la Guerra Civil española que realizó Robert Capa, donde aparecen unas mujeres en el frente”, comenta. Robert Capa es el seudónimo creado por el húngaro Endre Ernö Friedmann y Gerda Taro, fotógrafa y pareja de Endre, que fueron los creadores en 1947 de la Agencia Magnum recientemente galardonada con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2024.
Una visión modernista y realista
Otra obra muy realista e impactante es la imagen que Robert Capa captó de un soldado republicano muerto sobre un árbol a las afueras de Teruel que también está en paralelo con un “Desastre de la guerra”.
Un ejemplo de la visión modernista de Goya traslada igualmente a la comisaria hasta la artista Jake Chapman, que interviene obras directamente del maestro y las trae a la actualidad, a 2024.
En la selección realizada también ha entrado la influencia que la serie de “Los Caprichos” tuvo en Salvador Dalí que le dio su propia versión. Sin olvidar tampoco otras influencias o artistas que le admiraban como Juan Genovés, la fotógrafa Cindy Sherman -que representó un monstruo y aparece con un Capricho- o el pintor gaditano Cristóbal Toral, uno de los máximos referentes del realismo que tiene el grabado 'Fraile volando con equipaje', basado en la serie “Los Disparates” de Goya. Todos ellos tienen un hueco preferente en esta exposición.
Una de las características que María Toral destaca en el artista de Fuendetodos es su realismo. Cuenta como curiosidad que hizo la serie de la tauromaquia, que eran 40 grabados, con los que pensó que iba a tener un gran éxito de venta y sin embargo fue un fracaso total porque era demasiado expresivo: “Goya era tan veraz en todo lo que hacía que él que, en el fondo era un gran amante de las corridas de toros, algo que es lógico por la época en la que vivió, que sin embargo demostró finalmente que era una fiesta salvaje. En su obra hay desde perros muriendo a caballos volando y eso no gustó”.
La comisaria ha puesto el apartado dedicado a la tauromaquia en paralelo a obras de Pablo Picasso, otro gran apasionado de los toros.
“Cuando los he visto juntos a Goya y a Picasso pensé ¡qué maravilla!. A mí antes me encantaban los toros, pero ya no me gustan nada. Me parece muy duro, pero al ver junta la obra de Goya y Picasso pensé que era bonito porque una cosa es la imagen y otra cosa es verlo”, admite.
María Toral recela de que vuelva a haber un Goya: “Por supuesto que hay grandes artistas que han denunciado las injusticias, como fue durante la segunda mitad del siglo XX, hacia 1957, cuando en España surgió un movimiento pictórico y escultórico llamado Grupo El Paso, o como fueron Juan Genovés, Equipo Crónica que también están en la exposición desde una ironía genial y una genialidad increíble. Pero creo que un artista tan completo como Goya es imposible”.
En su época no era tan reconocido. Yo creo que al final es una época donde no existían como ahora los grandes medios de comunicación y la clientela en el mundo del arte, sobre todo en España, que éramos un país que tenía la Inquisición y la monarquía, no dejaba de ser la clientela, las iglesias, los nobles y la monarquía.
Pero precisamente el a través de su obra gráfica, intenta democratizar que cualquiera pueda tener un Goya, porque la obra gráfica es una forma de llegar mucho más lejos y de hecho, pues yo hasta en manos de Baudelair, “Los caprichos” es una forma más sencilla, como hizo Rembrandt o como hizo Durero en su día, de poder ampliar un poco ese mercado del arte.
“Como Goya no hay otro. Yo soy una fanática”, dice la comisaria. Una conversación con ella sobre 'el maestro' y el entusiasmo que transmite al comentar su obra lo deja muy claro.
0