La producción eléctrica renovable supera por primera vez a las energías fósiles en la Unión Europea

Marta Montojo

22 de julio de 2020 14:15 h

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Un 40% de la generación eléctrica de la Unión Europea durante la primera mitad de 2020 fue de origen renovable, lo que supone un aumento de un 11% respecto al mismo periodo del año pasado y un ahorro de un 23% de las emisiones de CO2 derivadas del sector eléctrico europeo.

Así lo pone de manifiesto el informe anual sobre el sector eléctrico europeo, que el think tank Ember elabora cada año a partir de los datos de producción de la La Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad y cuyos resultados de 2020 ha hecho públicos este miércoles.

El documento revela que, por primera vez en la historia, las renovables han superado a los combustibles fósiles en la generación eléctrica de la Unión Europea. La paralización de la actividad económica por la COVID-19, que ha reducido la demanda de electricidad en un 7%, ha sido un agravante para la ya de por sí mala situación de la que partían algunos combustibles fósiles, que en su conjunto han generado un 18% menos en 2020 si se comparan con el mismo semestre de 2019.

El análisis incide en que en España la generación con carbón ya se había desplomado (con una bajada de un 58%) antes incluso de que el país desconectase la mitad de sus centrales térmicas de carbón en junio. Portugal redujo su producción con carbón en todavía mayor medida: un 95%. 

De todos, este combustible fósil fue el que se llevó la peor parte, dicen los especialistas, porque su producción en la UE disminuyó un 32%. “De ese porcentaje, la hulla cayó un 34% y el lignito un 29% en la primera mitad de 2020 en términos interanuales”.

La caída del carbón fue tan severa que arrastró consigo al gas, cuya producción este año se contrajo un 6% en la UE.

El pinchazo del gas fue especialmente notable en España y en Italia, donde la generación eléctrica fue, respectivamente, un 20% y un 16% menor en comparación con el año pasado. “Con la baja demanda de electricidad reduciendo regularmente la generación de carbón a casi cero, la de gas —como el siguiente combustible más caro— comenzó a ver grandes caídas”, explican los autores del estudio, que señala 2019 como probablemente “el pico del gas en el sector de la energía, frustrando cualquier esperanza de resurgimiento de la industria del gas a medida que las unidades de carbón se cierran”.

Este declive fósil hizo que el sector eléctrico europeo se ahorrara emitir 76 millones de toneladas de CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero culpables de la crisis climática.

Sol y viento

A medida que la producción eléctrica con carbón y gas se ha desinflado, la de sol y viento ha ido ganando más parte de la tarta.

Desde 2016, el carbón europeo ha perdido la mitad de su cuota de mercado hasta suponer apenas el 12% de la producción eléctrica de la UE. En paralelo, la energía solar y la eólica casi han duplicado su cuota de mercado en el mismo periodo: desde el 13% que tenían en 2016 hasta el 21% y 22% que aportaron en 2020.

Ambas fuentes de energía renovable han cogido fuerza este año, con aumentos del 16% en el caso de la solar y el 11% en el de la eólica, y con cuotas de mercado “sin precedentes” durante la pandemia.

La crecida de las renovables (un 11% más que en 2019) se debió, fundamentalmente, a la mayor instalación de aerogeneradores y plantas fotovoltaicas, y a las condiciones meteorológicas que las han favorecido: tiempo soleado y un febrero con viento en buena parte de Europa, resume el informe. Además, una temporada mojada sobre todo en las regiones nórdica e ibérica ha impulsado la generación hidroeléctrica.

Sólo la eólica y la fotovoltaica representaron el 22% de la generación eléctrica de la primera mitad de 2020, sin que hubiera una sola interrupción de suministro reportada durante el invierno, precisan los especialistas.

La hidroeléctrica, por su parte, fue responsable del 13% de la electricidad europea en 2020, mientras que la biomasa supuso un 6%. Sin embargo, respecto a esta última fuente de electricidad el documento matiza que sus beneficios climáticos no se pueden equiparar a los del sol y el viento, en tanto que un 15% de su generación proviene de la quema de masa forestal para reemplazar el carbón en las centrales.