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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Me voy a hacer un rosario con tus dientes de marfil

13 de abril de 2024 23:10 h

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Se acordarán nuestros sufridos lectores del bombo y boato que dieron nuestros amigos a la visita de Pedro Sánchez a Cuelgamuros el jueves de la semana pasada. Era un aperitivo. Lo bueno ha venido esta semana. Vamos en largo para que vean la potencia de las operaciones conjuntas de los ejércitos del lado oscuro. A ello.

Abc, Juan Manuel de Prada: “¿Quién puede profanar tumbas? Una profanación que la visita del doctor Sánchez convierte, además, en exhibicionismo macabro y dolorosamente burlón que los pucheritos hipócritamente compungidos tornan aún más repulsivo. Impresiona que se pueda exhibir ante las cámaras esta profanación sórdida”. Isabel San Sebastián: “Desmemoria, indignidad, injusticia. Las víctimas de ETA no le dan votos y por tanto no interesan a Sánchez, el aprendiz de forense de Cuelgamuros”. El Mundo, Andrés Trapiello: “Y en cuanto llegó se hizo, disfrazado de forense, unas fotos y circuló un vídeo siniestro, obsceno, repugnante (…) La escena resultaba macabra, los facultativos pegados a la pared, de pie, fantasmales, sin atreverse a despegar los labios, con fosca seriedad, como los huesos ordenados, vivos y muertos aterrados ante nuestro pequeño Ceaucescu (que además ya tiene su madame Ceaucescu)”. David Mejía: “La solemnidad con que Pedro Sánchez observaba los restos de cadáveres exhumados contrasta con mi sospecha de que el presidente no aprobaría un test básico sobre la guerra civil española. No se le conoce una sola idea refinada sobre los gobiernos de la Segunda República, el golpe del 36, las etapas de la Guerra o las distintas fases de la dictadura”. La Razón, Pedro Narváez: “Memoria democrática: escupirán sobre las tumbas. Eso no es memoria sino una fría estrategia para provocar resentimiento. Unos hombres con mono blanco frente a un osario. Sentí náuseas, que son tan libres como el miedo”. Vicente Vallés: “Contra Franco vivíamos mejor. El Gobierno y sus socios perseveran en recuperar el viejo lema de los ultras: ‘Franco, presente’’. El Confidencial, Antonio Casado: ”El 'selfie' de Sánchez con los muertos de la guerra civil. El presidente vuelve a su antifranquismo militante contra la derechona para frenar la marcha declinante del PSOE (…) En cambio, lo de ETA, si eso, que espere sentado alguna iniciativa similar en ‘política de gestos’“.

Esto no ha hecho más que empezar. Segunda ola de la fiel infantería. Libertad Digital, Federico Jiménez Losantos: “Sánchez acabará bailando con la momia de Franco, como el loco de la Semana Trágica. A este Doctor Muerte de la democracia española ya sólo le falta sacar del cementerio a la momia de Franco y bailar con ella bajo el balcón de Ayuso”. Itxu Díaz: “Sánchez celebra su particular Halloween. Primero ha estado compartiendo dátiles y sonrisas con Mohamed bin Salmán, tal vez buscando asesoramiento sobre cómo descuartizar periodistas con una motosierra (…) Al término de tan fructífera cumbre, ha volado a España, se ha vestido de carnicero, ha puesto su mejor cara de afligido y se ha dado un baño de calaveras en el Valle de los Caídos. Supongo que, por seguir con el rollo, terminó la farra con unos bloody marys en el bar del tanatorio de la M-40”; editorial del mismo medio: “La profanación de los restos óseos en el Valle de los Caídos para mayor gloria de Pedro Sánchez muestra un inalcanzable nivel de degradación política y moral. Esas tenebrosas imágenes, el grotesco montaje con forenses trasladados para la ocasión y los cráneos, clavículas y fémures expuestos sin recato alguno suponen una indecencia mayúscula, una ofensa sin precedentes y un grave atentado contra la reconciliación nacional”. Alberto Javier Tapia Hermida: “El espectáculo sepulcral que nos brindó Pedrígula la pasada semana tuvo dos finalidades infames: desviar la atención de la red de corrupción ‘familiar’ y avivar la agenda cainita”.

Ahora, la tercera. OKdiario, Vicente Gil: “Imaginen hasta dónde estará de corrupción el gobierno de Sánchez que, en su desesperación, el felón de La Moncloa tuvo que montarse el numerito de los huesos en el Valle de los Caídos para intentar desviar la atención (…) visitó los restos de personas asesinadas, entre otros, por el PSOE, que, en aquellos años, era especialista en la tortura, el tiro en la nuca, la violación de monjas, la profanación de tumbas (como ahora), la quema de conventos con curas dentro, las chekas, las sacas y las zanjas. Eso fue lo que llevó a España a la guerra civil”. Fran Carrillo: “¿Que se negocia una amnistía ilegal, inmoral e inconstitucional con la extrema derecha independentista? Al Valle de los Caídos, a resucitar al Generalísimo. Siempre que Sánchez visita a Franco lo hace con el orgullo de ver a un primus inter pares, un igual, uno de los suyos al que acude para pedirle consejo, honrando su memoria y proceder”. Jimmy Giménez-Arnau, que tanto sabe de Francisco Franco Bahamonde tras su boda con la nieta del dictador: “La improvisada excursión al Valle de los Caídos para resucitar a las víctimas del franquismo en la Guerra civil fue otro error calculado de los que comete a diario este cínico (…) Sólo pretendía ocultar sus tropelías en la trama Koldo & Cía. Al ser un depravado de marca mayor sacrificó a su dama, sin temblarle el pulso, cuando él era el único culpable”. La Gaceta, Carmen Álvarez Vela: “La truculenta foto de Pedro Sánchez en el Valle de los Caídos (…) sugiere todo lo que la norma pretende: oscuridad, silencio, impostura, mentira, miedo, venganza y amenaza; con el presidente del Gobierno del Reino de España travestido del carnicero emocional que es. El Jack el Destripador de la sociedad española, feliz de trocearla, cuanto más mejor, para poder utilizar sus pedazos a su conveniencia y disfrute”.

No se lo van a creer, pero todavía hay una cuarta fila de aguerridos guerreros. El Debate, Alfonso Ussía: “Acompañado de los directivos de una fábrica de lavadoras y con el mono blanco correspondiente a jefe de ventas de las mismas, Sánchez ha visitado un almacén de huesos humanos en las catacumbas del Valle de los Caídos. No le interesan nada”. Antonio R. Naranjo: “Sánchez sigue firmemente decidido a recrear la España de los años 30, incendiada por tipos como él. La imagen de Sánchez entrando en el Valle de los Caídos, disfrazado de pocero y con aires de De Gaulle liberando París de los nazis, tiene un punto cómico evidente (…) hay que tener unas dosis elevadas de insensibilidad, ignorancia y arrogancia para personarse entre restos humanos acompañado de forenses para la ocasión, como si su mera presencia fuera a revivirlos”; editorial: “Obligar a abrir una cripta con restos humanos o reiterar el deseo de expulsar de su templo a humildes monjes benedictinos demuestra la falta de límites morales, humanos y políticos de un personaje que, en el viaje de asentarse él mismo, está dispuesto a agitar los dramas del pasado para repetirlos, al menos en términos retóricos”. Luis Felipe Utrera-Molina. Sí, efectivamente, hijo de Utrera-Molina y abogado de los siete nietos de Franco: “¡Dejad en paz a los muertos! El Gobierno presidido por Pedro Sánchez se ha empeñado en convertir lo que durante los últimos 70 años ha sido un lugar de paz y reconciliación en una macabra plataforma para reabrir heridas cerradas”. Hermann Tertsch: “La maquinaria de propaganda puesta en marcha para la visita al Valle de los Caídos que ofrecía de fuente única oficial las imágenes de Sánchez y compañía avanzando por la basílica y los túneles como conquistadores y dueños deja claro el lenguaje bélico”. Juan Carlos Girauta: “Es el jefe de los socialistas usando a los muertos de una guerra que su partido deseó y desató con su golpe del 34, su amaño de las elecciones de febrero del 36, sus atentados y violencias sistemáticos entre febrero y julio, su asesinato del líder de la oposición monárquica. Lo de Sánchez es repugnante. Y perverso, pues sustituye la política legítima por una provocación incesante y creciente”.

No se desanimen. La quinta. Vozpópuli, Irene González: “Nunca se pudo apreciar de mejor forma la pequeñez de Pedro Sánchez como cuando caminó en la enormidad sobrecogedora de la Basílica del Valle de los Caídos, rumbo a una necrófila sesión de fotos”. Ignacio Ruiz-Jarabo: “Cuesta imaginar qué sería de Sánchez sin la existencia de Franco, del franquismo, del Valle de los Caídos y del resto de los signos característicos de la dictadura que estuvo presente en España durante casi cuatro décadas. Si no hubieran existido ni el dictador ni su dictadura ni todo lo que le rodeaba ¿Cómo iniciaría Sánchez las campañas electorales? ¿A qué ficticias amenazas recurriría entonces para intentar amedrentar a la sociedad española inventándose riesgos para nuestro futuro?”.

Y dejo para el final de este bloque una cita que seguro les interesará. También en The Objective, Fernando Savater: “Sé muy bien lo que yo sentí cuando vi al gran farsante, disfrazado de forense, ante el pulcro osario de Cuelgamuros, como repasando las teclas de un piano fúnebre: asco y vergüenza ajena. No diré que también odio, porque eso está muy feo y además tiene multa, pero me niego a creer que detestar a Sánchez sea delito, más bien lo considero una obligación moral. Delito debería ser apoyarlo, justificarle o escribir editoriales laudatorios”.

Les propongo que sigamos con una breve referencia a las cincuenta, cien, mil citas de nuestros amigos a Begoña Gómez, la esposa del presidente Pedro Sánchez. Breve, para que caten la toxina, sólo con la punta de la lengua. De graves a ridículos.

El Debate, Gabriel Albiac: “Tragicomedia de Lady Gómez. Los héroes caídos no pasean ya siquiera por el valleinclanesco callejón del gato. Visitan sus cuentas suizas”; mismo diario, repite Girauta: “Los Ceaucescu: autocracia y vanidad. Ahora que Begoña ha resuelto las necesidades financieras de sus clientes, socios y amigos, es momento de que, como hizo Nicolae con Elena, Pedro la ponga de vicepresidenta”. OKdiario, Fran Carrillo: “Los Kirchner de la Moncloa, ocupas a tiempo parcial (…) caerán tarde o temprano. Pero no devolverán lo robado, ni pagarán por sus presuntos delitos de tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, control y manejo de las instituciones de forma inmoral, malversación de caudales públicos y revelación de información privada para beneficio personal”. ¿Chascarrillos? También, que en la guerra vale todo. Vozpópuli, Miquel Giménez: “Sánchez, entre Begoña y la pared. El cúmulo de escándalos es tal que, tan solo por uno, cualquier gobierno habría tenido que convocar elecciones”. Okdiario: “La web de Begoña Gómez es la apoteosis de la ilegalidad”. Libertad Digital: “¿Qué sabe Marruecos sobre Begoña Gómez?”. O El Debate: “La estrategia de Begoña Gómez para ocultar su despilfarro en ropa”.

Y ya. Un poquito de Israel. Libertad Digital, editorial: “La izquierda española, una vez más, se ha distinguido especialmente en sus ataques rastreros al Estado de Israel. Sánchez, cuya judeofobia quedó ya de manifiesto en su primera visita a Israel y Gaza, es el presidente de un país occidental más radical en sus ataques a Israel por este hecho desgraciado. Su posición en este asunto, más propia de un líder ultraizquierdista que del primer ministro de un país democrático, contribuirá sin duda a agravar la imagen internacional de España, en alarmante deterioro desde que llegó al poder aupado por sus socios comunistas, tan judeófobos como él”.

Castigados al rincón de los furibundos e incluso algo repugnantes. Alfonso Ussía, El Debate, ahora con Yolanda Díaz: “Garamendi [presidente de la CEOE] desayunó mientras era toqueteado, palpado, hurgado, acariciado, magreado y frotado por un pulpo escapado de las peceras de Pescaderías Coruñesas. Y Garamendi soportó con gran dignidad la invasión táctil de su cuerpo. Yolanda Díaz, además de hueca y resentida, es lo más parecido a un octópodo, a un molusco cefalópodo dibranquial”. Y para qué andarnos con tonterías. Eduardo Coca Vita, en el mismo diario: “Pedro Sánchez, una mala persona. PS es, en mi opinión, la suma de una mente trastornada y la malicia acumulada en el desarrollo de una voluntad egocéntrica que, sin freno ni escrúpulo, arrodilla a un país para saciar personalismos”.

Un pedacito mínimo de estiércol de un personaje también muy pequeñito. La Gaceta, Toni Cantó, el auténtico, el genuino: “Los americanos suelen preguntarse si comprarían un coche de segunda mano al candidato a las elecciones. ¿Usted dejaría a sus hijos al cuidado de Oltra?”

Final no ya presto, sino prestissimo. El Debate, Ramón Pérez-Maura:

“El periodismo español está enfermo. Nuestra profesión ha demostrado una degradación brutal en los últimos años. Quienes tenemos unos cuantos quinquenios encima sabemos que esto no era así hace unos lustros. Pero algunos medios ahora actúan de forma absolutamente partidista mientras se siguen proclamando objetivos, independientes...”. Y, por fin, Libertad Digital, Pilar Díez: “¿Cómo ha podido caer tan bajo [El País] y convertirse en un folletín lameculos del régimen sanchista? (…) Siempre le quedarán la banda de arrastrados que hoy inundan El País, la SER, El diario.es, la Sexta y otros varios”.

Desde esta modestísima sección en este medio de tristes arrastrados, un cariñoso saludo para don Ramón, cuánta razón tiene usted, señor mío, y para doña Pilar, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo.

Se acordarán nuestros sufridos lectores del bombo y boato que dieron nuestros amigos a la visita de Pedro Sánchez a Cuelgamuros el jueves de la semana pasada. Era un aperitivo. Lo bueno ha venido esta semana. Vamos en largo para que vean la potencia de las operaciones conjuntas de los ejércitos del lado oscuro. A ello.

Abc, Juan Manuel de Prada: “¿Quién puede profanar tumbas? Una profanación que la visita del doctor Sánchez convierte, además, en exhibicionismo macabro y dolorosamente burlón que los pucheritos hipócritamente compungidos tornan aún más repulsivo. Impresiona que se pueda exhibir ante las cámaras esta profanación sórdida”. Isabel San Sebastián: “Desmemoria, indignidad, injusticia. Las víctimas de ETA no le dan votos y por tanto no interesan a Sánchez, el aprendiz de forense de Cuelgamuros”. El Mundo, Andrés Trapiello: “Y en cuanto llegó se hizo, disfrazado de forense, unas fotos y circuló un vídeo siniestro, obsceno, repugnante (…) La escena resultaba macabra, los facultativos pegados a la pared, de pie, fantasmales, sin atreverse a despegar los labios, con fosca seriedad, como los huesos ordenados, vivos y muertos aterrados ante nuestro pequeño Ceaucescu (que además ya tiene su madame Ceaucescu)”. David Mejía: “La solemnidad con que Pedro Sánchez observaba los restos de cadáveres exhumados contrasta con mi sospecha de que el presidente no aprobaría un test básico sobre la guerra civil española. No se le conoce una sola idea refinada sobre los gobiernos de la Segunda República, el golpe del 36, las etapas de la Guerra o las distintas fases de la dictadura”. La Razón, Pedro Narváez: “Memoria democrática: escupirán sobre las tumbas. Eso no es memoria sino una fría estrategia para provocar resentimiento. Unos hombres con mono blanco frente a un osario. Sentí náuseas, que son tan libres como el miedo”. Vicente Vallés: “Contra Franco vivíamos mejor. El Gobierno y sus socios perseveran en recuperar el viejo lema de los ultras: ‘Franco, presente’’. El Confidencial, Antonio Casado: ”El 'selfie' de Sánchez con los muertos de la guerra civil. El presidente vuelve a su antifranquismo militante contra la derechona para frenar la marcha declinante del PSOE (…) En cambio, lo de ETA, si eso, que espere sentado alguna iniciativa similar en ‘política de gestos’“.