Un informe clave en Reino Unido concluye que es viable alcanzar una economía cero emisiones en 2050
Reino Unido podría ser la primera gran economía europea en eliminar por completo las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. El Comité para el Cambio Climático, un organismo asesor gubernamental independiente y muy influyente, ha publicado este jueves un esperado informe en el que recomienda de forma contundente conducir la economía británica hacia cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050. Esto significa que las escasas emisiones que se generen a partir de esa fecha sean absorbidas por la naturaleza.
El documento, solicitado por el propio Ejecutivo, concluye que “debería legislarse lo más pronto posible para alcanzar un objetivo del 100% de reducción de gases de efecto invernadero respecto a 1990 y abarcar todos los sectores de la economía, incluyendo la aviación y el transporte marítimo”.
De aprobarse, como prevén los observadores y analistas, “Reino Unido se convertiría en el primero de los grandes países industrializados en adoptar un objetivo de cero emisiones, en línea con el Acuerdo de París”, explica desde Londres Richard Black, director de Energía en la organización no gubernamental Energy and Climate Intelligence Unit, dedicada a investigar y asesorar sobre transición energética.
Suecia, Dinamarca y Noruega ya han convertido este objetivo en obligatorio por ley, “pero son países muy pequeños”, concluye Black. Si Reino Unido da el paso, demostraría que es posible transformar por completo la economía de un país con mucha más población. El objetivo está en la misma línea que el planteado por la Comisión Europea y que otros países como España. La recomendación llega en un momento de especial atención al problema del cambio climático en Reino Unido, justo un día después de que el Parlamento haya declarado “una emergencia climática”, y de las más de 1.000 detenciones por las protestas sobre el clima.
“Alcanzar cero emisiones de gases de efecto invernadero requiere cambios en toda la economía; estos cambios no tienen precedentes en su conjunto, pero Reino Unido ya ha conseguido con éxito transformaciones a gran escala, como el cambio a digital de la radio y la televisión”, matiza el documento. Los autores del informe remachan que la tecnología ya está lista para dar ese paso.
Estamos hablando, como recomienda el documento, del fin de los coches de combustión y su cambio por vehículos eléctricos, incrementar la eficiencia energética para reducir la demanda de energía, dejar de calentar las casas con gas y hacerlo con electricidad, desarrollar la tecnología de hidrógeno o plantar árboles de forma masiva para absorber más CO; pero también significa cambios sociales profundos, como reducir el consumo de carne y de azúcar y llevar una vida mucho más saludable, que incluya caminar y montar más en bici como medios de transporte alternativos al coche privado.
En el informe se calcula que el coste de un cambio de esta dimensión estaría entre el 1% y el 2% del PIB, una cantidad “perfectamente alcanzable”, matiza el documento, que incide en que la inversión total en la economía británica ha variado entre el 15% al 24% del Producto Interior Bruto entre los años 1990 y 2017. “Nuestros escenarios implican una inversión extra del 1% en 2050”.
El documento plantea ese año por ser la fecha más realista para dar semejante vuelco. “Ahora tiene sentido económicamente hablando por la reducción de costes; se podría hacer más rápidamente, pero resultaría mucho más caro”, incide Richard Black.
Una de las grandes novedades de la recomendación del comité respecto a otros países que ya han dado el paso de hacer desaparecer las emisiones es que incluye la aviación y el transporte marítimo, las dos únicas industrias a las que ningún tratado internacional obliga a reducir su impacto ambiental. Pero también ponen de relieve el enorme reto de llevar a cero la emisión de todos los gases de efecto invernadero cuando aún no existen tecnologías alternativas a gran escala para mover aviones ni barcos. “Compañías de transporte marítimo como Maersk ya se han comprometido a cero emisiones en 2050 con combustibles como el amoniaco; con los aviones es más complicado, en vuelos cortos se puede hacer en eléctrico pero no para largas distancias”, matiza Black.
Para los casos de aquellos sectores en los que la transformación sea más complicada, el comité prevé emisiones negativas, es decir, que la naturaleza pueda absorber la misma cantidad de emisiones producidas por la economía. Ahora bien, el documento plantea que tener un objetivo de reducción de emisiones no quiere decir gran cosa en sí mismo si no se desarrollan políticas que lo hagan posible. “Reino Unido ha conseguido reducir emisiones con mucho éxito en los últimos años, pero ha sido sobre todo en la electricidad y los residuos; en otros sectores como el transporte está resultando mucho más complicado”, concluye Black.
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