Este jueves Bilbao dará un nuevo paso en la ardua tarea de conciliar el derecho al descanso de sus ciudadanos con el ocio nocturno. Por un lado, las reivindicaciones vecinales que exigen un mayor control del ruido, de la limpieza urbana y la seguridad en las zonas con mayor densidad de locales. Por el otro, la preocupación por un negocio hostelero en claro declive en el centro de la ciudad debido a la crisis y de quienes ven la villa cada vez más cerca de convertirse en una ciudad dormitorio. En medio de este conflicto, el consistorio prohibirá la apertura de nuevos locales del grupo 3, pubs y discotecas, en los bajos de edificios de viviendas. Oposición y vecinos se muestran escépticos sobre la medida.
Si bien la nueva ordenanza de hostelería no prohíbe por completo la apertura de nuevos pubs en la ciudad, a la hora de la verdad, al reducirlo únicamente a edificios no residenciales, sí que lo limita mucho. Salvo contados locales de la Gran Vía, cuyos precios resultarían prohibitivos para un local de ocio, las opciones se quedarían en los barrios más alejados del centro, como Bolueta o Rekalde. Alfonso Gil, portavoz del PSE en el Ayuntamiento alerta sobre los posibles efectos secundarios de este cambio. “Corremos el riesgo de desertizar el centro de la ciudad, de no dar alternativas de ocio cercanas a nuestros jóvenes y de obligarles a coger el coche para divertirse los fines de semana”, advierte.
Desde su punto de vista, la medida es “inefectiva” a la hora atajar “el verdadero problema” del ocio nocturno en Bilbao: la aglomeración de locales en zonas concretas como el Casco Viejo o Mazarredo. La modificación de la ordenanza hace referencia a nuevos establecimientos y no dice nada sobre los que actualmente están funcionando.
Gil cree que “el primer elemento a preservar es el derecho al descanso”, pero defiende que se abra la normativa al máximo de tal forma que la actual concentración de locales en zonas concretas se pueda repartir de manera más uniforme por toda la ciudad. “Tenemos que pensar en el Bilbao que queremos en un futuro y con esta ordenanza los barrios corren peligro de quedarse completamente desérticos”, añade.
En su opinión, la mejor forma de conciliar el derecho al descanso y el ocio es velar por el seguimiento de las normas actuales. “Lo que se incumple no es la ordenanza de hostelería, sino la de espacio público o la de medio ambiente”, apunta el portavoz socialista. Una idea con la que coinciden plenamente los vecinos de Bilbao. “La experiencia que tenemos hasta ahora es que el Ayuntamiento no obliga a cumplir estas ordenanzas”, critica Javier Rodríguez, presidente de la asociación de vecinos del Casco Viejo, Bihotzean, y miembro de la junta directiva de la federación de asociaciones de vecinos de Bilbao.
Aunque hayan apoyado esta modificación, su decisión se ha debido a que no ven otra alternativa y no a que estén realmente a favor de la misma. “A nosotros no nos importa que se abran nuevos pubs y discotecas, siempre y cuando el Ayuntamiento nos garantice que no van a generar molestias a los vecinos”, explica. “A día de hoy la gente ve que eso es imposible por lo que no nos ha quedado más remedio que apoyarla”, continúa.
Rodríguez vive en una de esas zonas densamente pobladas de locales nocturnos, sufre habitualmente las molestias que generan a los vecinos y no ve que este cambio en la ordenanza pueda atajarlas. “Incluso los establecimientos con licencias de grupo 1, los bares, incumplen de forma reiterada los horarios y normativas de ruido sin que nadie los controle”, denuncia. Las reivindicaciones vecinales piden la implicación del consistorio y de los hosteleros para preservar su derecho al descanso y para impedir la proliferación de suciedad y conflictos en torno a bares, pubs y discotecas. Además, también piden una nueva ordenanza que solucione el problema de saturación de establecimientos en ciertas zonas. “Aunque parezca que estamos votando a favor, realmente no aprobamos la gestión del Ayuntamiento en esta área”, advierte, el presidente de Bihotzean.