La Federación de Fútbol de EEUU y la selección femenina del país norteamericano han llegado este martes a un acuerdo para equiparar los sueldos con los de los jugadores masculinos, tras pelear por esta conquista en los tribunales durante años, según informa el New York Times. Una de las caras más visibles de la reivindicación, la jugadora Megan Rapinoe, se ha felicitado ya por el acuerdo: “Cuando nosotras ganamos, ¡gana todo el mundo!”.
Lo más destacado de este acuerdo es la promesa de la Federación de igualar el salario entre los equipos nacionales masculinos y femeninos en las competiciones, que ahora depende de que la Federación y el sindicato de jugadoras del equipo femenino ratifiquen un nuevo contrato. Además, el pacto comprende un pago de 24 millones de dólares para repartir entre las futbolistas. El grupo de atletas incluye tanto a jugadoras actuales, como Rapinoe y Alex Morgan, como a anteriores del equipo nacional femenino.
“No ha sido fácil llegar a este día. La selección femenina ha conseguido un logro sin precedentes en la igualdad salarial para ellas mismas y para las futuras atletas. Reconocemos el legado de las anteriores jugadoras que ayudaron a que este día sea posible, así como de las mujeres y las chicas que seguirán. Les dedicamos este momento”, han expresado la Federación y la selección nacional en un comunicado conjunto.
Cuando este proceso finalice, se resolverán todas las demandas pendientes del proceso judicial por discriminación de género iniciado por las jugadoras en 2019. Tal y como recoge el NYT, en 2020 un juez federal había desestimado los argumentos de igualdad salarial aportados por las jugadoras, lo que los dejó casi sin efecto legal y planteaba la duda de si la apelación iba a tener éxito.
A cambio de esta decisión, las jugadoras han acordado liberar a la Federación del resto de peticiones de la demanda por discriminación. Ahora, la Federación busca llegar a un convenio colectivo único con los equipos femenino y masculino. Los pagos establecidos por la FIFA en millones de dólares están en el centro de la brecha salarial, al ser sustancialmente superiores en el caso de la Copa del Mundo masculina que en el caso de la femenina, por lo que el equipo masculino tendría que compartir o ceder este dinero.