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Propuestas de la primera asamblea ciudadana climática de Reino Unido: prohibir la venta de todoterrenos urbanos y mejorar el transporte público

Aplicar un impuesto a quienes viajen en avión a menudo, prohibir la venta de todoterrenos urbanos (SUV), pero sobre todo, explicar a la gente qué es el cambio climático. Estas son algunas de las propuestas que un grupo de 108 ciudadanos británicos, de todas las clases y grupos sociales, considera que deben tomarse para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero tras escuchar durante seis meses a casi 50 expertos de diversos sectores.

La primera asamblea ciudadana climática del Reino Unido, que se constituyó a petición de seis comités de la Cámara de los Comunes y se formó en enero de 2020 a través de un sorteo de residentes de todas las regiones, tenía el objetivo de buscar soluciones para alcanzar el compromiso de emisiones cero para 2050. La idea era que personas de todas las opiniones y con situaciones diferentes se informaran, debatieran y, finalmente, llegaran a un acuerdo sobre qué debe hacerse.

Esta semana se ha publicado un informe con sus principales conclusiones.

“Ha sido una oportunidad para que los participantes aprendieran de los expertos”, explica por teléfono Rebecca Willis, profesora en el Centro Medioambiental de la Universidad de Lancaster y coordinadora líder de la asamblea, “pero añadiendo sus experiencias, opiniones y, a través de mesas redondas, las experiencias y opiniones de los demás”.

Entre los principios básicos generales que han consensuado, la educación y la información al público ha sido la que se ha considerado más necesaria. “Los medios de comunicación tienen que asumir su papel, y los colegios también”, ha explicado Ibrahim, un médico de la localidad de Surrey. “No se puede pedir a la alguien que cambie su calentador por uno de hidrógeno porque produce menos CO2 cuando ni siquiera sabe lo que es. Para que lo apoye primero debe conocer estos temas”.

El informe señala que otra de las grandes preocupaciones del grupo de ciudadanos era la sensación de que muchos podrían quedar excluidos en la transición. El apoyo a sectores como los ganaderos o aquellos que no pudieran permitirse las nuevas tecnologías como los coches eléctricos tuvo gran importancia en la mayor o menor popularidad de ciertas propuestas.

Marc, un técnico de calderas de Newcastle, que proviene de una familia de mineros, explicaba en un vídeo de la asamblea que uno de los principios que se establecieron era que nadie se quedara atrás. “Cuando cerraron las minas se destruyeron muchos trabajos y no había otros para reemplazarlos”, explica en un vídeo de la asamblea, “Ahora tendremos que cambiar la industria de nuevo. ¿Aprenderemos de nuestros errores?”.

“Uno de los problemas de los gobiernos es que no han implicado a los ciudadanos en el diálogo de los cambios necesarios para enfrentarse al cambio climático”, explica Willis; “eso ha dejado a la gente o bien desvinculada con este tema o abrumada con un sentimiento de impotencia ante la situación”.

Por último, una gran mayoría señaló la importancia del liderazgo del gobierno y la necesidad de que se estableciera un consenso entre partidos. “La mayoría reconoció que se trata de un problema que se producirá durante décadas”, según Chris Stark, director ejecutivo del Comité de Cambio Climático, “y que implicará a diferentes gobiernos”.

En las medidas concretas, la asamblea apoyó tanto propuestas drásticas como otras más cautelosas. Por ejemplo, el grupo de ciudadanos señala en su informe que se debe prohibir la venta de todos los vehículos de gasolina, diésel o híbridos de 10 a 15 años, desincentivar el uso del avión con tasas a los usuarios más asiduos, mejorar el trasporte público hasta abaratar las alternativas con menos emisiones o estimular una agricultura más respetuosa con la biodiversidad. Sin embargo, la mayoría rechazó las sanciones para reducir la ingesta de carne y no se mostró partidaria de tomar medidas impositivas para disminuir el consumo de bienes y servicios. En este caso, prefieren que se informe al consumidor y que cada uno decida.

“El Gobierno no puede legislar para que no se coma carne”, dijo una de las ciudadanas de la asamblea a la BBC, “pero con educación, campañas informativas y etiquetado creo que podemos cambiar nuestros hábitos; igual que hemos hecho con el tabaco”.

Para algunas organizaciones como Extintion Rebellion las conclusiones de la asamblea no son lo suficientemente ambiciosas y no se ajustan a los recortes necesarios para no sobrepasar el 1,5C de calentamiento global. Los ciudadanos consideraron que el objetivo de emisiones cero no debería adelantarse antes de 2050, algo que los activistas apuntan no se corresponde con lo que recomienda la ciencia.

Sin embargo, para los miembros del Parlamento que constituyeron la asamblea, el documento “provee una visión única del razonamiento de un público informado acerca de las renuncias y reformas necesarias para conseguir lo que se ha acordado”.

Algunos expertos han apuntado que la tarea de la asamblea era demasiado ambiciosa y que no se puede pedir a los ciudadanos que produzcan soluciones eficaces y nuevas tras estudiar durante varios fines de semana un tema tan complejo como el cambio climático. Pero, para Rebecca Willis, la información fue suficiente para tener una opinión global y ofrecer unos principios generales.

“La gran cuestión ahora”, continúa, “es cómo usará esto el Gobierno. ”Yo espero que no se quede con lo que le guste e ignore el resto. Espero que sea capaz de ver las recomendaciones como un todo. Para eso debería servir“.

Este artículo ha sido realizado por Ballena Blanca. Si quieres saber más sobre este proyecto periodístico, infórmate aquí.