En la Cumbre del Clima de Madrid se intentará crear un mercado internacional de emisiones como herramienta para contener el aumento de temperaturas del planeta. “Se parte de la idea de que ya no hay mucho tiempo para contener en 1,5 °C el aumento de la temperatura global, y que todos los países tienen que hacer algo, también los emergentes. El desarrollo económico siempre está ligado al aumento de emisiones, y eso ya no es compatible con mantener 1,5 °C”, analiza Raphaela Kotsch, investigadora de la Universidad de Zurich que participa esta semana en la cumbre explicando qué se negocia sobre este nuevo mercado. En la cumbre de Katowice (Polonia) de 2018 se dieron algunos pasos, pero no se llegó a un acuerdo.
En la actualidad existen 57 mercados de carbono en todo el mundo entre los creados y proyectados. Ahora, se trata de crear uno global que funcione más o menos como el que lanzó la Unión Europea en 2003: por un lado, se otorga un derecho de emisión (de algún modo se permite contaminar); y por otro, se incentiva la reducción de emisiones. Solo que, a diferencia del esquema europeo, el mercado internacional no fijaría un precio mínimo de compra de cada tonelada de CO2. “Es oferta y demanda”, contextualiza Kotsch.
Crear este “mecanismo” está planteado en el artículo 6 del Acuerdo de París alcanzado en diciembre de 2015, y en esta cumbre se prevé definir su estructura y condiciones. “El tratado prevé que, si no se alcanza un mercado global, entonces se recurra a otros bilaterales o multilaterales”, analiza esta investigadora, quien añade: “Algunos esperan que haya un acuerdo en Madrid, pero yo no lo veo claro”.
Para los que defienden contener el aumento de emisiones a través de este esquema, argumentan que esta es una forma de ayudar a los países menos desarrollados a obtener tecnología, acudiendo a ese mercado internacional para financiar proyectos mediante créditos que les compran países con mayores emisiones.
Tiene además otra lectura, y es que, para los países industrializados, donde se ha desarrollado más tecnología limpia, cada reducción adicional de emisiones resulta más cara que en países donde hay mucho más por hacer. “Para muchos en los países ricos sería más sencillo comprar créditos, digamos, por ejemplo en Marruecos, donde es más barato reducir una tonelada de CO, pues hay mucho más por hacer”, incide Kotsch. Sin embargo, los detractores de la medida temen dejar al mercado la reducción de emisiones de tantos países.
Esta sección en eldiario.es está realizada por Ballena Blanca. Puedes ver más sobre este proyecto periodístico aquí. aquí
Ahora que la crisis climática tiene consecuencias tangibles, nuestra labor es explicarte cuáles son los riesgos, abrir el debate sobre qué políticas públicas y prácticas cotidianas pueden paliar la crisis climática y contar las historias de los activistas que remueven conciencias.
Te necesitamos más que nunca. Hazte socio, hazte socia de eldiario.es.
Más en eldiario.es
Más en eldiario.esLa Cumbre Social por el Clima, la alternativa a la COP25 que buscará desde Madrid que el protagonismo siga en Chile
El mosquito tigre, transmisor de graves enfermedades, dobla su presencia en España en cinco años
Mujer, joven, rica, asperger... ¿Por qué molesta tanto Greta Thunberg?