Roca inestable, muy fragmentada y de baja calidad: posibles causas del argayu del Huerna, según catedráticas expertas
Sin estudiar el evento en profundidad no es fácil opinar, y tampoco les gusta. Son catedráticas de Geología y expertas en taludes y desprendimientos, a María José Domínguez y Montse Jiménez no para de sonarse el teléfono desde que ayer, en torno a las diez de la mañana, la ladera de una de las montañas que enmarcan a AP-66 se vinieran abajo, llevándose por delante los seis carriles de circulación, en ambos sentidos, y sin, por suerte, tener que lamentar más daños que los materiales.
Es difícil, según explican ambas académicas, determinar una única causa que ayude a buscar el origen de un desprendimiento de estas características, pero la calidad de la roca que puebla la cuenca carbonífera central, es una de las razones. Un tipo de roca muy pobre en estabilidad, de baja calidad y muy muy fragmentada por las incidencias derivadas también de la climatología y los vehículos que circulan por la autopista a lo largo de los años.
Al tipo de roca hay que sumar las “modificaciones” a las que fue sometida la montaña, en su momento, y como siempre sucede en este tipo de obras públicas, para construir la autopista, para poder entender un desplazamiento de tierra que se ha llevado por delante las dos calzadas que concentran el principal ramal de comunicación entre Asturias y León.
Sin aventurarse a dar plazos concretos, pues tampoco les corresponde a ellas, lo que sí remarcan estas expertas en deslizamientos de tierras es que, a partir de ahora, a los trabajos de sanemianto del talud y la recuperación de la ladera que se ha venido abajo hay que incorporar también estudios con perspectiva integral de la montaña y su entorno para poder elegir las medidas de seguridad más adecuadas.
También desde la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo, su decano, Carlos López, explica que, en este caso, se ha producido un deterioro del talud “en profundidad”, derivado de lo que determinan su compañeras, la mala calidad de la roca, pero también de la incidencia climatológica durante estos 30 ó 40 años. En estos casos, añade, se actúa cuando se empiezan a ver grietas, aunque a veces, como ahora, el estallido se produce antes.
El Ministerio de Transportes, por su parte, ha anunciado que se llevará a cabo un “bypass”, con el objetivo de recuperar la circulación por una calzada, con un carril en cada sentido, y la colocación de pantallas de protección dinámicas, que impidan que nuevos posibles desprendimientos puedan alcanzar este bypass.
Este lunes ya se ha abierto un paso en la autopista para que pueda acceder la maquinaria de conservación que comienza los trabajos de retirada del material desprendido. Según ha informado el Ministerio, especialistas en geología y geotécnia que han analizado el desprendimiento in situ, han concluído que la magnitud del deslizamiento es tal que llevará tiempo solucionar el problema.
Gratuidad del peaje
Desde Comisiones Obreras han reclamado este lunes la gratuidad del peaje del Huerna mientras duren los trabajos para la recuperación total de la circulación por la AP-66. En un comunicado, el secretario general del sindicato en Asturias, José Manuel Zapico, ha pedido también que se refuercen los servicios del AVE, dado el “considerable” daños económico que producirá el corte de esta autopista.
Inoperativa por tiempo indefinido
El desprendimiento de rocas y tierra ocurrido mantendrá inoperativa la conexión entre Asturias y León desde ese punto por tiempo indefinido. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales y la Guardia Civil consiguió evacuar, en un par de horas, a los vehículos bloqueados por el argayo, 145 turismos, 14 camiones y dos autobuses.
El suceso obligó a establecer desvíos y la circulación se desarrolla por la carretera N-630, tanto para el tráfico procedente del desvío establecido a la altura del kilómetro 86, en la localidad leonesa de La Magdalena, como del que llega desde el concejo de Lena.
El itinerario obligatorio durante el tiempo en el que se lleven a cabo los estudios pertinentes sobre la estabilidad del terreno y las posteriores labores de retirada del material concentrará el tránsito rodado en la carretera nacional y en el puerto de Pajares, donde las pronunciadas pendientes ralentizan la circulación, especialmente de vehículos pesados.
La compañía Alsa, que realiza numerosos trayectos diarios entre León y el Principado, anunció ya este domingo que los tiempos de viaje se incrementarán entre 30 y 45 minutos y que trabaja para reestructurar los horarios y adecuarlos a las nuevas circunstancias.
El desprendimiento, localizado a la altura del túnel de Entrerregueras, no provocó daños personales según lo señalaron el ministro Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, y la delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, quien compareció ante los medios de comunicación tras visitar la zona del suceso, acompañada por responsables de Aucalsa, así como de otras autoridades del Gobierno del Principado.
El director general de Aucalsa, Eduardo Arrojo, indicó que es más sencillo despejar la calzada del material caído en sentido León, puesto que recibió un volumen menor de rocas y tierras que el vial sentido Asturias y señaló que el restablecimiento de la circulación, si se puede actuar de forma inmediata en la zona, será “cuestión de días”.
La autopista AP-66 es la única alternativa a la N-630, de un carril por sentido, a su paso por el puerto de Pajares. La infraestructura, gestionada por Aucalsa, tiene 77,8 kilómetros de longitud, de los que 16,9 kilómetros son túneles. La intensidad media diaria de tráfico ronda los 8000 vehículos, de los que 1300 son pesados.
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