“Ahora que sé que te tengo cerca me siento mucho más segura”. Con estas palabras Carmen le abría la puerta de su casa a una de nuestras colaboradoras en el programa JUNTOS Paseamos, una acción solidaria para pasear a los perros de las personas vulnerables que, como Carmen, no podían salir de sus hogares y sin nadie cercano que pueda hacerlo por ellos.
Durante las semanas de confinamiento surgieron rápidamente muchas acciones solidarias enfocadas a ayudar a los colectivos más vulnerables como es especialmente la gente mayor.
Grupos de voluntarios en casi todos los municipios del país se organizaban para ir a comprarles al supermercado, recogerles las medicinas de la farmacia e incluso ayudarles a gestionar diversas averías que pudieran tener. Pero aquí faltaba algo, faltaba acordarse de que muchos de ellos vivían solos con la única compañía de su animal.
Gatos y perros han representado para miles de personas su única fuente de cariño, estabilidad y tranquilidad durante todas estas semanas donde el contacto social se cortó de cuajo mientras el pánico se apoderó de muchos.
Es fácil ponerse en la piel de una persona sola, viviendo en sus carnes la verdadera pandemia de nuestro tiempo, la soledad no deseada. Muchos de nuestros mayores viven con la compañía que les proporciona sus animales, que en ocasiones son su única familia. Muchos de ellos, sobretodo los que conviven con perros, sentían, como luego descubrimos, que estaban fallando a su fiel amigo por no poder mantener la rutina y atenderles como es debido.
Desde Projecte LOLA nos percatamos de que faltaba un proyecto que se uniera a todas las intervenciones solidarias que se llevaban a cabo de forma oficial y que consistiera en dar un apoyo a las personas mayores que tenían perro al que nadie estaba paseando.
Así nació JUNTOS Paseamos, un sencilla acción que consiste en pasear los perros de las personas que no podían salir de casa. Porque los animales también son importantes y muy merecedores de recibir atención y cuidados. Pero iba mucho más allá. No solo se ayuda al animal sino también a su propietario, ya que nos permitía con el contacto diario saber si esa persona se encontraba bien y si requería algún nuevo apoyo. Así, el voluntario se convirtió en el conector físico con el mundo real para esa persona.
Un proyecto pequeño que nació para dar una respuesta en los municipios donde residimos las integrantes de Projecte LOLA pero que debido a la importante repercusión que tuvo en los medios de comunicación se tuvo que reorganizar.
Fue Marina Vall Llosada, una de las mejores abogadas especialista en derecho animal a nivel estatal, la encargada de toda la parte legal, y es que un aluvión de personas en toda Catalunya nos pedían implementar estos paseos en sus municipios. Ahora ya sí JUNTOS se abría al mundo. Solo necesitaba un consistorio que se adhiera de forma gratuita, gente con perro que necesitara el servicio y voluntarios. A partir de ahí, ¡a volar solo!
Pero JUNTOS ha sido únicamente el inicio de algo mucho más grande. No solo existe un segmento de gente mayor que vive sola y sin apoyo para sus animales en caso que algo les pase a ellos. Si yo sufro algún revés, ¿quién se hará cargo de mis animales? Esa es la pregunta angustiosa que las familias responsables nos hacemos en numerosas ocasiones.
En esta vida inestable e imprevisible donde en cualquier momento algo puede suceder hay que estar preparado para ello: un accidente, una enfermedad, una muerte súbita…. ¿Tenemos un cuidador secundario que podrá encargarse de nuestros animales mientras nosotros nos recuperamos, o les condenamos a la buena voluntad de servicios sociales?
La respuesta hay que tenerla ya y no esperar al último momento, cuando llegue la necesidad. ¿Cuántos de los que estáis leyendo estas líneas lo tenéis solucionado? Las entidades preocupadas por una sociedad donde se incluya también la protección de los animales debemos trabajar para poder ofrecer soluciones.
Mayores que mueren o entran en residencias pero nadie en su familia quiere o puede encargarse de sus animales, mujeres víctimas de violencia machista que se resisten a abandonar su casa por miedo a lo que el maltratador pueda hacer a sus animales como castigo, personas que se niegan a un ingreso hospitalario porque en casa hay vidas que dependen de ellas, gente sin hogar que prefiere dormir en la calle antes que separarse de su fiel amigo para entrar en un albergue…. la lista es larga, pero el problema es el mismo.
La administración pública, que no sus técnicos que imploran soluciones a los dramas que viven diariamente, ofrece escasos recursos a esas necesidades de la personas con animales a su cargo. Todavía, oficialmente, esa necesidad no se considera importante.
Por ello, Projecte LOLA desde su apartado social se esfuerza cada día en ofrecer soluciones a los animales de las personas que de forma puntual no pueden hacerse cargo de ellos y ayudarles así a que su recuperación sea más rápida y tranquila. Y lo hacemos muchas veces sumando esfuerzos con otras entidades, como VioPet. Estamos convencidas que una sociedad avanzada también es animalista y ahí es donde queremos llegar, ¿Te unes?