Gijón y Asturias siguen a vueltas con la memoria democrática y el colegio concertado de la Inmaculada, propiedad de la Compañía de Jesús ( jesuitas) en el punto de mira por el monumento franquista que exhibe su fachada principal, en homenaje a quienes la dictadura llamó los 'Héroes del Simancas'.
Tras un verano caliente con la celebración de dos homenajes fascistas en los que un grupo de personas se concentraron frente al centro escolar para proferir 'vivas' a José Antonio Primo de Rivera, cantar el 'Cara al Sol' y realizar el saludo fascista, Vox ha querido tensar más aún la cuerda este miércoles, en su habitual modus operandi, ante la, de momento, inacción del Gobierno asturiano integrado por el PSOE e Izquierda Unida-Convocatoria por Asturies.
Así el diputado ultra en el parlamento asturiano, Javier Jové, comparecía hoy ante los medios de comunicación en el mismo lugar donde se celebraron los homenajes fascistas y lo hacía de la mano de Toni Vega, portavoz asturiano de la 'Asociación Raíces', quienes se definen como “reivindicadores de la memoria y quienes han presentado una solicitud a la Consejería de Cultura para que declare Bien de Interés Cultural (BIC) el monumento a los 'Héroes del Simancas'.
Los mismos que, por ejemplo, consiguieron la protección de la 'Pirámide fascista de los Italianos', en Burgos, o que defienden la catalogación de monumentos franquistas como la cruz del Valle de Cuelgamuros o el Arco de la Victoria de Moncloa.
Procedimiento de oficio si no lo inicia la propiedad del edificio
La consejera de Cultura, Vanesa Gutiérrez, quien ostenta las competencias en la protección de monumentos, se pronunciaba al respecto en sede parlamentaria asegurando que, una vez recibida la solicitud, los técnicos se encontraban evaluándola para preparar una respuesta y negaba que se hubiese incoado, es decir, iniciado, el pertinente expediente para la declaración BIC, algo que ya de por sí hubiese supuesto la protección del monumento.
Por su parte, las competencias en Memoria Democrática residen en la Consejería que ostenta Izquierda Unida-Convocatoria por Asturies, desde donde la directora general, Begoña Collado, manifestaba a elDiario.es Asturias que iniciarán el procedimiento de oficio si no lo hacen los propietarios, siempre de acuerdo a la ley, pero con toda la fuerza que esta nos otorga frente a los nostálgicos de un régimen criminal cuyas manifestaciones sí incumplen flagrantemente la ley“.
Asimismo Collado ha indicado que actuarán “con la férrea voluntad de desmantelar un monumento que hace exaltación del franquismo, para dignificar y reparar la memoria de las víctimas del fascismo y trabajar en garantizar la no repetición”.
Durante las últimas semanas han sido varias las voces políticas que desde la izquierda han solicitado la retirada del monumento de la fachada de este colegio gijonés, como la diputada del Grupo Mixto, Covadonga Tomé, quien afeaba la inacción del Gobierno asturiano y apelaba al artículo de la Ley que recoge las actuaciones ante simbologías fascistas, o el coordinador regional de Podemos, Diego Ruiz de la Peña, para quien el respeto a la memoria democrática no es un juego de competencias políticas.
Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Gijón, gobernado por FORO y PP, la derecha frenaba una iniciativa llevada al pleno del pasado mes de agosto por Izquierda Unida y Podemos, solicitando la retirada del monumento fascista. Fueron los votos de la ultraderecha y del concejal no adscrito (antiguo edil de Vox) en el Consistorio gijonés los que lograron que esa iniciativa, también apoyada por el PSOE, no saliese adelante.
Unos días antes de este pleno, a finales de julio, eran las asociaciones memorialistas asturianas quienes, a través de este diario, exigían a los gobiernos local y autonómico la retirada de este monumento. Si bien no sabían lo que sucedería unos días más tarde, seguramente que se lo podrían imaginar.
“No hemos construido una cultura lo suficientemente antifranquista”
Desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), la primera en exhumar científicamente una fosa común del franquismo, Emilio Silva, señala la falta de voluntad política como causa principal de que monumentos, calles y reconocimientos franquistas sigan copando espacio público en las calles de todo el país Y es que después de casi 17 años desde la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica, ahora Democrática, “España sigue siendo un país de calles y monumentos franquistas”.
Silva lamenta que la ley es “floja” pues solamente menciona a las víctimas, pero no a los verdugos, cuyos nombres continúan en el anonimato. Existe un criterio político para las víctimas del terrorismo y otro bien distinto para las víctimas del franquismo, explica.
Así las cosas se ha elaborado un marco legal que “no es suficiente” para acabar con la simbología franquista en nuestro país, asegura, tanto eliminando nombres de calles, monumentos o actos de enaltecimiento que continúan celebrándose y prácticamente ninguno sancionándose, recrimina Silva.
La explicación a todo esto para este sociólogo y periodista es que “no hemos construido una cultura suficientemente antifranquista por la estructura social de este país”, y es que la mayor parte de los árboles genealógicos de quienes ocupan cargos políticos en la actualidad, acaban o comienzan, según la dirección que se tome, durante franquismo.